No esperes a graduarte para hacer prácticas en el extranjero

 

La alumna de Periodismo del CEU-UCH Belén Barrachina (tercera por la derecha) con algunos de sus compañeros de Express News.

Una capital como Londres, y el caos de un verano olímpico de por medio, me han permitido estos últimos meses disfrutar de unas prácticas internacionales y aportar mi particular visión de la ciudad. La verdad es que nunca pensé que me iba a pasar esto cuando entré a estudiar Periodismo en la Universidad CEU Cardenal Herrera.

Desde que comencé a estudiar he querido a toda costa trabajar fuera de España y cuando tuve la oportunidad de realizar prácticas no cesé en mi búsqueda por hacerme un hueco en una de las tantas empresas de comunicación que componen la capital británica. El envío constante de curriculums y, más aún, la espera por una respuesta afirmativa que parece no llegar nunca me llevaron no pocas veces a sucumbir al desánimo y la frustración por creer que nadie me contrataría. Pero finalmente ahí llegó mi oportunidad: un periódico local, Express News, destinado a la comunidad hispanohablante en Londres me acogía por tres meses, período que duraba mi verano entre 4º y 5º año de licenciatura.

 Trabajar en un periódico local, con un equipo pequeño, multirracial y en dos idiomas no siempre ha sido fácil, pero sin duda alguna ha sido gratificante. Considero que descubrir las manidas rutinas productivas desde otra perspectiva, la forma de hacer periodismo de otras culturas o el consumo que de los medios hacen los británicos es muy enriquecedor.

 Pero si algo he aprendido y quisiera transmitir es la necesidad de borrar la palabra subestimación de nuestro diccionario personal. Durante mi estancia en Londres he conocido a muchos jóvenes, en su mayoría, lamentablemente, españoles, que, en huida desesperada de la temible crisis, llegan y se agarran a un clavo ardiendo. Lo entiendo, y por ello precisamente me duele ver que la mayoría están desperdiciando su talento y capacidades porque se auto subestiman injustamente. El miedo a no dominar el idioma o a no encajar en la sociedad nativa les hace tomar el camino fácil aguantando condiciones de trabajo irrisorias en puestos de muy baja cualificación que no se merecen. La red de medios en esta ciudad es tan grande que puedo afirmar que es prácticamente imposible no encontrar trabajo como periodista aquí, aunque obviamente la remuneración depende de cada caso concreto.

Esfuerzo, perseverancia en la búsqueda e ilusión por aprender y empaparse de una nueva cultura, idioma y estilos de vida es lo que recomiendo para disfrutar al máximo este tipo de prácticas externas. En mis prácticas estivales he aprendido periodismo, español, británico y en las múltiples acepciones que cada uno pueda imaginarse. Y ahora que regreso para realizar mi último año en la universidad, miro atrás y pienso que no podría haber empleado mi verano de mejor manera.

 Soy consciente y no ignoro las dificultades laborales que se me presentarán en un futuro quizá demasiado cercano pero sonrío por ver uno de mis sueños cumplidos antes de lo que yo esperaba, gracias a la universidad y especialmente a su departamento de Relaciones Internacionales, que me ayudaron a ponerme en contacto con las empresas en el extranjero. Los límites solo existen cuando uno mismo se los impone de modo que, para todos nosotros, no permitamos que, ahora menos que nunca, portando la crisis como excusa por bandera, se creen unos límites que nos impidan dar lo mejor de nosotros mismos.

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