1710 días: Discurso de la XIV promoción de graduados en Ciencias Políticas

¿Qué mejor recuerdo de un Acto de Imposición de Becas que el discurso que los propios alumnos pronuncian al despedirse de su etapa como estudiantes de grado?

A continuación podéis leer el discurso de Rosa, Llorenç, Julia, Ana, Alexandra y Carmen, alumnos de la XIV promoción de graduados en Ciencias Políticas:

Llorenç y Rosa, pronuncian el discurso en nombre del alumnado

1710. Estos son los días que han transcurrido desde que entramos por primera vez en el Aula Magna del CEU hasta hoy que hemos entrado en esta sala.

El 5 de septiembre de 2012 comienza nuestra historia. Una aventura que empieza como la de un joven Estado. Un Estado que se ha formado por la unión de 6 regiones, siendo cada uno de nosotros 6 una región.

Los primeros días de clase nos tanteamos cual diplomáticos y tras hablar entre asignatura y asignatura, en la cafetería y en la plaza, notamos que congeniábamos y que compartíamos intereses y metas comunes y entonces pensamos con visión geopolítica: ¿por qué no nosotras, pequeñas y jóvenes regiones que todavía se están desarrollando, unirnos y formar un Estado? Pero, ¿podíamos crear nuestro propio Estado?, ¿qué necesitábamos para ello?

En primer lugar, un territorio. Eso ya lo teníamos, nuestra clase de Ciencias Políticas. Aunque eso sí, territorio de 30 m2.

En segundo lugar, una población. Bueno, ¿quién dice que 6 personas no pueden ser consideradas una población?

Por último, una organización política. Y asentamos por supuesto una democracia, con un delegado como presidente del gobierno. Nuestro delegado ha sido elegido cada año por unas elecciones libres, iguales, directas y secretas. Bueno, secretas más o menos, porque antes de votar siempre había algún amigo de uno de los candidatos que le decía: «yo te voto a ti, eh».

Cuando determinamos que sí que podíamos formar un Estado, decidimos redactar la Constitución que ha regido nuestro Estado-nación. Esta se ha basado en los principios de solidaridad, unidad, igualdad y tolerancia.

El principio de solidaridad para dejarnos los apuntes entre todos.

El de unidad para pedirle (bueno, rogarle) todos juntos al profesor si la última clase de antes de las vacaciones nos la podía perdonar porque teníamos que volver a nuestras casas y cuando termináramos la clase ya era muy tarde para volver.

Otro de los principios, el de igualdad en el estudio. Si uno no se estudia una cosa porque no es importante, los demás tampoco. Porque hombre, todos tenemos que ser iguales.

Y por último, el de tolerancia. Que cuando el profesor nos preguntaba después de que un compañero hiciera una exposición: «¿alguien quiere hacerle alguna pregunta a su compañero?» Todos respondíamos a la vez: «no, no, no». Porque claro, hay que respetar siempre las exposiciones del resto, aunque difieran de lo que nosotros pensábamos que significaba eso que ha explicado.

En estos años hemos formado un Estado tan importante y sólido que hasta nos han invitado a las Cortes Generales de otro Estado, el español. Hicimos un viaje hasta Madrid y aquí tenemos que decir que nos quedamos mucho más tranquilos cuando vimos que el hemiciclo del Congreso de los Diputados no era tan grande como parece en la tele. Así que pensamos que nuestra pequeña clase de Ciencias Políticas no estaba tan mal. Eso sí, los sillones de allí más cómodos que nuestras sillas.

En los años de historia que tiene nuestro Estado hemos conseguido grandes cosas:

  • Somos la nación más pacífica del mundo. Nuestras decisiones siempre se toman en base al consenso. De hecho nos cuesta tomarlas porque nuestras conversaciones se basan en la siguiente frase: “Yo prefiero esto, pero hacemos lo que vosotros digáis y ya está… si a mí en realidad me da igual”. Y así un largo rato hasta que por fin tomamos una decisión.
  • Somos el país con el mejor sistema educativo del mundo, el de la Universidad CEU Cardenal Herrera.
  • Nuestra calidad de vida es bastante alta. Con pequeñas excepciones como en las épocas de exámenes en las que el café, los nervios y las horas sin dormir hacen que esos niveles adquieran valores negativos. Pero bueno, no nos quejamos.
  • Somos la nación con la tasa de presencia de mujeres en política más alta del mundo. El 83,3% de mujeres frente a un 16,7% de hombres. Bueno, de hombre (pero que vale por muchos).
  • Somos el país con la electricidad más barata del mundo. De hecho no la pagamos nosotros.
  • Somos además el único Estado del mundo en la que no hay ni un solo caso de corrupción. Nadie le ha quitado nada al otro, como mucho un boli.
  • Nuestra gastronomía fusiona lo mejor de la cocina: bocadillos de los bares de al lado de la facultad, chocolatinas y rosquilletas de la máquina expendedora, café y chocolate de la máquina de café y por supuesto cualquier producto del Mercadona de enfrente.
  • La economía de nuestro Estado se ha mantenido más o menos estable pese a la crisis. Eso sí, hemos de reconocer que ahora no estamos atravesando un buen momento económico. Entre el traje de la graduación, la cena y más gastos, nuestro PIB se ha quedado un poco resentido. Así que aprovechamos para decirles que contamos con su ayuda a través de algún que otro crédito que tengan a bien darnos. Crédito… a fondo perdido, por supuesto.
  • Y el logro más importante que hemos alcanzado: ninguna de las 6 regiones nos queremos independizar. Que conforme están las cosas por ahí fuera ya es bastante.

Y esto no es nada, todavía nos quedan grandes metas por conseguir, junto a todos vosotros, por supuesto.

Y para poder alcanzarlas, ¿qué mejor que nuestro padrino sea un politólogo de la talla de David Sabater?

David Sabater, padrino de la XIV promoción de Ciencias Políticas

David, para nosotros 6 es, por muchas razones, un espejo en el que mirarnos.

Sus éxitos como profesional son los propios de una persona con iniciativa y sobre todo comprometida con su pasión, la Ciencia Política. Precisamente este compromiso es lo que, como futuros politólogos, más admiramos de usted. Su labor como presidente de la Asociación Valenciana de Politólogos es incansable. Hablar de AVAPOL es hablar del tesón de los que la forman, del generoso esfuerzo que hacen por acercar la Ciencia Política a todos los que nos sentimos verdaderamente atraídos por ella. Gracias a ustedes no miramos al futuro con miedo, sino con optimismo.

La Ciencia Política tiene mucha suerte de tener a alguien como usted, un politólogo “sentido”, como diría Katia, de los que saben mirar más allá de los partidos políticos y de los que además lo hace con pasión, aspirando a la formación de nuevos espíritus críticos con los que compartir cantidad de iniciativas como las que desde AVAPOL habéis ido realizando hasta ahora, desde la celebración de debates, hasta concursos, seminarios y congresos internacionales.

Nadie mejor que usted para ejemplificar la reivindicación de que estudiar Ciencias Políticas no es para ser político, sino para ser politólogo. Su puesto como consultor en ATREVIA demuestra las interesantes y variadas salidas profesionales de nuestra carrera.

Sus virtudes, David, no se limitan al aspecto profesional, su forma amable y generosa de atender a todos los que le piden consejo, como ha hecho con algunos de nosotros, nos ha descubierto su calidad como persona, y eso es algo que agradeceremos y recordaremos siempre con mucho cariño y admiración.

Es precisamente en esos gestos donde más se percibe su condición de antiguo alumno del CEU. Gracias por darnos el inmenso privilegio de ser nuestro padrino.

Ojalá lleguemos algún día a su altura como politólogo y como persona, significará que nos hemos convertido en quien hoy es nuestro ejemplo.

Queremos dirigirnos ahora a usted Ruth, a nuestra adorada madrina. Ha estado con nosotros en toda esta etapa. Con usted hemos aprendido el derecho de la Unión Europea, cómo son las Relaciones Internacionales, hemos conocido la terrible desigualdad que impera en todo el mundo entre hombres y mujeres y hemos sabido cómo se lleva a cabo la ayuda humanitaria y la cooperación al desarrollo.

Pero su docencia no se ha reducido solamente a clases teóricas. Ha organizado para nosotros charlas de todo tipo y hasta grabamos con usted un programa de televisión ficticio en el que presentábamos los programas electorales que habíamos elaborado.

Pero hay incluso algo más que todo eso, su forma de tratarnos, su manera de empatizar con nosotros, su optimismo, su energía al entrar por la puerta de clase, su disposición a atendernos en cualquier momento y para cualquier cosa. Gracias.

Tenerla como madrina es acabar este ciclo de nuestra vida acompañados por un ejemplo de mujer triunfadora y luchadora, un ejemplo de docente, investigadora y doctora. Tenerla como madrina es el mayor de los privilegios.

Gracias por todos estos años.

Como diría Platón, ¿qué sería de nuestro particular Estado sin los sabios? Y nosotros hemos tenido a los mejores sabios, a los profesores de esta Universidad.

Alumnos de Ciencias Políticas acompañados de sus profesores

Cuando uno llega a un sitio nuevo siempre tiene miedo de lo que allí se va a encontrar. Ese miedo nervioso es el que teníamos nosotros los primeros días que empezamos la universidad. Pero, ese desasosiego desapareció en cuanto les conocimos a cada uno de ustedes. Conforme fueron pasando las semanas nos dimos cuenta de que esto más que una Universidad era una familia, una segunda casa. De hecho, por las horas que hemos pasado aquí ha sido más bien nuestra primera casa.

Siempre hemos sido muy pocos alumnos en clase. Por eso hemos tenido el enorme privilegio de recibir casi clases particulares.

Cada asignatura que hemos impartido ha tenido un gran valor académico, pero sobre todo un grandísimo valor humano. Pues hemos podido empaparnos de los conocimientos de eminencias como ustedes, de las experiencias de vida que han compartido con nosotros y de sus consejos académicos y paternales.

Pero no solo hemos recibido de ustedes saber universitario, también nos han transmitido una enseñanza como personas.

Cuando a lo largo de estos años nos han preguntado qué es lo que más nos gusta del CEU, una de nuestras respuestas más habituales ha sido: el trato de los profesores. Y es que no se imaginan lo gratificante que es para nosotros cuando después de habernos dado clase nos ven por el pasillo y nos sonríen. Cuando les vemos fuera del ámbito de la universidad y se acercan a saludarnos. Cuando hemos estado pasando por un mal momento y nos han preguntado: «¿cómo estás?, ¿cómo va todo?». Esos detalles solo los tienen los profesores extraordinarios y el CEU, gracias a ustedes, está formado por ese tipo de docentes.

Son muchas las cosas que nos ha dado esta Universidad que hoy nos dice un hasta pronto. Uno se siente en casa cuando sabe que se preocupan por él y así nos hemos sentido nosotros.

Aquí hemos aprendido respeto y obediencia. Hemos conocido lo que significa saber escuchar, saber dialogar y trabajar en equipo. Hemos tenido la gran suerte de poder asistir a conferencias de los profesionales más ilustres. En este lugar tan emblemático como el que nos encontramos en este momento, hemos asistido a numerosísimas actividades cuyo contenido nos ha enriquecido en el terreno académico y en el humano.

El carácter paternalista con el que el CEU nos ha tratado hace que nos sintamos parte de una gran familia. Una familia de todas las naciones porque gracias a la internacionalización del CEU hemos tenido la oportunidad de hacer amigos europeos. Los cuales tenemos que decir, que vinieran de donde vinieran, quedaban fascinados con esta Universidad.

Nuestra entrada en el mundo profesional también ha sido de la mano del CEU. A través de las prácticas académicas hemos ido delimitando nuestro futuro laboral. En el momento de elegir la empresa o la institución en la que hacer las prácticas la mayoría de nosotros estábamos muy indecisos y para este dilema el CEU siempre ha tenido respuesta. No solo nos ha aconsejado, sino que se ha esforzado por prepararnos unas prácticas a nuestra medida, ya fueran locales, nacionales o internacionales.

Cosas como esa enorme dedicación hacia sus alumnos son las que hacen grande a esta Universidad. Nosotros 6 hemos crecido en esta casa y estamos muy orgullosos de ello.

Como ven, hoy ninguno de nosotros estamos aquí por haber actuado solos. Estamos gracias a los seres extraordinarios que nos han acompañado desde el primer momento.

Qué decir, de vosotros, nuestra familia, nuestros padres, hermanos, tíos, abuelos, amigos… Todos vosotros nos habéis dado la mano para llegar hasta aquí. Aquellos 6 adolescentes a los que un día acompañasteis a la entrevista para conocer el CEU, están hoy terminando lo que empezaron, están hoy para devolveos todo lo que habéis hecho a lo largo de estos años. Y eso es precisamente lo que queremos, agradeceros con palabras y hechos lo que vosotros habéis hecho desde que nacimos.

Os pedimos perdón por cada enfado, cada mala contestación, cada vez que no hemos valorado como merecíais lo que habéis hecho por nosotros.

Perdón pero sobre todo gracias. Gracias por cada «¿cómo te ha ido el examen?», cada «no te preocupes que al siguiente lo bordas», por cada «enhorabuena». Gracias por cada palabra de consuelo, de ánimo, de cariño, de amor infinito. Gracias por permitir que estudiemos en esta Universidad.

Cogeremos esta educación que hemos recibido y la utilizaremos bien, para que os sintáis orgullosos de nosotros.

Nosotros dos somos los que estamos leyendo estas palabras pero estas letras han sido escritas por los 6. Por ello, nuestras otras 4 compañeras conocen al detalle el contenido de este discurso. Sin embargo, hay un párrafo que lo hemos ocultado hasta al final porque queríamos que fuera una sorpresa para ellas.

Julia, Carmen, Alessandra, Ana:

Queremos que sepáis que compartir clase con vosotras ha sido un grandísimo regalo. Gracias por cada acto generoso, por cada risa en momentos difíciles, por convertir la clase en el mejor de los ambientes. Gracias por hacer de nuestro Estado, una verdadera utopía.

Vuestras familias tienen que sentir un gran orgullo de la excelente educación que os han dado, de las magníficas personas en las que os habéis convertido. Julia, Carmen, Alessandra, Ana, gracias por tanto.

El mundo que hay detrás de las puertas de esta sala está en pleno cambio. Está virando hacia una dirección en la que cada vez están menos presentes los valores morales.

Parece que parte de la sociedad se ha olvidado de la bondad, de la solidaridad, de la tolerancia. Pero esta difícil coyuntura no es irreversible. Así que vamos a coger el ejemplo que nos habéis dado todos los que estáis en esta sala, nuestra madrina, nuestro padrino, nuestros profesores y nuestra familia y vamos a cambiar la dirección de un mundo sin humanidad. Tan solo somos 6 personas, pero los valores que nos habéis dado son tan fuertes que seremos capaces de contagiar al resto.

En nuestras manos, en nuestra generación está la oportunidad de devolverle a la moral su importancia y nosotros lo vamos a conseguir con los principios morales que nos habéis transmitido.

Somos conscientes de que la línea de la vida está llena de borrones. Cuando fracasemos nos levantaremos por vosotros y cuando consigamos alcanzar nuestras metas será gracias a todos los que estáis aquí, a cada uno de vosotros.

Gracias por acompañarnos hasta aquí de la manera más bonita que alguien puede hacerlo, con dedicación y enorme generosidad, con disciplina y cariño.

Nos encantaría que siguierais acompañándonos y sintiéndoos orgullosos de estos 6 politólogos que habéis formado. Orgullosos de estas 6 personas por las que tanto habéis hecho.

Nos esforzaremos para que en cada labor que hagamos a partir de ahora no haga falta que nos pregunten dónde hemos estudiado porque por nuestro compañerismo, nuestro tesón, nuestros conocimientos, nuestra tolerancia, nuestra disciplina y nuestra forma de trabajar ya sepan que hemos estudiado en el CEU. Esa es la mejor manera con la que podemos agradecerles todo a ustedes y a esta Universidad.

Cuando ahora nos pongan las becas, no llevaremos encima solo un trozo de tela naranja, llevaremos sobre los hombros todo lo que nos habéis dado.

Gracias por estar aquí hoy, pero sobre todo, muchísimas gracias por haberlo estado durante estos 1710 días.

Puedes ver las fotos del acto de graduación en nuestro álbum en Flickr.

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