Graduación D.E. Marketing y MBA 2016

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25 de junio de 2016, Palacio de Congresos de Valencia.

Discurso de Paco Suay en representación del Claustro de Profesores:

Hoy es un gran día para mi, aunque ¿sabéis donde debía estar ahora?

Pues con el bañador tirándome por un tobogán en Aquoplis Cullera con mi hija Isabel.

Cuando mi hija me dijo que tenía que ir con su familia a Aquopolis, le dije que mi otra familia, mis alumnos también querían que viniera al acto de graduación. Y claro está habéis ganado vosotros, aunque llevo el bañador debajo del traje y en cuanto salgamos me voy a tirar de un tobogán.

Y Por supuesto estoy muy contento, de estar aquí.

Seguro que alguien se ha fijado que llevo zapatos, pero tranquilos este discurso está patrocinado por Converse.

Para mi es una gran responsabilidad estar aquí, pues este discurso lo hago en representación de todo el claustro de profesores de nuestras titulaciones de Dirección de Empresas, Marketing y Máster MBA y delante de vuestras familias, por lo que debemos causar una buena impresión.

También estoy tremendamente emocionado pues con alguno de vosotros me une una relación especial. Tras años de profesor llegará el momento de deciros, ya no sois alumnos, ahora somos amigos.

Y por supuesto muy orgulloso de ver como habéis evolucionado en vuestro periodo universitario, de haberos intentado enseñar alguna cosilla y de que algo hayáis aprendido.

Hace unos años con el apoyo de vuestras familias, confiasteis en nuestra universidad para obtener vuestra formación. En algún caso pasasteis una entrevista de admisión con un profesor bajito con gafas y con zapatillas deportivas, pero tras varios años de esfuerzo habéis llegado al final de ese trayecto.

Hoy es vuestro gran día.

 

Estoy aquí para hablar de vosotros y a vosotros, por lo que me voy a bajar del escenario para estar mas cerca.

 

Me gustaría contaros una historia, la historia de un niño de 12 años que quería ser Caballero.

Martin vivía en un pueblo en medio de la campiña a varios días de una gran ciudad. Tras varios años ayudando en la granja a sus padres un día se acercó y les dijo:

“Padre yo quiero ser Caballero y por tanto marchar a la ciudad”

Su padre le miró fijamente y entre sollozos, le abrazó. “Muy bien Martin yo quiero lo mejor para ti, así que si es tu decisión la comprendo”.   

Martin cogió el petate y se despidió de su familia con mas miedo en el cuerpo del que nunca recordaba.

Tras caminar varias horas por el bosque llegó a un claro donde un pastor cuidaba de su ovejas. Martin se acercó y el pastor le ofreció que se quedara a cenar con él, pues en un rato anochecería y era momento de buscar cobijo.

El pastor, que tenía un solo brazo, intentó montar una pequeña tienda pues amenazaba tormenta. Tras varios minutos, Martin se acercó y le ayudó a montarla, justo en el momento que comenzaba a llover. De esa forma nuestro joven aprendiz de Caballero comprendió que trabajar en equipo es algo maravilloso y permite hacer las cosas mejor que si uno lo intenta solo.

El pastor pregunto. “Dime Martin ¿a dónde te diriges?”

Tras un largo silencio le replicó “Quiero Ser Caballero, hacerme famoso, conocer gente importante y ganar gran fortuna”

“Bueno” le dijo el pastor, “creo que para ganar fortuna no hace falta ser caballero, simplemente usurero. Para conocer mucha gente pues ser cantinero y para famoso, basta con cometer algún delito y todo el mundo te conocerá. Ser Caballero es otra cosa. Y si quieres yo puedo indicarte como conseguirlo”.

Martin asintió con la cabeza y se fueron los dos a dormir.

A la mañana siguiente apenas había amanecido se pusieron a recoger y el pastor le preguntó si ya estaba dispuesto a aprender.

“Pues en ese caso coge ese bastón y lleva las ovejas a beber al rio”

Martin sin comprender bien el sentido, hizo lo que le pidió el pastor.

Le costó un buen rato agruparlas a todas y encaminarlas hacia el rio.

Tras su vuelta Martin le inquirió: “Llevo todo el día manejando las ovejas, que es lo que no quería hacer en la granja de mi familia y tu me dices que para ser Caballero debo hacer lo mismo”

Tras un silencio el pastor le respondió: “Efectivamente pero piensa que para aprender a liderar un equipo de personas es muy importante la paciencia y saber organizarlos. ¿Cómo lo vas a hacer si con un rebaño de ovejas no lo consigues?

Al día siguiente se encaminaron hacia la ciudad y Martin estaba cada vez mas ansioso con llegar y ver esos grandes edificios, la catedral, el palacio…..Cuando ya veían la ciudad a lo lejos llegaron a un puente que cruzaba el rio, pero el puente estaba roto y resultaba imposible pasar al otro lado.

Martin se quejó: “Vaya mala suerte la mía, seguro que algún malvado ha roto el puente con el objetivo de que yo no pueda cruzar al otro lado y llegar a la ciudad ¿quién habrá sido?

Entonces el pastor le dijo:  “No te preocupes, en vez de pensar en quién ha sido busquemos una solución para cruzar el rio. Y le preguntó ¿Si no tenemos puente cómo lo podemos lograr?

Claro con una balsa, pensó Martin y se puso a buscar por la orilla del rio, hasta que localizó una balsa que era suficiente para ellos dos y el rebaño de ovejas.

En cuanto llegaron a la otra orilla Martin dio un salto de alegría y le dijo al pastor: “Qué razón tenías hay que saber adaptarse a las circunstancias y buscar soluciones, en vez de lamentarse”.

Al final del día llegaron a las puertas de la ciudad. Tras la muralla destacaba en lo alto de la colina un palacio y a su lado la torre de la catedral.

Martin estaba cada vez mas emocionado y nervioso. Tras cruzar la puerta, el pastor le pidió a Martin que esperara junto a una pequeña plaza con las ovejas, mientras él buscaba refugio para esa noche y desapareció tras la esquina.

Al momento se le acercó un hombre con aspecto siniestro y le preguntó a Martin si el pastor era su padre, a lo que este le replicó que apenas se habían conocido hacía unos días. Entonces el hombre le dijo: “te doy toda esta bolsa de monedas por las ovejas”

“Bueno, es que no son mías y no te las puedo vender” El hombre le volvió a insistir en repetidas ocasiones ofreciendo cada vez mas monedas, pero Martin siguió negándose pues comprendía que no estaba bien.

Al volver el pastor, Martin le contó lo ocurrido y éste le explicó que había tomado la decisión correcta demostrando honradez e integridad.

Esa noche la pasaron en un establo junto a las ovejas para llevarlas a la mañana siguiente al mercado. Antes de amanecer el pastor salió, regresando al rato con una bolsa de comida para darse un gran festín.

Le comentó que ya había cerrado el trato para la venta de las ovejas y que debía volver a las horas, por lo que Martin se entristeció.

“¿Y ahora, yo que hago? Cómo me convierto en un Caballero?

“Querido Martin, ya eres un Caballero”.

“Has demostrado muchos valores que te hacer merecedor de ello.

Sabes trabajar en equipo y ayudar a los que lo necesitan, como demostraste al montar la tienda.

Has sabido liderar a las ovejas y seguro que sabrás hacerlo con cualquier equipo.  

En vez de lamentarte buscaste una balsa para cruzar el rio, tienes capacidad de adaptación y sabes aportar soluciones a los problemas.

Has sido responsable e integro y no me engañaste cuando intentaron comprarte las ovejas.

En fin, que ya eres un Caballero y te puedes enfrentar a la vida”.

 

Esta historia es vuestra historia pero está todavía muy lejos de finalizar. Tan solo habéis cubierto una de las etapas mas bonitas de vuestra vida, y os queda mucho por descubrir y avanzar.

Pero recordar, como a nuestro amigo Martin que los valores que debéis trasmitir y por tanto luchar por ellos son:

  • Integridad, Justicia, Colaboración, Amor.

Para acabar algún sencillo consejo, pero no hace falta que toméis notas, que para que lo recordéis lo pondré en blog.

  • Haz lo que te guste y si no puedes, ama lo que te toque hacer.
  • La vida profesional es una escalera con múltiples peldaños, ves subiéndolos poco a poco e irás encontrando tu camino.
  • Ayuda a los demás, sin prejuicios ni tapujos. La vida es como un bumerang, devuelve lo que entregas, así que si haces el bien recibirás el bien.
  • Sigue a tu corazón, haz lo correcto y lo que consideres justo para el bien común, por encima de convencionalismos.
  • Da siempre las gracias a todo el mundo. Esta palabra es genial y mueve montañas.
  • Acuérdate de nosotros, de estos humildes profesores y de esta universidad que te ha formado para ser un hombre o mujer de bien. Recuerda “Es de biennacido ser agradecido”.
  • Disfruta la vida. El mundo es maravilloso, las personas son fantásticas y hay que disfrutar al máximo pero respetando a todos.
  • Sal al mundo y haz el bien.
  • Que Dios os bendiga.

Muchas gracias.

 

 

 

 

 

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