Como vimos en el webinar cátedra deco: «factores para vivir neuroprotegidos de la a a la z», celebrado en el pasado mes de marzo y encabezado por nuestra doctoranda de segundo año, Cristina García, la depresión es un trastorno caracterizado por un conjunto de desajustes emocionales, tales como tristeza o falta de autoestima.
Además, esta patología peresenta sintomatología distina en jóvenes y adultos. Mientras que en los primeros es más frecuente que aparezcan desajustes emocionales, en pacientes de avanzada edad puede manifestarse mediante otras dolencias, tales como desajustes en el suño o molestias digestivas.

¿Existe una estrecha relación entre depresión y demencia?
Ambas son desórdenes comunes en pacientes ancianos con un alto impacto en la calidad de vida, incrementando la mortalidad y aumentando tanto los costes sociales como sanitarios. La pregunta sobre si la depresión y la demencia es una correlación o una causalidad suscita el interés de los investigadores.
La depresión está asociada con la incidencia de la demencia, con una variedad de posibles mecanismos fisiopatológicos comunes. De hecho, en muchos casos forma parte del pródromo y de las primeras etapas de la patología.
Un 32% de los pacientes con deterioro cognitivo presentan depresión, aumentando hasta un 50% el número de pacientes con alzheimer que experimentan síntomas depresivos durante el curso de la enfermedad
Explica la doctoranda Cristina García durante el pasado webinair
Factores de riesgo asociados a la demencia y a la depresión
Como explica el Dr. Hernán Ramos, numerosos estudios sitúan a la depresión en la mediana edad como un factor de riesgo de desarrollo de demencia, sobre todo cuando el intervalo entre el diagnóstico entre ambas patologías es superior a 10 años.
El estudio noruego HUNT sugirió que los síntomas de angustia psicológica predijeron la demencia con 25 años de antelación, aunque con amplios límites de incertidumbre. De la misma forma, aquella depresión diagnosticada previamente a la clínica demencial es muy posible que forme parte de la propia enfermedad. La Comisión Lancet publicó en el pasado 2020 un informe que sitúa a la depresión como uno de los factores de riesgo más importantes, atribuyéndole un porcentaje del 4% en el riesgo de demencia.
Hay varias hipótesis que relacionan depresión y demencia:
Hipótesis endocrina
Basada en la hiperactivación del eje HPA (hipotálamo-pituitario-adrenal) que conlleva el aumento de los niveles de cortisol. Estos niveles, aumentados en situación de estrés, producen daño neurológico en el área del hipocampo (funciones de memoria y aprendizaje), siendo esta estructura donde aparecen los primeros daños en la Enfermedad de Alzheimer.
Hipótesis vascular
Se ha observado un patrón común de bajo flujo sanguíneo en precúneo, cúneo, giro cingulado, así como en diferentes lóbulos cerebrales (temporal, occipital y parietal). Sin embargo, la aparición de microinfartos no predice la severidad de la depresión, de hecho, algunos pacientes con lesiones isquémicas no presentan episodios depresivos, por lo que esta teoría es poco probable.
Hipótesis inflamatoria
Los procesos neuroinflamatorios juegan un rol importante en ambas patologías. Se ha observado un patrón común de incremento de activación de la microglía (función inmunológica), disminución de TGF- β1(antiinflamatorio) y aumento de la producción de citocinas proinflamatorias. El eje microbiota intestinal-cerebro se postula como un posible causante de esta hipótesis.
Hipótesis neurotrófica
El factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) está altamente expresado en el sistema nervioso central, tiene un rol en la proliferación, diferenciación y mantenimiento de la integridad neuronal. Los pacientes con ambas patologías reflejan menores valores de BDNF, que mejoran con el tratamiento antidepresivo.
Hipótesis de la senescencia
El rol del acortamiento de los telómeros como indicador celular de envejecimiento es discutido como mecanismo de estrés relacionado en ambas patologías. No obstante, aún no existen datos concluyentes.
Hipótesis amiloide
Los niveles plasmáticos elevados de β42-amiloide predicen el desarrollo de depresión en etapa adulta y EA. Sin embargo, este hecho es probable que se deba a la propia clínica depresiva que se origina con la neurodegeneración, ya que, en personas mayores sin déficit cognitivos el incremento de la carga amiloide se relacionó con depresión.
Hipótesis tau
La presencia de ovillos neurofibrilares (formados por la hiperfosforilación de la proteína tau y característicos de la EA) se ha observado en pacientes con demencia y depresión comórbida. No obstante, la depresión en etapa adulta no se asoció con dichos ovillos en pacientes que no tenían historial de demencia. De hecho, varios estudios longitudinales no soportan esta hipótesis.
Hipótesis de género
La prevalencia del sexo femenino en el porcentaje de depresión y demencia es el doble que en el masculino. Sin embargo, los hombres son menos propensos a recibir ayuda psiquiátrica, por lo que podría existir una estimación a la baja. Si bien, existe una implicación de los estrógenos en el humor y la cognición, por lo que el factor hormonal podría también estar involucrado.
Epigenética
La epigenética es un campo emergente que se define como el “estudio de los cambios que activan o inactivan los genes sin cambiar la secuencia del ADN, a causa de la edad y la exposición a factores ambientales (alimentación, ejercicio, medicamentos y sustancias químicas)”. Sin embargo, para ser honestos, los resultados actuales son bastante variables entre ambas patologías.

Depresión y demencia, correlación o causalidad
Correlación no implica causalidad, sin embargo, causalidad implica necesariamente correlación. Aún no se sabe con exactitud que vía es la más acertada, pudiendo ser varias las que conlleven al desarrollo de demencia. Mediante estas hipótesis se corrobora la fuerte asociación entre ambas patologías. Por lo tanto, es muy probable que el tratamiento psicológico y farmacológico de la depresión en mediana edad puede ser de gran ayuda a la hora de evitar el riesgo de demencia en la etapa adulta.
¿Qué podemos hacer desde la oficina de farmacia para contribuir a su cribado?
Como explica la doctoranda y farmacéutica Cristina García durante el webinair, si bien el diagnóstico de depresión debe ser establecido por un médico o psicólogo, desde la farmacia comunitaria se puede contribuir a la detección precoz y derivación, fruto de la cercanía con el paciente y la disponibilidad de tiempo. Así, existen numerosos test de sencilla aplicación que pueden servir de ayuda para mejorar la comunicación y el trabajo interprofesional.
Artículo realizado por Hernán Ramos García doctorado en CEINDO. Reeditado por Gemma García, doctoranda en CEINDO.
Cátedra DeCo MICOF – CEU, para la Detección Precoz del Deterioro Cognitivo desde las Farmacias.
Más información: