David Gómez es estudiante de cuarto curso del grado en Periodismo y del título de Experto en Periodismo Deportivo en la Universidad CEU Cardenal Herrera y atleta. En esta entrada, David relata cómo vive y entrena en confinamiento. ¡Gracias, David!
Pasen, lean. Y, si se animan, entrenen un poquito.
El confinamiento debido al COVID-19 nos afecta a todos sin distinción, a los mayores y a los niños, en especial. También a un deportista que compite a un alto nivel. ¿Cómo afronta un atleta/ periodista el confinamiento? Os lo cuento en las siguientes líneas.
Soy todo un privilegiado al contar con una cinta de correr en casa. La tengo desde hace años, pero apenas la había utilizado un par de veces. Ha sido una gran casualidad tenerla en casa. Si hubiera querido adquirir una en este preciso momento, no hubiera podido. Ahora hay mucha demanda y poca oferta. Solo por esto ya soy un afortunado.
Tienes que pasar un proceso de adaptación nada fácil. A mí, personalmente, me ha costado dos largas semanas poder entrenar en condiciones en la cinta. No tiene nada que ver con entrenar en la calle.
¿El motivo? La sudoración es distinta. Los ritmos en cinta los adquirimos con una percepción alterada como demuestran diversos estudios. Yendo a un ritmo fácil en la calle, en cinta te costará más, al menos las primeras semanas. La zancada diferente. En la calle haces la fuerza para impulsarte y avanzar. En la cinta de correr te limitas a correr para no caerte, lo que provoca un poco de tensión por si pierdes el equilibrio.
Esto son algunos de los factores a los que un atleta se debe de adaptar cuanto antes. Para poder entrenar y, al menos, no perder mucha forma física. Y haciendo duras jornadas de doble sesión de trabajo, con ejercicios de fuerza para ganar masa muscular y el entreno diario en la cinta de correr. compaginando, además, mis estudios de cuarto curso del grado en Periodismo -con un Trabajo de Fin de Grado- y unas prácticas extracurriculares.
Desde la pretemporada, allá por el mes de septiembre, los atletas comenzamos a entrenar con unos objetivos marcados por el entrenador. Llevas meses haciendo un gran sacrificio para llegar al momento clave en la mejor forma posible. Y, cuando apenas queda un mes, ves como tu trabajo se esfuma, al suspenderse la temporada.
Es un momento complicado, porque ves que el trabajo de tu entrenador y el que realizas tú como atleta día tras día se va al traste. Personalmente, he tenido suerte de competir por última vez el 8 de marzo, en el Campeonato de España con la Selección Valenciana de Atletismo. Este era uno de los objetivos principales de la temporada. Esta competición fue la última que se celebró en nuestro país. Otro factor más que me hace sentir de nuevo afortunado.
Esta semana yo tendría que estar viajando a Portugal, para disputar otro Campeonato de España. Esta vez, el de fondo, donde competimos portugueses y españoles en la misma carrera.
Una lástima que en vez de estar nervioso por esta competición tan importante para mí, tenga que estarlo porque el COVID-19 no toque de cerca a mi familia y amigos. O, simplemente no pueda dar un abrazo a mis seres queridos. Esto es lo realmente importante en la vida, por lo que todo lo que os he contado queda en «anécdota» tras la situación que estamos viviendo.
Este último factor demuestra que vuelvo a ser inmensamente afortunado. Por el momento el COVID-19 no ha entrado en mi vida. Teniendo a varios familiares en situación de riesgo, esto hoy en día es una gran suerte.
Todos estamos deseando volver a la normalidad. Es momento de ser responsables para abrazar de nuevo a la gente que queremos y volver a disfrutar de lo que más nos gusta. Y no, no me refiero a correr. Me refiero a volver a disfrutar de la libertad. Esa palabra mágica y tan deseada, que quizás aprendamos a valorar como se merece.
¡Sed felices!