El arquitecto japonés Arata Isozaki ha sido recientemente galardonado con el Premio Pritzker 2019, considerado el «Nobel» de la arquitectura. Ecléctico, innovador y uno de los primeros arquitectos japoneses globales, ha diseñado más de 100 edificios a lo largo de sus 60 años de carrera profesional. ¡A continuación desgranamos algunos aspectos de su personalidad y de su obra!
Algunas notas biográficas
Arata Isozaki nació el 23 de julio de 1931 en Oita, al sur de Japón. En 1954, se graduó en Arquitectura e Ingeniería por la Universidad de Tokio. Tras su graduación, colaboró con su profesor Kenzo Tange, otro famoso arquitecto japonés también galardonado con el Pritzker, aunque en 1987. Arata Isozaki comenzó a trabajar de forma individual con su propio estudio a partir de 1963.
Se podría decir que su relación con la arquitectura comenzó a muy temprana edad. Con tan sólo 14 años, vio cómo la ciudad de Hiroshima sufría los efectos devastadores de la bomba atómica. A su alrededor, las ruinas y barracones despertaron en él un interés: el de reconstruir lo destruido y devolver a las personas sus lugares, sus vidas.
Isozaki ha firmado más de 100 edificios a lo largo de su carrera, varios de ellos en España
Por ello, sus primeros años de actividad profesional estuvieron marcados por el período de reconstrucción que se vivió en Japón tras la Segunda Guerra Mundial. Gran parte de su obra de estos años se encuentra en Oita, su ciudad natal. Sin embargo, pronto Isozaki traspasó las fronteras de su país y comenzó a diseñar a nivel internacional, convirtiéndose en el primer arquitecto japonés verdaderamente internacional.
En la actualidad, es considerado un icono de la arquitectura contemporánea y cuenta con obras en los cinco continentes.
5 elementos que definen su arquitectura
Heterogeneidad
Una de las cosas que más llama la atención cuando se analiza la obra de Isozaki es lo diferentes que son cada uno de sus trabajos. De hecho, el jurado del Pritzker alabó esta faceta del arquitecto, al que calificó de difícil de etiquetar: «Sus obras (…) desafían cualquier tipo de categorización estilística ya que se encuentran en constante evolución, y siempre son frescas y novedosas en su concepción».
Posiblemente el germen de esta arquitectura en constante evolución se encuentre en el contexto en el que se formó como arquitecto. La inseguridad e inestabilidad del Japón de postguerra seguramente hayan tenido un impacto en su estilo. «El cambio es constante», ha llegado a afirmar Isozaki. «Paradójicamente, esto es lo que define mi trabajo».
Visión holística de los proyectos
Resulta interesante ver cómo esa heterogeneidad que antes mencionábamos se encuentra íntimamente ligada a una concepción global de la arquitectura: el cómo un proyecto siempre forma parte de un contexto mucho más amplio.
«Mi identidad debe entenderse como mi deseo de ser constantemente diferente. No sólo en cuanto a la forma de cada proyecto, sino a su adaptación a cada situación, a cada medio ambiente; un estilo arquitectónico concebido como una solución», comenta Isozaki. «Una solución que cada vez es diferente».
Esta visión holística de la arquitectura debe entenderse como una arquitectura que tiene en cuenta todos los elementos que rodean a un proyecto: el entorno, la cultura local, la arquitectura existente, etc. Como el jurado del Pritzker ha considerado, «su obra se asienta sobre un conocimiento muy profundo, y no sólo en arquitectura, sino también en filosofía, historia, teoría y cultura».
Metodología transnacional
La profunda capacidad de adaptación del arquitecto japonés le ha llevado a utilizar una gran variedad de técnicas constructivas. «Ha logrado unir técnicas de Oriente y Occidente, pero no a modo de simple mímica o de collage, sino de fusión novedosa y creadora de nuevos lenguajes», ha puesto de manifiesto el jurado. Su trabajo es, desde este punto de vista, eminentemente internacional, puesto que aúna soluciones y elementos locales.
“Ma”, el arte del espacio
A pesar de haber desarrollado una gran cantidad de proyectos en el extranjero, existen elementos de la cultura japonesa ciertamente intrínsecos a su obra. Especialmente relevante es el concepto «Ma» (la unión entre el espacio y el tiempo), el arte del espacio, que resulta esencial en su arquitectura. De hecho, él mismo ha llegado a comentar que «en el espacio existente entre los sonidos, hay pausas, hay silencios. Esto es Ma. El espacio es importante; el espacio entre los espacios, lo es todavía más».
La arquitectura como ciclo
En contra de lo que postulan muchos arquitectos, que ven su obra como un legado para futuras generaciones, Arata Isozaki considera la arquitectura como un concepto cíclico. «Como el universo mismo, la arquitectura nace de la nada, se convierte en algo y, eventualmente, vuelve a la nada. Este ciclo vital es un proceso continuo que intento poner de manifiesto en mis edificios».
5 edificios icónicos firmados por Arata Isozaki
Más de 100 edificios en el mundo han salido de la mente visionaria de Isozaki a lo largo de su carrera profesional, algunos de ellos en España. Esta es una selección de 5 de sus edificios más conocidos y reconocidos internacionalmente:
Museo de Arte Contemporáneo, Los Angeles (1981-1986)
Se trata de la primera obra que Isozaki realizó fuera de Japón, y fue realmente bien recibida por la crítica de la época. Este museo, revestido en arenisca roja y con la mayor parte de la superficie expositiva bajo tierra, resulta memorable por su concepción y también por su apariencia.
Art Tower Mito, Ibaraki (1986-1990)
Se trata de un complejo dedicado a las artes que incluye un teatro, una sala de conciertos y una galería de arte contemporáneo. Todo ello, alrededor de una emblemática torre metálica de 100 metros de altura.
Ceramic Park Mino, Gifu (1996-2002)
Este parque se inspira en la arquitectura tradicional japonesa. Isozaki eligió piedras de diferentes tonos y colores para el exterior, una referencia directa a los diferentes tipos de arcilla que se pueden encontrar en la región de Gifu.
Centro de Convenciones de Qatar, Doha (2004-2011)
El Centro de Convenciones de Doha es el mayor recinto ferial y de exposiciones de Oriente Medio. Se trata de un edificio sostenible, que cuenta con unas colosales columnas exteriores que sustentan el techo. Seguramente, estas columna de aspecto tan orgánico sea el elemento que más llame la atención de la construcción.
Lucerne Festival Ark Nova, Miyagi, Fukushima, Tokyo (2011-2013)
Su colaboración con el escultor indio Anish Kapoor dio como resultado esta sala de conciertos… ¡hinchable! Fue diseñada para poder ser transportada y montada en diferentes zonas afectadas por desastres naturales, y su capacidad llega a las 700 personas.
Otras obras destacadas, esta vez en España, serían el Domus (Casa del Hombre) en A Coruña, Isozaki Atea en Bilbao, el Palau Sant Jordi en Barcelona y la décima planta del Hotel Puerta de América en Madrid, un proyecto colaborativo junto a otros arquitectos como Foster, Zaha Hadid, Jean Nouvel o David Chipperfield.