Contratado en Londres…¡en 72 horas!

El futuro no avisa. Un día va y se te presenta. Así, como es él. Y mejor que te pille  preparado. Porque aunque te conceda algo de margen, igual es corto: “En 3 horas tienes una entrevista ¡ponte traje!”. Y buscas el traje, y tanto que lo buscas, como hizo Javier López, alumni de Arquitectura en la ESET, hace menos de un año. Y llueve porque estás en Londres pero el cielo parece que se abre porque ahí está y te saluda: es tu futuro.

La historia que contó Javier en aquella entrevista de trabajo coincide casi exactamente con la que nos cuenta aquí.  Para los ejecutivos de la Consultora de Arquitectura McBains fue más que suficiente. El primer día que pisó las oficinas era un lunes. Había llegado a la City el miércoles anterior para abrirse camino. Hoy lleva casi un año trabajando para ellos.

“Hace poco les pregunté a mis jefes que qué vieron en mí para darme el trabajo. Me dijeron que nunca habían entrevistado a nadie con tantas ganas de trabajar y con una actitud tan buena”, nos cuenta desde Londres, mientras ultima la presentación de un edificio de oficinas en Wimbledon. Él dice que tuvo una suerte “impresionante” aunque eso sólo explica la superficie de la historia.

En el fondo de ese relato hay una manera de ver la vida que aprendió en la ESET: “ Esa mirada que ve el mundo como un todo y no como pequeños trozos con fronteras que no se pueden saltar, la adquirí en el periodo universitario”.

cuando cobras tu primer sueldo como arquitecto, eso no tiene precio

Y bajo esa superficie de fortuna, también hay mucho esfuerzo: “Durante mi último año de carrera di clases de inglés con un profesor nativo. Ese último año fue especialmente duro. Mi novia y yo teníamos claro que nos íbamos a ir fuera sabía que uno de los puntos fuertes que me podía diferenciar del resto de personas recién salidas de la universidad era hacer un máster antes de acabar y especializarme en BIM.

Incluso hay otro tipo de sacrificios: “Vendí el coche que me regaló mi abuelo para poder pagarme el viaje y tener algo de dinero para costearme la aventura”, cuenta Javier. Su profesor de inglés le facilitó el contacto de una persona que trabajaba de recruitment de arquitectos. Javier y él hablaron y de aquella charla salió una valiosa lección: “Me dijo que si quería trabajar en Londres tenía que estar allí, tenía que correr el riesgo de ir sin trabajo y buscar desde allí, me dio ánimos y su contacto por si le llegaba alguna oferta”.

En el puesto de las oficinas de la consultora en Londres

Y la oferta llegó cuando el plano del callejero de Londres que compraron no estaba ni un poquito arrugado. El contacto que trabajaba de recruiter le envió un mail. Quería saber si estaba en la ciudad. Javier contestó que sí: «Pues ponte traje, tienes una entrevista en tres horas». El resto, es esta historia.

Su actual jefe en la consultora fue colaborador de Balkrishna Doshi, ganador del último Premio Pritzker: «Estos últimos meses los he dedicado, junto con otros cinco compañeros, a la realización de los planos de más de 50 viviendas», comenta desde la oficina.

Fallar es parte del proceso para crear cualquier cosa y es totalmente necesario

Dice Javier que la experiencia le ha ayudado a confiar en sí mismo, a apostar por él mismo: “Yo sabía que lo podía conseguir, me había esforzado para conseguirlo. Han sido muchos cambios y todos de golpe, pero ha valido la pena”. Le gusta pensar que algún día podrá contarle a sus nietos todos los retos que ha ido superando (nueva normativa, defenderse en inglés con clientes, negociar el alquiler de su casa…) y la satisfacción que tuvo al cobrar el primer sueldo como arquitecto.

Javier y su chica en Londres

Lo hará con sus propias palabras: “No tiene precio vivir ese momento, entonces vale la pena todo lo pasado. Es que estás haciendo lo que de verdad te gusta, lo que te motiva…y cobras por ello ¡es la leche!”. 

Su aventura ha salido redonda, pero no olvida a quienes están todavía estudiando y algún día tomaran un avión como hizo él: «Les diría que no tengan ninguna vergüenza de equivocarse. Hay que sobreponerse a las dificultades. Fallar es parte del proceso para crear cualquier cosa y es totalmente necesario».

Tan necesario como los relatos parecidos al tuyo, Javier. Gracias y mucha suerte!!

 

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