En el Día Mundial de la Salud Mental, ponemos el foco en la relación entre la depresión y la demencia. La depresión es uno de los factores de riesgo asociados a demencia según la Comisión Lancet. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es un trastorno mental frecuente, caracterizado por tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.
Para abordar más en detalle la relación entre depresión y demencia, contamos con Mª Dolores Guererro, farmacéutica y psicóloga que, desde su ejercicio como docente en Farmacología y Psicología en la Facultad de Ciencias de la Salud en la Universidad CEU-Cardenal Herrera y como miembro de la Comisión Mixta de la Cátedra DeCo, nos responde a las siguientes preguntas:
Depresión y demencia son desórdenes comunes en población anciana. ¿Por qué se habla de una correlación entre ellas?
Efectivamente hay una correlación entre ellas. En efecto, la depresión se sucede en muchas ocasiones tras un estrés prolongado en el tiempo que provoca una hiperexcitabilidad neuronal continuada, lo que se asocia con una apoptosis neuronal que conlleva una manifestación de sintomatología depresiva. Paralelamente, la alteración de los neurotransmisores como la noradreanalina, la serotonina y el BDNF (Brain derived neurotrophic factor) propia de la depresión, activa unos canales de transducción que desembocan en apoptosis neuronal e inhibición de la neurogénesis, y con ello la sintomatología asociada a la demencia. En definitiva, la sintomatología depresiva es una manifestación de la alteración neuronal consecuencia de la muerte neuronal asociada a un estrés crónico. A su vez, la depresión también produce en el tiempo muerte neuronal y se dificulta la neurogénesis.
¿Podemos afirmar entonces que sufrir depresión es un factor de riesgo de desarrollar demencia o es más bien un pródromo de la demencia?
La depresión en sí misma, como diagnóstico, puede afectar a un periodo corto de la vida de un ser humano. Situaciones como la pérdida de un ser querido o una experiencia de trauma, junto con otros factores, pueden desencadenarla. Sería la depresión sostenida la que tiene el impacto neuronal asociado al deterioro cognitivo. Además de lo mencionado anteriormente, la sintomatología depresiva reduce la sociabilidad del individuo, la realización de ejercicio, el sueño adecuado, la alimentación…factores todos ellos que impactan en un desequilibrio en factores como el BNDF asociado a muerte neuronal. Reducir la sociabilidad, y carecer de estilos de vida saludables son en efecto factores de riesgo para la depresión. Por otro lado, la sintomatología depresiva, que no la depresión propiamente, se muestra cuando se ha iniciado el proceso de deterioro cognitivo. Por ello, los cambios comportamentales y actitudinales pueden ser indicadores de un inicio del proceso de deterioro cognitivo.
¿Puede resultar beneficioso el tratamiento antidepresivo frente al desarrollo de demencia?
Podría parecer que la restauración de los niveles de neurotransmisores con el tratamiento antidepresivo, resolvería la cascada de muerte neuronal asociada, pero la realidad es que los antidepresivos no están indicados en el tratamiento de la depresión leve-moderada. Es la psicoterapia el tratamiento de elección en estos casos. Estos fármacos, de controvertida eficacia, poseen una gran cantidad de efectos adversos asociados al deterioro cognitivo, a la par que si son empleados en monoterapia, es decir, no acompañados de una psicoterapia, el paciente no desarrollará los recursos para hacer frente a la depresión, lo que perpetuará el círculo en el tiempo y el riesgo asociado.
¿Cómo podemos ayudar a los pacientes en esta situación?
En la depresión y deterioro cognitivo el foco principal ha de ser con toda claridad la prevención. Fomentar, promover, educar en estilos de vida saludables y en una adecuada salud mental han de ser pilares en la prevención.
En resumen, la relación entre la depresión y la demencia existe. La prevención y reducción de los factores de riesgo es un punto clave en ambas patologías.