Deterioro cognitivo y envejecimiento saludable

Importancia de actuar sobre los factores modificables del deterioro cognitivo

Ante el aumento de la esperanza de vida y del avance de las tecnologías, cada vez cobra mayor importancia no solo vivir más, sino vivir mejor. Por ello, apostar por un estilo de vida que permita conseguir un envejecimiento saludable es de creciente interés.

Las contribuciones a la prevención de la demencia deben comenzar temprano, en la infancia, desde la educación obligatoria, y continuar durante toda la vida. Por esta razón, estas acciones requieren tanto de programas de salud pública como de intervenciones personalizadas. Igualmente, las políticas sanitarias deben focalizarse en los grupos de alto riesgo, los más mayores, para aumentar la actividad social, cognitiva, física y la salud vascular.

Así, en el blog de hoy analizamos factores potencialmente protectores asociados al deterioro cognitivo (DC) y la demencia.

¿Qué podemos hacer para promover un envejecimiento saludable?

Factores de riesgo modificables para prevenir la demencia
Figura 1. Factores de riesgo modificables para prevenir la demencia. Informe 2020 de la Comisión Lancet

Recientemente, la Comisión Lancet sobre prevención, intervención y atención de la demencia, publica nuevos factores de riesgo modificables, de los que ya hemos hablado anteriormente.

Se estima que evitar estos 12 factores podría ayudar a prevenir o retrasar hasta un 40% las demencias.

Del mismo modo, el grupo de investigación de la Cátedra DeCo ha publicado también posibles factores protectores asociados al DC, a los que ha añadido el conocimiento del propio paciente sobre la enfermedad, el consumo de ciertos fármacos y el uso de internet y de las nuevas tecnologías, como veremos más adelante.

Prevenir la demencia: nunca es demasiado pronto, ni demasiado tarde

Proporcionar a todos los niños educación primaria y secundaria, reducir los factores de riesgo neuropatológicos o aumentar la reserva cognitiva son algunos de los puntos clave que señalan los expertos a la hora de reducir la probabilidad de padecer demencia.

Así, existen ciertas acciones específicas que destacan a la hora de prevenir la demencia a lo largo de la vida:

Modificación del estilo de vida: clave para un envejecimiento saludable

La reserva cognitiva puede retrasar el deterioro cognitivo relacionado con la edad mediante la optimización del cerebro frente a los daños cerebrales. Pese a que la reserva cognitiva se construye fundamentalmente a partir de los años de escolarización y de la inteligencia del propio individuo a lo largo de la vida, existen diversos factores que nos pueden ayudar a promoverla:

Ocupación

Las personas que dedican su vida a actividades intelectuales tienen menor probabilidad de desarrollar DC que las personas que dedican su vida a actividades más manuales.

Mantenerse ocupado

Importancia de las relaciones sociales y entrenamiento cognitivo en ancianos

La jubilación es una etapa de la vida en la que dejamos de trabajar y, por ende, tenemos más tiempo libre. Así, aprovechar este momento para realizar actividades sociales y de ocio que nos mantengan ocupados puede ser una de las maneras de retrasar la aparición de DC

Relaciones sociales

El ser humano es un animal social, y este aspecto cobra vital importancia a medida que nos hacemos mayores, puesto que mantener a una persona con relaciones sociales activas nos ayudará a que tenga la necesidad de recordar cosas y de que mantenga su cerebro activo. La presencia y manetenimiento de relaciones sociales mejora la reserva cognitiva y fomenta los comportamientos beneficiosos. Entre ellos, destaca el estado civil, ya que las personas casadas suelen tener más contacto interpersonal que aquellas personas que están solteras.

Estimulación cognitiva

Este puede ser un punto muy relacionado con el anterior, puesto que podemos aprovechar ciertas actividades de estimulación cognitiva, tales como realizar sudokus o jugar a juegos que requieran pensar o de cierta estrategia para reforzar los vínculos sociales. El entrenamiento congnitivo ha comprobado ser eficaz y poder ayudar a disminuir el deterioro de la función cognitiva en pacientes con DC.

Lectura

Leer un libro solo o en compañía y comentarlo puede ser una actividad muy interesante que estimule nuestro cerebro, puesto que con ello conseguimos fortalecer este órgano mediante el pensamiento y la imaginación.

Música

La música nos ayuda a evocar sentimientos o a recordar épocas del pasado, favoreciento el recuerdo. Del mismo modo, aprender a tocar un instrumento o bailar puede ser una forma muy divertida e interesante de estimular nuestro cerebro.

Ejercicio físico

Se ha visto que el ejercicio físico mejora la condición física, el equilibrio, la movilidad y se mejoran las capacidades funcionales. Por ello, realizar una actividad física leve, moderada o intensa en función de las capacidades físicas del paciente puede ser una opción muy interesante de fomentar nuestra coordinación y de ayudar a nuestro cerbro.

Internet

Internet es una fuente de información ilimitada que nos permite el acceso gratuito a todo tipo de recursos, entre ellos los anteriormente mencionados. Por ello, este es un factor clave que, si usamos de manera correcta, nos podría ayudar a prevenir el DC.

Características población con puntuaciones compatibles con deterioro cognitivo
Características asociadas a las puntuaciones de deterioro cognitivo (flechas continuas) y asociaciones estadísticamente significativas entre estas características (flechas discontinuas). Obtenido de: https://www.mdpi.com/2075-4426/11/12/1366/htm

En esta línea, nuestro doctorando Hernán Ramos ha publicado recientemente un artículo donde se comentan aspectos anteriormente mencionados y que os animamos a leer con mayor detenimiento.

Sueño

Para una buena higiene del sueño habría que evitar una corta o larga duración del sueño, intentar que sea sueño de buena calidad, evitar anomalías del ritmo circadiano, insomnio, apnea del sueño, etc.

Nuestra nutrición, clave para el envejecimiento saludable

Una dieta equilibrada tiene un efecto beneficioso sobre la función cerebral en aquellas personas que aún son cognitivamente saludables. Entre las diferentes opciones, destaca la dieta mediterránea, la vitamina B o ciertos alimentos, como la cúrcuma.

Por otro lado, existen fármacos que podrían prevenir el avance del deterioro cognitivo, pero esto todavía debe interpretarse con mucha cautela y seguir siempre las recomendaciones del personal sanitario.

La importancia de mantenerse informado

La identificación de factores de riesgo modificables para la prevención temprana de la morbilidad y la mortalidad relacionadas con el deterioro cognitivo es de vital importancia.

“Ofrecer la máxima información a los pacientes es fundamental para que puedan tomar mejores decisiones”

Hernán Ramos García, doctorando en CEINDO y miembro de la cátedra DeCo.

Cuidar estos y otros factores de riesgo mediante intervenciones en el estilo de vida, mejorará la salud general. Abordar estos factores desde atención primaria implicará no solo la promoción de la salud, sino también una acción social para mejorar la vida de las personas. Como ejemplo, la creación de entornos que ofrezcan la actividad física como norma, la disminución de la presión arterial mediante patrones nutricionales saludables y la reducción de la exposición excesiva al ruido.

Popr ello, recientemente se ha establecido una serie de directrices para servicios innovadores con el objetivo de prevenir la enfermedad del Alzheimer. La propuesta se detalla en la revista científica The Lancet Regional Health- Europe, en la cual se encuentra lo llamado ‘Servicios de Salud Cerebral’.

El objetivo último del protocolo es poder dar soporte e información individualizada a personas con quejas de memoria subjetiva, pero sin alteraciones objetivas en test, que evalúan su rendimiento cognitivo, similarmente al actual protocolo de gestión del riesgo de las enfermedades cardiovasculares. En este sentido, el procedimiento establecido por el grupo investigador tiene en cuenta los factores de riesgo de la enfermedad de Alzheimer o trastornos relacionados, tanto genéticos, como el APOE4, o de estilo de vida o condiciones como la hipertensión, la diabetes, el consumo de alcohol, el aislamiento social, la obesidad, la pérdida auditiva, la depresión o el traumatismo craneal. A partir de esta información, se establece un índice de riesgo que se comunica de manera precisa y comprensible al paciente siguiendo una serie de recomendaciones basadas en su personalidad y los antecedentes.

Finalmente, se estudian intervenciones farmacológicas y no farmacológicas para reducir estos riesgos, y se brindan métodos de refuerzo o estimulación de la memoria basados en ejercicios, juegos y/o estimulación eléctrica o magnética transcraneal.

Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para prevenir la demencia.

Actualizado y adaptado para el blog el 22 de enero de 2022.

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