Copenhague, la ciudad que enamoró a Natalia

Acabó su carrera en 2011 en Valencia pero pronto acabó rendida al encanto de Copenhague. Natalia Guerrero, arquitecta y alumni CEU, lleva ya seis años trabajando en un importante estudio de la capital danesa, donde desarrolla proyectos de infraestructura y servicio público.

Alumni CEU en la ESET
Natalia Guerrero, una arquitecta «made in CEU» que triunfa en Copenhague

Aprovechamos su vuelta a la ESET como miembro del jurado en nuestro workshop internacional ConnectA Copenhague para charlar con ella sobre arquitectura, urbanismo y, por supuesto, de Arne Jacobsen.

Natalia, ¿cómo fue el camino que te llevó hasta Copenhague?

Acabé mis estudios en 2011, un momento bastante complicado para los arquitectos en nuestro país. Ante la ausencia de oportunidades de trabajo sólidas en Valencia, aterricé casi por casualidad en Copenhague. En principio iba a ser por un período corto, de unos seis meses, pero llevo ya seis años y estoy totalmente enganchada a esa ciudad. Me encanta Copenhague, su forma de vivir, las oportunidades y condiciones de trabajo que hay… Además, estoy muy contenta de haber podido trasladar todo lo que aprendí aquí en la Escuela a un estudio danés. Me gusta mucho esa dinámica en la que puedes coger sus ideas, combinarlas con tu bagaje y así aprender de ellos… ¡y que ellos aprendan también de ti!

En la actualidad trabajo como arquitecta en PLH Arkitekter, dentro de su departamento de infraestructuras. Ahí desarrollamos proyectos que van desde la red de metro hasta una planta potabilizadora de agua, que es lo que llevo ahora mismo entre manos. Es un tema, el de la recogida de aguas pluviales, al que se le da muchísima importancia en Dinamarca. Y, en general, a todo lo que tiene que ver con la arquitectura sostenible y verde.

Mi trabajo me apasiona, aunque es cierto que a veces hay que discutir con los ingenieros para sacar adelante tu proyecto. He tenido que aprender a desarrollar mis ideas y a defender mi idea de arquitectura.

Jurado en el ciclo ConnectA
Natalia, junto al resto de miembros del jurado del workshop internacional ConnectA Copenhague

Previamente estuve trabajando en Bjarke Ingels, una experiencia única que me enriqueció mucho. Viví por y para el estudio durante ese tiempo, pero fue una oportunidad perfecta para aprender y para trabajar en grandes proyectos, todos fuera de lo común. Es un estudio muy potente y viví esa época de una manera especialmente intensa.

Entraste por la puerta grande en la arquitectura de Copenhague. ¿Pudiste desenvolverte con normalidad en tu profesión una vez llegaste a la ciudad, o te sentiste en algún momento insegura?

Fue totalmente al contrario porque el haber estudiado en España jugó a mi favor desde el principio. Los estudios en Dinamarca lo ven como una ventaja porque ven a los arquitectos españoles muy versátiles: nosotros tenemos una formación artística, como ellos, pero también una base técnica muy sólida. Para ellos es como un 2×1 porque en Escandinavia, en general, la arquitectura está muy vinculada al arte, al diseño y a la estética.

En mi opinión les falta una cierta capacidad técnica que, evidentemente, adquieren a lo largo del ejercicio profesional. Sin embargo, no la adquieren en la Escuela como hacemos nosotros. Por eso, yo veo mucho mejor preparado a cualquier arquitecto español recién graduado.

¿Crees que hay algo especial que define a la arquitectura que se hace en los países nórdicos y que la diferencia de la que se hace en el sur de Europa?

Todo lo que tiene que ver con el diseño, básicamente. Allí se lleva lo simple, la simplicidad máxima en las texturas y en las formas: el famoso menos es más.

«Todo lo que tenga que ver con arquitectura verde y sostenible está muy presente en Dinamarca»

Por otro lado, tienen muy en cuenta las zonas comunes, esos espacios de relación que actúan de núcleo de unión entre las personas. Y no sólo en el interior de los edificios, sino también en las zonas externas. Quizás sea por la climatología, que les obliga a pasar mucho tiempo en el interior… ¡y a aprovechar el exterior todo lo que pueden!

¿Cuáles serían tus referencias arquitectónicas en Dinamarca, esos nombres que todo arquitecto debería conocer?

En Copenhague he llegado a conocer a fondo, por supuesto, la arquitectura de Arne Jacobsen, que es absolutamente fantástica. Tiene proyectos muy potentes, sobre todo teniendo en cuenta la época en que se desarrollaron.

Proyecto arquitectónico de COBE
Photo Credit | Dezeen

¡Y no sólo los clásicos! En la actualidad hay estudios de arquitectura jóvenes que están dando mucho que hablar. Por ejemplo, nombraría a BIG y a COBE Architects. Éste es de los estudios que más me gustan porque hace una arquitectura muy fresca y le da una vuelta muy interesante al núcleo social de los edificios.

Como sabes, el ciclo ConnectA de este año lo hemos dedicado a la arquitectura danesa, y es el preludio del viaje que nuestros estudiantes harán en marzo a Copenhague. ¿Qué consejos les darías para el viaje?

Dinamarca tiene muchos proyectos bastante llamativos. Y no sólo en cuanto a obra nueva, sino también la idea que tienen de rehabilitar. Es algo que hacen con bastante asiduidad: coger un edificio antiguo o en desuso, transformarlo y convertirlo en algo nuevo e interesante.

Por otro lado, les aconsejaría descubrir a Arne Jacobsen. Una de sus obras, quizás menos conocida, es la gasolinera Skovshoved que hizo en los años 30. Personalmente, la encuentro fascinante.

Otro edifico interesante es del estudio MVRDV, situado al lado del canal, que consiste en la rehabilitación de dos silos de un antiguo almacén de productos de soja. Han convertido estos dos silos en edificios residenciales, sacando los apartamentos a la parte más exterior; creo que es el uso que hacen de la luz y del espacio es muy especial.

Edificio de MVRDV
Photo Credit | MVRDV

En general, les invitaría a descubrir el norte de la ciudad, que es la parte por donde se está desarrollando la ciudad moderna. En un terreno ganado al mar se están construyendo muchos proyectos residenciales y de oficinas, y también se están rehabilitando antiguos edificios de la marina. Todos ellos tienen un punto atractivo.

Y, ¡qué decir de la vida en la ciudad! Copenhague es una ciudad ideal para estar fuera (¡siempre que el tiempo lo permita!), disfrutar de las calles y de los espacios públicos. Todo está perfectamente conectado y pensado para el ciudadano. Es una ciudad muy viva, con muchas exposiciones, muchos festivales de música y multitud de espacios para recoger y unir a la gente.

Nos quedamos con esta última visión de Copenhague que nos das, Natalia: una ciudad joven, cosmopolita y en constante movimiento. ¡Quedaremos a nuestro regreso para contarte todo lo que hayamos descubierto!

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