Políticas: aprender cómo funciona el mundo para aprender a cambiarlo

Nuestra Universidad fue pionera en establecer el Grado de Ciencias Políticas. De eso hace casi 20 años. Pero llegar antes no garantiza casi nada. Es cierto: ser los primeros nos distinguió de los que empezaron después. Pero hay algo que nos hizo y nos sigue haciendo únicos: estar volcados en las Relaciones Internacionales.

Este grado quiebra tópicos y salva malentendidos al mismo ritmo que apasiona y sorprende: «Política se hace en muchos sitios, no sólo en los partidos. Esto no son dos clases cortas de oratoria. Nuestro programa es sólido y especializado», afirma la profesora Katia Esteve. Como titular de asignaturas que se dan en primero y en cuarto, la profesora Esteve tiene la fortuna de testar la evolución de las distintas promociones desde que llegan y hasta que salen.

Por eso nos parece que es la persona idónea para adelantar en este post/spoiler todos esos descubrimientos que hacen los estudiantes mientras avanzan tanto en el grado como en el Doble Grado combinado con otras titulaciones (Derecho, Dirección de Empresas o Comunicación).

Para empezar, vamos al principio; los primeros cursos, ¿con qué se encuentra el nuevo estudiante al llegar?

Hay que sentar una base sólida. Conocer la naturaleza y el sentido de los pilares básicos que nos explican como sociedad. El primer año tiene un carácter introductorio, tocamos Historia General y de España, Economía y Empresa, y también Teoría del Derecho. También asignaturas como Teoría Política o Teoría del Estado, de la mano de las cuales el alumnado comienza a comprender qué significan términos como los de igualdad, representación, nación, justicia o democracia, tan importantes en las sociedades contemporáneas

En el segundo curso ya empezamos a ver Instituciones Europeas, manteniendo asignaturas como Pensamiento Político, Derecho Constitucional y Sociología.

¿Es lo que esperan? ¿Qué idea del grado tienen antes de empezar?

La mayoría vienen atraídos por la parte internacional. Su referencia más rápida es pensar en Naciones Unidas, empezar la carrear diplomática….La emoción del primer año es enriquecedora para los docentes, pero también lo es observar cómo descubren otras salidas y oportunidades que no imaginaban al empezar.

¿Puedes mencionarnos algunas de ellas?

Cuando pensamos en política pensamos en políticos. Hay que romper esa visión. Tan actor político es un partido como una ONG, una gran empresa, una institución internacional o un lobby dedicado a defender los derechos de determinado sector. Son actores menos visibles pero influyen tanto o más en la política que los propios partidos.

«Un politólogo sabe cómo encontrar orden en medio de la complejidad del mundo actual»

Hay más vida fuera de la administración pública…

Esa opción siempre está ahí. Las oposiciones al Cuerpo Superior de la Administración Civil comparten buena parte del temario del grado; y ese camino tiene distintas bifurcaciones en el ámbito diplomático o en la administración local. Pero también hay estudiantes que se han sentido atraídos por el área de Recursos Humanos, y no está tan alejado del perfil de alguien formado en el conocimiento interno de grandes organizaciones internacionales.

Esa formación, en vuestro caso, se acelera en los dos últimos cursos del grado.

Digamos que a partir de tercero, y sobre todo en cuarto curso, entramos en un terreno más complejo, más especializado. Vemos Derecho Internacional Público, la base sobre como se construye la política mundial, además de Técnicas de Investigación Social. De ahí se abre el abanico del ámbito internacional, sobre todo a partir de cuarto, un curso muy práctico, y nos encontramos con materias dedicadas a las Misiones Diplomáticas, Derecho Consular, Sistemas Políticos comparados. Es el momento en el que ya aplican a prácticas en consulados o en misiones internacionales; el año que les encargamos, por ejemplo, que organicen una campaña electoral. Es la explosión práctica y real que cierra el grado.

Precisamente eres desde hace años responsable de las prácticas del Grado, ¿podrías resumirnos cómo se organizan?

Por regla general, recomendamos a nuestros estudiantes que empiecen a partir del segundo curso. Las prácticas son, en cierto modo, a la carta. Si alguno de nuestros alumnos tiene un interés por hacer las prácticas en un despacho, una consultora o una organización muy concretas, la Universidad firma convenios con estos organismos. Actualmente tenemos convenios con instituciones como Cruz Roja, Intermón, UNICEF, Ayuntamientos y partidos políticos. Desde hace poco, también con el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI). Y estamos trabajando con el gobierno valenciano para poder enviar alumnos en prácticas en el futuro a la Agencia Valenciana Antifraude.

¿Cómo han ido cambiando los intereses de los estudiantes en las prácticas en estos años? ¿Qué dice ese cambio sobre la evolución de las oportunidades laborales de un politólogo?

Tuvimos hace unos años un interés muy evidente por prácticas relacionadas con la comunicación política; después fue girando hacia una vertiente más internacional, vinculada a consulados, y últimamente hemos detectado una creciente demanda por entrar en contacto con el mundo del lobby. Es cierto que esas preferencias se han ido modificando, pero hay una constante durante estos años que se ha mantenido: el trabajo en ONG’s.

Hablando de lobbies, ¿cuánto de desconocimiento hay en el rechazo que despierta de entrada la palabra?

Es verdad que la propia palabra ya genera cierta reacción. Arrastran mala fama, pero la realidad es que es un espacio de muchas oportunidades para cualquier politólogo. Hacer lobby es defender los intereses de un colectivo o de un sector y tratar de influir en las decisiones que le pueden afectar. Y ahí entra la capacidad de un politólogo para buscar puntos de encuentro, sin dogmatismos y con espíritu crítico.

¿El boom de analistas políticos en tertulias de televisión, ha sido bueno o malo para el grado?

En nuestro caso, lo que convence al alumno que opta por nuestro grado es el plan de estudios, y esa orientación marcadamente internacional. Nuestra solidez en ese sentido va más allá de otras tendencias. A nivel general, creo que la especialización ha estado premiada durante mucho tiempo en la formación, pero hemos ido viendo cómo el mundo se hacía más complejo cada día. Esa complejidad exige una visión amplia para ser comprendida. Y en ese desafío, el papel de los politólogos es fundamental: encontrar puntos de unión entre las diferencias, descubrir el orden y el sentido en la complejidad.


Muchas gracias, Katia!

 

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