El caso de la quiebra en Chipre, por Evaristo Ferrer

 

«La banca chipriota estaba quebrada desde hace dos años, cuando Grecia hizo una quita del 60 % de su deuda pública. Desde su entrada en el euro en 2008, los bancos de Chipre se habían dedicado a realizar el “carry trade” con bonos griegos. Compraban bonos de Grecia con una rentabilidad del 10%, convencidos que no se dejaría caer a ningún país del euro en el impago. A continuación, estos bonos eran utilizados como garantía ante el BCE, que les prestaba el mismo dinero al 1%. El “carry trade“ les daba un beneficio del 9 %, suficiente para pagar rentabilidades del 6 % a los depositantes rusos, y quedarles todavía un 3% de margen.

Cuando Grecia hizo el impago de su Deuda y la reestructuró con un descuento del 60%, Chipre se encontró con todos sus bancos arruinados. Con los depósitos de los rusos perdidos en el casino jugando al “carry trade”. Y con la necesidad de un rescate, para evitar la fuga de los depósitos internacionales y un corralito para los ahorradores chipriotas.

Chipre, esperaba probablemente, un rescate como el que ha realizado la UE a España, prestándonos 40.000 millones de euros con condiciones a cumplir a posteriori. Pero se han encontrado que el préstamo de 10.000 millones de la UE, estaba condicionado a que Chipre aportase 5.800 millones antes de la transferencia de la ayuda europea.En la fatídica reunión del Eurogrupo del viernes 15 de marzo, un inexperto presidente – el recién nombrado J. Dijsselbloem-, diseño una propuesta de rescate con una quita para los depositantes chipriotas.

Con esta propuesta de cargar a los clientes que han depositado dinero en los bancos parte de la responsabilidad de las pérdidas, la UE traspasa varias líneas rojas, que tendrán fuertes  repercusiones en el futuro. Los depositantes pueden pensar con razón, que además de pagar una comisión de mantenimiento de la cuenta, pueden perder parte de sus depósitos, si el banco quebrase.

Además, queda de manifiesto que los estados de la eurozona no tienen dinero para cumplir su compromiso de garantizar los primeros 100.000 euros por titular y cuenta bancaria. También dinamita la Unión Bancaria antes de su nacimiento, al traspasar a los depositantes parte del coste del rescate de su banco. No es de extrañar que aparezcan artículos en la prensa  comentando la posibilidad de guardar el dinero bajo el colchón o dentro de una maceta.

La responsabilidad de la UE y del BCE es muy grande. Además de tardar dos años en afrontar el problema bancario chipriota, han permitido la existencia de un paraíso fiscal dentro de la eurozona.    Los bancos de Chipre han lavado enormes cantidades de dinero procedente de Rusia y de otros países del este de Europa. Muchos de los depósitos provenían de comisiones de jerarcas corruptos, de las mafias del este de Europa o de la economía sumergida de estos países. Los banqueros chipriotas no han respetado las normas internacionales para evitar el blanqueo de capitales. Al contrario, lo han incitado pagando altos tipos de interés por los depósitos, y cobrando sólo el 10 % de impuesto de beneficios a las sociedades que se constituían para realizar inversiones.

Chipre puede ser la primera ficha de dominó de los países del sur de Europa, con Eslovenía de segunda ficha de dominó a la espera de ser rescatada. Mientras tanto, la dura posición de Alemanía, Holanda y Finlandia intentando institucionalizar la responsabilidad de los depositantes, supone un nuevo enfrentamiento entre el norte y el sur de Europa. Otra vez se abre el debate de la Europa a dos velocidades, y del futuro del euro.»

 

EVARISTO FERRER CASTELLÓ

 

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