Política y politología: Juntas hacia lo inconcebible (Javier Pinazo)

En un foro internacional sobre gestión Pública, ante la pregunta de un profesor nigeriano sobre Who is a Teacher? Are Teachers still admirable today?, otro profesor le contesta que un notable administrativista afirmo en un libro que profesores había tenido muchos pero, maestros, solo uno. En la arena de Gestión Pública, se opina en dicho foro que sería un buen maestro aquel capaz de desvelar las contradicciones entre las teorías normativas y la praxis, es decir la dialéctica entre servicio y poder, hoy universalmente causa y explicación a la par de la desestructuración social y de una errática lectura de la economía. En dicho foro, el Ministro de Ciencia y Tecnología iraquí actual – Ingeniero – ha apuntado esta semana que un buen profesor “inspira esperanza, enciende la imaginación e inculca el amor por el aprendizaje”.

Se ha afirmado recientemente que hoy la capacidad de pensar entre los politólogos que dominan la disciplina atraviesa una severa crisis a pesar de una creciente presencia e institucionalidad científica y académica. La crisis está en la creación de conocimiento irrelevante, con fecha de caducidad, obsoleta, redundante, y su mayor parte en reflejar que tenemos modos e instituciones ya caducados. Así se ha definido esta crisis como «chatarrización de la ciencia política» o “muerte aparente en el pensar”.

No tenemos por desgracia un pensamiento -político y económico- capaz de prescribir conforme a lo que la sociología describe. Parece que la realidad nos supera, y es así en buena parte y no debe minusvalorarse. Llama poderosamente la atención como el pensamiento administrativo del S XIX se adelantó a su realidad, y posteriormente en una parte la sociedad se conformó de acuerdo a sus postulados. O fueron profetas o buenos nutrientes para los políticos reformistas. Tal vez hoy exista un divorcio excesivo entre la ciencia y la política, so pena de que la ciencia actual sea inútil o irrelevante cualitativamente, no obstante su incremento cuantitativo. Cuanto más reticente sea un político a las innovaciones en favor al interés general, más necesario es un asesor capacitado en las habilidades propias del politólogo.

He leído que para ser un politólogo competente se precisa: Capacidad de negociación y resolución de problemas; dotes de observación; capacidad de análisis, de síntesis, de relación y de autoevaluación; espíritu crítico e imaginativo; curiosidad e interés por el entorno; capacidad de adaptación, polivalencia, trabajo en equipo, tolerancia y sociabilidad y buena memoria y gusto por la lectura, además de conocimientos expertos de la administración pública y del sistema político, y (Yezhekel Dror, dixit), añadiría tener vastos conocimiento de historia.

Yehezkel Dror
Yehezkel Dror

Pero incluso el mejor analista tiene muchas limitaciones. Así en las ciencias de políticas mientras que Dror representaría la bondad del análisis en la política (1995), Lindblom mantiene unas expectativas (competencia limitada de las Ciencias Políticas), en el análisis, ya que la formulación de Políticas Públicas, en sí, resulta un proceso no claro (Lindblom 1981,1994 y 1997).

Charles E. Lindblom
Charles E. Lindblom

Ejemplo de todo esto se puede observar en que;

– Ante un problema complejo es imposible encontrar un acuerdo satisfactorio para toda la sociedad.

– Toda política implica beneficios para unos y perjuicios para otros.

– Nadie tiene a su disposición ni la formación, ni los recursos, ni el tiempo para realizar un análisis de las alternativas y seleccionar la óptima.

– No existe una mejor política definible en ningún campo, tan sólo opiniones en desacuerdo, tanto en la política misma, como en el análisis de su diseño.

– Lo racional es admitir que nuestras opiniones son juicios de valor sobre lo que debe hacerse, no sobre lo que es mejor, que lo mejor no puede definirse objetivamente.

– El analista nunca es imparcial, siempre se está más inclinado hacia unos valores o hacia un segmento de la población.

– Todos los análisis de políticas son siempre incompletos, y por tanto, inconcluyentes.

– Los gobiernos tiene que decidir, por lo que no se trata de reconciliar posiciones, sino que algunas personas impongan su decisión sobre otras.

– Al final es la política la que decide, y esto, es más músculo que cerebro.

J. G. March
J. G. March
H. Simon
H. Simon

Imposible la racionalidad absoluta (March-Simon,1958) hemos de procurar que en el contexto de racionalidad limitada que la decisión pública se aproxime a la máxima racionalidad en términos de eficacia, eficiencia y economía. La Ciencia Política (Dror en su informe al club de Roma de 1994) nos avisó de que si observamos los vericuetos internos del poder y las formas en que la gobernación toma decisiones irrevocables, veremos que no se han producido cambios significativos en los últimos cien años. Las consecuencias de esta falta de progreso son cada vez más amenazantes. De continuar con esta dinámica de modos básicos de decisión – con su gran propensión al error -, nos encontraremos con grandes riesgos para la humanidad entera. Para afrontar los desafíos de la gobernabilidad en el contexto de las transformaciones globales, muchos puntos de vista obvios tiene que ser no solo revisados sino trastocados, en el marco de los valores democráticos fundamentales, pero alejados de la proyección folklórica de los políticos contemporáneos.

Si nos limitamos a seguir con más de lo mismo, será imposible adecuar las capacidades de los gobiernos a las necesidades de las transformaciones. De ahí se debe entender la prenunciación del mismo Dror a lo ‘inconcebible’, en el referido informe del 94 al señalar (…) Para alcanzar un mundo mejor, tenemos primero que desarrollar la capacidad de gobernar a partir de las actuales deficiencias y necesidades… A la hora de plantear reformas, hay que estar dispuesto a “pensar en lo impensable, pero respetando siempre los hipervalores de la democracia y la dignidad humana… la ideas vertidas sorprenderán a quienes están acostumbrados a las obviedades políticas y los eslóganes que impregnan buena parte del discurso público contemporáneo (…)

Para el autor como no resulta posible empezar desde cero para reinventar la gobernación, al carecer de instrumentos intelectuales y además nos encontrarnos con restricciones de factibilidad, lo único esperanzados son los cambios limitados pero radicales y de gran impacto. No es posible otra estrategia óptima. Lo que habría que conectar con afirmación del mismo de que la eliminación – de lo que no sirve – y el rediseño han de caminar juntas para permitir mejoras esenciales en la capacidad de gobernar. Los retos e imposibles que esta situación genera de suyo son bucles y aporías, que solo se resuelven con una ¿inconcebible? manera de pensar. Por eso Dror, nos avisa de que la transformación rápida del conocimiento nos sitúa en una ‘inconcebibilidad ontológica’ (2001). Algo parecido a lo que Lindblom, diría en cuanto a que nuestras mentes están deterioradas, seguimos sumidos en una sustancial ignorancia de las alternativas (1997).

¿Es concebible?;…

  • Que la Administración no sea un mal necesario; sino una fuerza creadora de bienes y el instrumento más eficaz para una verdadera elevación de la vida social (Oliván, 1842).
  • Otra manera de decisión pública; la razón de humanidad en lugar de la razón Estado (Dror,1994).
  • Otro tipo de decisor público; otras aptitudes y/ o actitudes.
  • Un análisis más científico de la decisión pública; y no mero marketing político.
  • Que la Administración sea servicio a la ciudadanía; y no un botín y patrimonio temporal.
  • (…)

Como colofón, merece contarse que en un curso de la UIMP en el palacio de La Magdalena, en el Santander del año 2000, que versaba sobre los diez presidentes de Estados Unidos – desde F.D. Roosevelt a G. Bush padre -, Vernon Walters (militar, embajador, subdirector de la CIA) afirmó que como hombre Estado posiblemente sobresalía Ronald Reagan, pues de todos ellos fue el único que puso una condición indeclinable en la formación de sus gobiernos; todos sus integrantes debían estar más capacitados que él, ya que el mundo está lleno de dirigentes políticos que aspiran a rodearse de mediocres que no les hagan sombra. Loable actitud en quien también afirmara aquello de que (…) el mejor Gobierno es el que no existe…, para qué gastarse recursos en evaluar lo que ya se sabe que se hace mal …, El gobierno no soluciona problemas; los subsidia…, El mostrador de un funcionario es lo más cerca que estaremos de la eternidad en esta vida (…).

También otros – yo, por ejemplo – preferirían habilidades propias y no ajenas, tales como la de ser el número uno de la promoción de comandantes de submarinos nucleares (Jimmy Carter) o la de haber sido el precursor del análisis sistemático en las políticas públicas, como experto analista en la USAF (Mac Namara).

Pero como tampoco me entusiasma el papanatismo de lo foráneo y puestos en sede de concebibles ontológicos, me quedo absolutamente entusiasmado y apabullado con la escena de una polémica película de 1988 y cuyo título se obvia para no contaminar, en la que un personaje le dice al otro (…) una cosa es querer cambiar la vida de la gente, pero tú, quieres cambiar su forma de pensar y de sentir y nosotros, no queremos que cambien las cosas (…)

¡¡¡Inconcebible maestro ¡¡¡

Para saber más o mejor;

Dror, Y. (1994) La capacidad de gobernar. Informe al Club de Roma.

Dror, Y. (1995) “Asesores políticos para los Gobiernos”en Documentación Administrativa, 241-242.

Dror, Y. (2001) “Más allá de la incertidumbre: Lo inconcebible” en Polis. Revista Latinoamericana, 2.

Lindblom, C. E. (1981) The Policy Making Process, 1981

Lindblom, C. E. (1994) “La investigación social para la elaboración de políticas: quién la necesita y para qué”. Gestión y Política Pública, 3-2.

Lindblom, C. E. (1997) “Como adecuar la política en el análisis de políticas? Gestión y Política Pública,6-2.

March, J. G. y Simon, H. (1958) Organizaciones.

Oliván, A. (1842) De la Administración pública con relación a España.

López llanos, V. (2016) https://lexicodelapolitica.wordpress.com/2016/01/18/muerte-aparente-en-el-pensar-hacia-la-chatarrizacion-de-la-ciencia-politica-2/

*Artículo redactado por: Prof. Javier Pinazo 

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