Desde hace seis años trabaja en uno de los estudios de arquitectura más reputados de Dinamarca, como responsable de diseño en un equipo de 75 personas. La historia de Teresa Blasco, alumni de la CEU UCH, es la de una frenética carrera internacional que la ha llevado a trabajar en estudios de París, Nueva York y Copenhague.
Pero todo empezó en Alfara del Patriarca, a tan sólo veinte minutos de Valencia…
Teresa, cuéntanos más sobre ese viaje que te ha llevado desde la ESET hasta Dorte Mandrup, el estudio danés donde trabajas actualmente.
El viaje comenzó en 2011, cuando entregué mi proyecto y con ello terminé la carrera de Arquitectura. Hice algunas prácticas en Valencia pero enseguida me fui a París, donde tuve la oportunidad de trabajar como arquitecta en un estudio. Aunque aprendí mucho y pude asumir cierta responsabilidad desde el principio, sentí que París no era mi sitio y decidí cambiar de contexto. Probé suerte en Nueva York, que es una ciudad que me apasiona, pero tampoco nunca llegué a sentirla como propia.
Teresa lidera un proyecto arquitectónico de 20000 metros cuadrados en la nueva ciudad de Carlsberg, cerca de Copenhague
Así que, en ese momento, me plantée qué lugares me podían interesar más a nivel profesional, y lo tuve muy claro: Suiza y Dinamarca. Me puse manos a la obra para buscar estudios y el salto a Copenhague lo pude dar gracias a una beca Leonardo que me gestionaron desde la propia universidad. Es relativamente fácil que te acepten en un estudio si lo haces con una beca de este tipo, y en mi caso fue la puerta de entrada a Dorte Mandrup. Estuve trabajando como becaria durante unos cinco meses y enseguida me ofrecieron un contrato de trabajo.
Una carrera internacional en arquitectura
Llegar tan joven a un estudio de arquitectura de más de 75 personas en Dinamarca no debe haber sido sencillo de digerir, ¿o quizás sí? ¿En algún momento te sentiste perdida o ya contabas con todas las herramientas necesarias para desenvolverte profesionalmente?
Desde luego, Dinamarca es muy diferente a España, también en arquitectura. Nada más llegar tuve que obligarme a pensar de otra manera, pero en ningún caso lo viví como un problema. Simplemente llegas con unos parámetros académicos, pero enseguida te das cuenta de que la realidad es algo distinta.
Creo que es algo que ya aprendí durante los meses que viví en Nueva York: hay cientos de formas diferentes de hacer las cosas, sobre todo en un contexto profesional tan internacional. El valor de esa diferencia es lo que hay que aprender pero, desde luego, mi formación siempre jugó a mi favor. Pude adaptarme muy rápidamente y, con todo lo que había aprendido aquí, lo hice además de forma sencilla.
¿Quién es exactamente Dorte Mandrup, cómo la definirías?
Dorte Mandrup es, ante todo, pura fuerza. Es una mujer con muchísima fuerza en todos los aspectos posibles: en sus opiniones, en su forma de ser, en su forma de trabajar.
Ha logrado estar al frente de su propio estudio, donde ejerce de directora creativa y única owner. Es, además, uno de los dos grandes estudios de Dinamarca que están dirigidos por mujeres. Y no es que el tema del feminismo esté demasiado presente en el país; de hecho, en ese sentido está mucho más avanzado que nosotros. Así pues, aunque haya paridad en nuestro equipo, no es algo que se haya buscado de manera explícita, sino que ha surgido de forma natural: hay más mujeres arquitectas simplemente porque hay más mujeres que estudian Arquitectura y que buscan ejercer su profesión.
La ambición de Teresa Blasco: grandes equipos, grandes proyectos
Explícanos entonces qué tipo de arquitectura hacéis en Dorte Mandrup…
Trabajamos en muchos frentes, estamos abiertos a todo tipo de proyectos. Sí es cierto que hay cosas que nos interesan especialmente. Por un lado, mencionaría la transformación de edificios existentes. Por otro, que nos gusta trabajar en sitios especiales, en parcelas particulares con proyectos que dejen huella. Así pues, últimamente trabajamos mucho en lugares con alto valor patrimonial de la UNESCO, sitios protegidos que conllevan una carga de trabajo bastante compleja.
A nivel de programa arquitectónico, trabajamos con proyectos educativos, culturales, de vivienda… Esa parte social es muy importante e impregna todos nuestros proyectos, pero dentro del estudio trabajamos a niveles muy diferentes. Hoy podemos proyectar casas y mañana un museo: ese salto te obliga a estar en un constante proceso de adaptación y aprendizaje.
¿Crees que hay algún aspecto definitorio de la arquitectura que se hace en Escandinavia y que la diferencie de la que se hace, por ejemplo, en el sur de Europa?
Si hay algo que destaca es que la arquitectura nórdica está muy vinculada al espacio público. Aquí también trabajamos ese vínculo, pero quizás de otra manera: en Dinamarca se piensa mucho en cómo interactuar con el edificio, cómo disfrutar del espacio. En general, creo que todos los proyectos, ya sean de vivienda o bien proyectos privados, incluyen cierta parte de espacio público. Existe una carga social importante en lo referente al significado que los edificios pueden tener para los usuarios.
«En Dinamarca los procesos constructivos están mucho más controlados. Y no sólo por una cuestión de eficiencia, sino también práctica y económica»
Aquí quizás el rigor arquitectónico sea mayor, frente a una mayor flexibilidad nórdica. Posiblemente tengan menos condicionantes a la hora de diseñar: lo importante será lo social, el cómo el usuario usará el edificio y cómo será éste percibido.
En cualquier caso, son maneras diferentes de pensar la arquitectura. Existen maneras más tectónicas, otras que buscan una mayor sostenibilidad… Al final, creo que todas estas tendencias deberían unirse en los proyectos. Y creo que la clave está en combinar: combinar nuestras formas más latinas con las del norte. Es de lo que se trata, también aquí en ConnectA.
¿Existe algún proyecto de los que has desarrollado en Dorte Mandrup del que te sientas especialmente orgullosa?
Posiblemente tenga que nombrar el último proyecto que estoy desarrollando en la nueva ciudad de Carlsberg, en el que ya llevo dos años de trabajo invertido. Es muy interesante porque en él se juntan un edificio ya existente y uno de nueva creación. Además, es un proyecto mixto que incluye comercio, vivienda y oficina.
También te diría que es especial por el rol que he desempeñado en él, ya que es el primer proyecto que he liderado de principio a fin. Son además 20000 metros cuadrados de construcción, así que la envergadura es muy importante.
¿Se cumplirán entonces los plazos de construcción previstos? ¿Cómo funcionan estos procesos en Dinamarca?
Se cumplirán los plazos sin dudarlo. En Dinamarca, a diferencia del resto de Europa, los procesos constructivos están mucho más controlados, es todo mucho más estricto. Y no es únicamente por una cuestión de eficiencia, sino también práctica y evidentemente económica. Por un lado, el clima determina cuándo puedes o no construir, o si debes proteger el edificio. En un país con un clima tan poco favorable, este aspecto se tiene que tener muy en cuenta. Por otro lado, el proceso constructivo se intenta simplificar al máximo: mucho está prefabricado y viene ya construido, y eso hace que el ritmo de construcción sea muy ágil. Es todo mucho más rápido que en España, por ejemplo.
Un arquitecto danés que todos deberíamos conocer y uno español que a ti te atraiga especialmente…
Hay muchísimos. De los clásicos de la arquitectura danesa, por supuesto Arne Jacobsen. Y no por ser un ejemplo de los más obvios deja de ser absolutamente básico conocer su obra. Vilhem Wohlert sería otro, con su Louisiana Museum of Modern Art. Ese proyecto hay que conocerlo. De los más contemporáneos, hay estudios muy interesantes como Vandkunsten, que ya en los 70 investigaron mucho sobre vivienda social, vivienda tipo y espacio público. Lundgaard & Tranberg es otro estudio que hace una arquitectura de muy alto nivel. Te diría que en Dinamarca hay una gran cultura del diseño y de la arquitectura, en general.
«La arquitectura nórdica está muy ligada al espacio público. lo importante es lo social: cómo va a ser percibido y utilizado el edificio»
Si tuviera que mencionar a algún estudio español que admire, te diría Nieto Sobejano. Es un estudio con el que nos relacionamos muy bien en Dorte Mandrup y existe un vínculo bastante estrecho entre ambos. Personalmente, siento un gran respeto por ellos y por su obra.
¿Recuerdas alguna anécdota de tu paso por nuestra universidad?
Anécdotas y momentos, ¡muchísimos!. Por ejemplo, cuando los estudiantes de la ESET participamos en el Solar Decathlon Europe. Esos dos años de intensidad y de trabajo han marcado mi paso por el CEU totalmente: por la relación con el trabajo, con los compañeros, con los profesores… En esa época, todos nos acercamos los unos a los otros y aprendimos muchísimo de cada uno. Fue un momento, creo, muy brillante de la Escuela.
Una Escuela que ha experimentado una gran transformación en los últimos años, ¿cómo percibes ese cambio, notas algo diferente? ¡Dinos cómo ves ese #10YearChallenge de la ESET!
Es totalmente diferente. El vuelco internacional es tan evidente y lo hace tan diferente a mis días de estudiante. Para mí, que ahora trabajo fuera de España, veo esa multiculturalidad como algo muy normal, pero en realidad tiene mucho mérito haberla traído a la Escuela. Y ese input tan presente y tan rico es algo de lo que deberían aprovecharse todos los estudiantes, sin importar su carrera. Parece algo obvio, pero es tremendamente positivo.
Aunque ya tienes una carrera más que consolidada, se nota que posees una mente inquieta: ¿en qué lugar te ves dentro de unos años, desde un punto de vista profesional?
Me gustaría seguir desarrollando todos los proyectos que acabo de empezar. Coordinar, estar al frente de más proyectos, y que estos sean cada vez más complejos. En definitiva, trabajar con equipos más grandes para tener mayor proyección y trabajar la arquitectura de principio a fin.
Para finalizar, ¿qué consejo podrías darle a un estudiante de Arquitectura?
Sin duda, que aproveche todos los recursos que tiene a su alcance: ese compañero de Finlandia, ese colega de Japón… Tener eso en clase es como tener una biblioteca, es algo muy enriquecedor. Poder aprender de lo que otros ven, unirlo a lo que tú ves y compartir esa visión conjunta. Entender, en definitiva, otras maneras de pensar y de hacer arquitectura. Eso es lo más rico de nuestro trabajo.