«Contigo para siempre», cartas desde el final de un Erasmus

Hola a todos. Soy Iris Cubells estudiante de 3° de Periodismo en la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia y hace un año comencé la que sería una de las mejores etapas de mi vida. El año pasado tuve la oportunidad de optar por la beca Erasmus gracias a la que he podido realizar un curso académico en un país europeo. Una decisión que, sin duda, ha cambiado mi vida.

En mi caso, elegí Brno y la Universidad de Masaryk para vivir esta experiencia. Brno es una pequeña ciudad situada en el noreste de la República Checa, a sólo 2 horas y 30 minutos de la capital checa, Praga.

La razón principal de mi elección fue su ubicación: está en pleno centro de Europa, bordeando cuatro países diferentes y con acceso a otros países vecinos. Es una ciudad eminentemente universitaria, llena de jóvenes y con un gran nivel académico.

En mi caso, busqué que la universidad de acogida impartiera las clases en inglés para poder mejorar así  mi nivel de dominio de este idioma. Además, un factor importante fue que el nivel de vida en este país es bastante asequible, por lo que todo encajaba en mi idea inicial.

Lo cierto  es que la experiencia Erasmus comienza mucho antes de llegar al destino. De hecho, todo comienza en la Oficina de Relaciones Internacionales de la Universidad, con la prueba de nivel, la larga lista de destinos, el Learning Agreement y la interminable documentación que te acompañará durante todo el año siguiente, pero siempre con la ayuda de tu coordinador Erasmus.

 

 

 

 

 

Al principio, esta decisión genera una sensación de adrenalina, inquietud, deseo e incluso miedo. Sabes que durante el siguiente curso vas a conocer otra cultura, vas a viajar a diferentes lugares, vivirás nuevas experiencias y estarás acompañado por muchas personas nuevas y desconocidas de diferentes países del mundo. Sin embargo, al final del año, la verdad es que tu mentalidad habrá cambiado por completo: y así, un día se acaba el año que probablemente recordarás como una de las mejores etapas de tu vida.

todo lo aprendido, experimentado y vivido permanecerá contigo para siempre

Aprendes a valorar otras cosas; evalúas desde otra perspectiva lo que tienes en casa, porque a veces es necesario alejarse por un tiempo para descubrir qué hay realmente importante en tu entorno. Maduras, aprendes a ser una persona más independiente. Pero en realidad, y quizás esta sea una de las cosas más importantes, descubres que la ciudad o el lugar no es lo más importante de la experiencia sino las personas con las que has compartido grandes momentos y han sido tu compañía durante 9 meses.

Tuve la oportunidad de vivir en una residencia de estudiantes. La universidad ofrece la residencia universitaria más cercana y relacionada con tus estudios universitarios. En mi caso, la residencia Vinařská ha sido uno de los grandes aciertos de este año. La habitación consistía en un apartamento: con cocina propia, baño y una habitación doble pequeña que incluía un balcón. Todo esto por un precio bastante asequible. Además, tenía una cantina para estudiantes con ofertas increíbles para el almuerzo y la cena.

En mi opinión, vivir en una residencia de estudiantes, con una habitación compartida, te permite vivir con diferentes personas, estar en contacto constante con otras culturas y costumbres y ayudarte a sentirte como en casa.

En cuanto a las clases, es cierto que en algunos países europeos tienen una dinámica muy diferente a la española. Clases muy pequeñas, un máximo de 20 personas, con miembros que hablan diferentes idiomas y debe comunicarse con ellos en inglés. Los maestros están muy volcados en animar a la participación de los alumnos. En la gran mayoría de las clases hubo parte práctica (con debates, lecturas, experiencias personales, presentaciones visuales, etc.), lo que permitió mejorar mi inglés y desarrollarlo de manera más práctica.

A lo largo de la semana, ESN, una agencia de estudiantes Erasmus, propone diferentes actividades y fiestas para conocerse y divertirse. Juntos, los erasmus que hicimos grupo disfrutamos de cenas internacionales en las que cada uno ofrecía parte de su gastronomía. También no implicamos en diferentes actividades sociales, como voluntarios por un día en un orfanato o limpiando el zoológico de Brno, así como otras actividades de ocio tales como: bolos, paintball o fiestas en barco.

Es definitivamente una etapa de nuevas experiencias. Si aprovechas bien el tiempo libre y sabes organizarte económicamente, puedes viajar mucho. ¿Por qué? Por que toda la gente que te rodea comparte el mismo espíritu y las  conexiones de autobús y tren existentes entre los diferentes países son excelentes. ¡La combinación perfecta para un viajero joven!

Pero un día, cuando menos lo esperas, todo lo que preparaste hace un año con tanto entusiasmo, se acaba. Llega el verano y, con él, las despedidas … desde mi punto de vista, uno de los momentos más duros y bonitos al mismo tiempo.

Es irónico decirle «hasta pronto» a las personas que 9 meses no conocía y ahora algunos son como parte de tu familia.

Dejas atrás a mucha gente, muchos más lugares e incontables momentos que siempre permanecerán en tu memoria porque, aunque el año haya terminado, todo lo aprendido, experimentado y vivido permanecerá contigo para siempre.

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