En 2019, la OMS actualizó que la esperanza de vida global era de 72,6 años, más alta que en cualquier país en los años 50 del siglo pasado. El aumento se debe a múltiples hechos, desde la medicina moderna, las iniciativas de salud pública, y la mejora de la calidad de vida. Al prolongar la vida humana, surgen nuevas enfermedades o se complican las enfermedades crónicas en la población anciana. Entre ellos, se encuentra el deterioro cognitivo (DC), con la prevalencia de que 1 cada 3 personas desarrollarán la demencia en los próximos 5 años.
Pese a que la enfermedad suele aparecer en personas mayores de 65 años, la etapa temprana puede prolongarse hasta 20 años antes. De este modo, estudios recientes señalan que existen numerosos factores protectores y de riesgo para el desarrollo de DC.
Necesidad de los estudios longitudinales
El pasado año, la alumni Phuong Linh Ta, ya farmacéutica, realizó un seguimiento de aquellos pacientes que en 2018 decidieron participar en el estudio de cribado de deterioro cognitivo de la Cátedra DeCo. De este modo, se contactó con los participantes en el proyecto al año de su primera entrevista y se realizaron los mismos test neuropsicológicos, además del cuestionario de medición del grado de dependencia (Lawton y Brody), la escala de autoestima de Rosemberg y de la Escala geriátrica de depresión (GDS). Ello fue importante para analizar, de manera paralela, el impacto de la pandemia derivada de la covid-19.
Incremento de las comorbilidades al año de la entrevista
Tras contactar de nuevo con los pacientes, se realizó el seguimiento a 46 sujetos. Dos tercios de la cohorte fueron mujeres y todos ellos tenían en común tomar más de 5 medicamentos crónicos.
Entre los factores que se vieron aumentados al año de la entrevista destacan el IMC, las horas de televisión, de lectura y de sueño, el nuevo diagnóstico de diabetes y la depresión.
Por el contrario, se observó una disminución de la realización de ejercicio físico.
En la siguiente figura aparece representado un aumento de comorbilidades en la presente cohorte al año de la entrevista. Para su obtención se tuvo en cuenta la presencia de diabetes, hipertensión, colesterol y depresión. Se observó pues, una disminución de los pacientes con una única comorbilidad, aumentando dicha proporción en los grupos de dos y tres enfermedades. Tras los resultados previos, se identificó un incremento de la depresión o diabetes en la cohorte, factores de riesgo de DC.
Evolución cognitiva de los pacientes
Al año de la entrevista, se volvieron a realizar los test MIS, FVS y Pfeiffer. Como resultado, se observaron peores puntuaciones en los tres test.
Entre los 19 casos de detección en la primera entrevista, se puede ver que 18 casos (95%) obtuvieron ambos el test MIS y Pfeiffer no superado, mientras el test FVS lo tenían bien contestado. Asimismo, estos pacientes continuaron con unas puntuaciones bajas en la segunda entrevista. Entre los nuevos diagnosticados en la segunda entrevista, se observaron peores puntuaciones en los test MIS y Pfeiffer, mostrando resultados compatibles con deterioro cognitivo.
Otros factores de riesgo asociados al deterioro cognitivo
En la segunda visita, se añadieron 3 pruebas nuevas para analizar el impacto de la covid-19: El test de Law y Brody, la escala de Rosemberg y el test de depresión geriátrica. El test de Law y Brody evalúa la capacidad de autonomía de una persona en su vida cotidiana, mientras la escala de Rosemberg mide la autoestima de una persona. En estos dos test, se observó un mayor número de pacientes con puntuaciones normales (tabla 1). Por el contrario, en lo referente a puntuaciones compatibles con depresión, se observó que el 80% de la cohorte obtuvo un resultado positivo al test (tabla 1).
Tabla 1. Resultados de los test de Law & Brody, Test de autoestima de Rosemberg y el test de Depresión Geriátrica
Conclusiones
1. Los farmacéuticos desempeñan un papel muy importante en la detección precoz de las enfermedades mentales. La proximidad con el paciente, especialmente geriátrico, lo convierte en un profesional de la salud clave para la detección precoz.
2. Las 3 pruebas más relevantes y rápidas para la detección precoz del deterioro cognitivo son: test MIS, FVS y PFFEIFER. Los otros cuestionarios son complementarios y sirven de apoyo para confirmar la tendencia de un paciente con queja de memoria subjetiva.
3. El IMC, el ejercicio físico, el sueño, la diabetes y la depresión son factores de riesgo de deterioro cognitivo que han progresado de forma negativa durante el último año. Por ello, poner el foco en pacientes con estas patologías es de vital importancia.
4. El confinamiento ha favorecido que los pacientes dedicasen más tiempo a la lectura y estrenar los juegos para la memoria.
LIMITACIONES: A pesar de que la pandemia de Covid no ha facilitado el progreso de hacer las entrevistas de seguimiento, se ha conseguido unos resultados aceptables.
Bibliografía
1. Roser M, Ortiz-Ospina E, Ritchie H – «Life Expectancy”. OurWorldInData.org. Disponible en: ‘https://ourworldindata.org/life-expectancy’ [Accedido 18/03/2021].
2. Livingston G, Sommerlad A, Orgeta V, Costafreda SG, Huntley J, Ames D et al (The Lancet Commissions). Dementia Prevention, Intervention, and Care. Lancet. 2020; 390: 2673–734.
Artículo realizado a partir del Trabajo Fin de Grado de Phuong Linh Ta, alumni de Farmacia en la Universidad CEU Cardenal Herrera. Adaptado por Gemma Garcia Lluch, doctoranda en CEINDO y miembro de la Cátedra DeCo.
