Graduación X Promoción de Arquitectos

El sábado 25 de junio tuvo lugar en el Palacio de Congresos de Valencia el acto de graduación de la X Promoción de Arquitectos por la Universidad CEU Cardenal Herrera.

El padrino de esta nueva promoción ha sido Alfonso Díaz, cuyo discurso reproducimos a continuación:


Excmo. Vicerrector, Directora de la Escuela, Padrinos, Profesores compañeros, Familias, y sobre todo, Alumnos. Queridos alumnos. Buenas tardes a todos.

Hay dos circunstancias que casualmente (o no) concurren hoy en este acto, de las que me voy a servir para ir trazando lo que os quiero decir. Sabéis por otra parte que soy hombre de pocas palabras, más de escuchar que de hablar, y si a eso le unís la emoción del momento, con todos aquí tan guapos y tan formales, os confieso que me va a ser difícil llegar al final.

Bueno, como os decía se dan cita dos detalles importantes este 2016. Uno es más importante objetivamente, y el otro menos, porque la efeméride es más personal.

Hace 400 años que murió Cervantes y eso me sirve de excusa para recurrir al Quijote en algunos momentos del discurso, aprovechando la sabiduría popular que atesoran sus páginas y que nos da tantas lecciones sobre la vida. Este es el acontecimiento objetivo, el importante. El otro es que hace ahora cinco años que fui padrino por última vez (última y única). Justo a los pocos meses, con el inicio del siguiente curso, me nombraron subdirector. Cuando vosotros empezasteis el primer curso. Así que de algún modo he crecido con vosotros, mientras estudiabais la carrera yo os acompañaba, y ahora que os vais, salgo yo también. Se cierra así un ciclo maravilloso que se inició también con vosotros. Y me siento doblemente implicado y responsable de cuanto habéis aprendido, habéis hecho y habéis vivido en la Escuela, que es mucho.

Así que os voy a hablar de esas tres fases: Aprender, Hacer, Vivir. Que dicho así puede parecer que son fases sucesivas e inconexas, pero nada más lejos de la realidad. Ellas tres se producen simultáneamente y en un camino de ida y vuelta, todas a la vez y siempre. Lo que pasa es que para ordenar las ideas y explicarme mejor las abordaremos secuencialmente.

‪Así que allá vamos.

Aprender (lo académico)

‪En este difícil trabajo de enseñar, hacen falta tres factores: saber, saber enseñar, y querer enseñar. Conocimiento, Vocación y Actitud.

Una formación universitaria se convierte, en una sociedad avanzada, en una suerte de rito de paso para acceder a una cultura deseable y a un estatus profesional. El conocimiento no tiene sentido si no es para usarlo, para encender la chispa de la acción, para tomar decisiones. Acumular sin más no conduce a nada. Necesitamos aprender para ser, analizar, sintetizar, valorar y juzgar, para transformar la realidad.

¿Y qué es la realidad? La realidad es el presente imposible de agarrar, es el contexto que nos rodea. Es también el mundo físico. Para Schopenhauer la Arquitectura es un arte material, que se sitúa en un extremo del recorrido que dibuja entre lo material y lo inmaterial, entre lo físico y lo intangible. Como os decía, en uno de los extremos está la Arquitectura, mientras en el extremo opuesto estaría la música. Y es cierto: la arquitectura no se hace con ideas, sino con aquello que le es propio, los elementos constructivos. Todo aquello que proyectemos debe encontrar concreción en lo físico. Los materiales son instrumentos, son herramientas puestas a nuestra disposición para un fin superior. Pero los materiales por sí solos no cualifican un edificio, porque lo importante no es el con qué, sino el qué. Qué hacemos y qué esperamos. Lo cualitativo, no lo cuantitativo. Vivimos en un mundo material, en una cultura donde prima lo tangible y lo medible… y sin embargo lo más importante es lo inmaterial. Lo que importa no es el instrumento, sino lo que hacemos con él, y esa decisión depende de algo que es inmaterial: ideas, intenciones y valores. Imaginad una orquesta tocando: los instrumentos son fundamentales para que la música suene bien, también los músicos obviamente… pero lo que importa es la música, la partitura. Y aunque música y arquitectura estén en dos eventuales extremos de la actividad creadora, en el fondo se dan la mano. Ambas necesitan de un creador que componga, que escuche cómo suena antes de que otros toquen la música, de alguien que vea y sienta el espacio antes de que otros lo construyan. Lo material es contingente, es caduco, pasa, se deteriora, cambia. Las intenciones, las ideas y los valores son estables, perduran.

Las decisiones que toméis vendrán condicionadas por múltiples factores, casi siempre materiales … pero haced una pausa, intentad aislar el complejo mundo que os rodea, y recuperad lo esencial. Preguntaos qué hacéis y por qué lo hacéis, y la respuesta tendrá que ver con algo inmaterial, debe serlo. Porque si no lo es, os estaréis equivocando. En nuestra vida las cosas más importantes no son cosas. Son personas. Y las personas nos componemos de conocimientos, sentimientos,-de Sueños, y valores. Todo inmaterial.

Estoy convencido de que el arquitecto se hace, igual que todo en esta vida, a través de la ilusión y el esfuerzo. Eso da sentido a nuestra presencia en vuestra formación. Pero también a las personas se las hace. Quiero pensar que ahí también hemos participado, junto a vuestras familias y amigos.

Por eso os doy las GRACIAS, en mayúsculas. Gracias por lo que me habéis enseñado vosotros a mí. Pensáis que pasáis por la Universidad y solo recibís nuestras lecciones, que os enseñamos, en una suerte de movimiento unidireccional. Cuando lo cierto es que durante ese proceso el movimiento se torna de ida y vuelta y acaba siendo compartido, y aquellos que están dispuestos, también aprenden al otro lado. El otro lado somos nosotros, los profesores.

‪Hacer (lo profesional)

‪El momento es crucial porque estáis en el punto de inflexión en el que pasáis de recibir a dar, en el que avanzáis y cruzáis la línea que separa el alumno del profesional. Aunque en el fondo nunca se deja de aprender … si alguna vez llega el día que no aprendéis algo, o peor aún, que no os interesa aprender algo, preocupaos, estaréis enfermos de una enfermedad que no se cura con el tiempo: la vejez. Pero no la vejez física que viene impuesta por nuestra naturaleza, sino por la anímica, que viene sancionada por la falta de ilusión. Y tampoco es verdad del todo que hasta ahora no habéis estado dando algo, produciendo algo. Que se lo digan a vuestros padres cuando estáis haciendo las maquetas y llenáis la casa de trastos y materiales…claro que estáis haciendo.

Pero… ¿me contradigo entonces? No. Estáis en un momento crucial porque a partir de ahora vosotros dais un paso al frente y empezáis a construir vuestro pequeño trozo del mundo. Porque dejáis de ser espectadores y pasáis a ser actores protagonistas.

El mundo profesional al que os vais a enfrentar se va a hacer cada vez más complejo y más global, más competitivo en definitiva. Por eso los dos parámetros que van a marcar el éxito son la Adaptación y la Anticipación. O como decía Don Quijote, «cuando a Roma fueres, haz lo que vieres» (adaptación), y «¡Nos ladran Sancho, eso es señal de que avanzamos!».

‪Pero para anticiparnos al futuro no solo podemos mirar hacia delante. Tenemos que irnos al pasado para entender el presente y anticipar el futuro. Las cosas no son como nos gustaría; hay que enfrentarnos a la realidad tal cual es. ¿Y cómo es? Veloz, cambiante, generadora de incertidumbre.

Por eso me gustaría romper mi inercia personal, y aunque no soy muy dado a ellos, daros algunos consejos en el ámbito laboral.

En concreto, Cinco consejos para el futuro:

‪1.    No renunciéis a vuestros sueños, sean cuales sean. Decía Kasimir Malevich que lo que hace que un avión exista no es su utilidad para transportar cartas de Moscú a Berlín, sino el sueño de alguien que quiso volar. Nuestros sueños, vuestros sueños, hacen posible lo que a priori parecía imposible.

‪2.    Dedicaos en cuerpo y alma, no podéis luchar si no creéis. Porque esos sueños no se alcanzan con facilidad, suelen estar lejos. Y es justamente a través del esfuerzo como se consiguen. Yo diría que sin esfuerzo, si no cuestan, no se valoran. Y si no cuestan, no son sueños. Son ensoñaciones. Sólo hay un sitio en el que el Éxito va antes que el Trabajo: en el diccionario. O como decía Don Quijote: «No importa el resultado, solo el esfuerzo vale». Dicho de otro modo, luchad por vuestros sueños, por aquello en que creéis. Y esa tarea empieza por vosotros mismos.

‪3.    Así que vamos a por el 3°. Creed en vosotros mismos. Que nadie socave vuestra confianza. Sed vosotros mismos, no intentéis ser otro. ¿Sabéis quienes son los mejores líderes, los mejores arquitectos, los mejores en algo? Aquellos que concentran su esfuerzo en serlo, no en parecerlo, no en hacer ver que lo son. No malgastéis el tiempo ni las energías en parecer algo que no seáis. Sed vosotros, aceptaos y conoceos. Es el camino más directo para convencer.

‪4.    Porque para convencer (y aquí viene el 4°) hay que ser honestos. Sed honestos.

‪Dormid cada noche con la conciencia tranquila por lo que habéis y por lo que no habéis hecho. Actuad con libertad y conciencia. Diferenciad lo importante y lo urgente, lo estratégico y lo operativo, lo permanente y lo contingente, el medio y el corto plazo. Jerarquizad y Priorizad.

‪5.    Practicad el NO. ¡Decid que no! Descubriréis su poder.

‪Y llegamos al final, a vivir.

Vivir (lo que siempre se nos olvida)

‪La asignatura más difícil es la vida.

‪Sólo hay una edad que podéis elegir: la mental. La otra edad viene impuesta, pero esa, la mental, no. Por eso debéis mantener siempre la ilusión, la motivación, la actitud positiva ante la vida.

‪Haced. Y no tengáis miedo a equivocaros. Equivocarse no es un problema. El problema es no aprender del error. Así que no tengáis miedo, atreveos, intentadlo. ¿El qué? ¡Lo que sea! ¡Lo que sea que os mueva, que os haga sentir y vibrar! Porque sólo te arrepientes de aquello que no has hecho. No de los errores, no. Te arrepientes de lo que no intentaste. Hay que hacerlo … y ponerse metas, metas muy altas, por si no las conseguís, que sigáis aspirando al máximo. ¿Porque sabéis una cosa? Incluso cuando las consigáis, pronto habrá una nueva. A veces pensamos en un destino, como si alcanzarlo fuera un punto final. Y el Destino es siempre un punto de partida, no de llegada. Una vez lo alcancéis, habrá un nuevo reto.

‪Y cuidado, que la responsabilidad que tenéis es muy alta. Vais a construir el mundo en el que viviremos. Metafórica, y literalmente. Recordad aquella frase de Adolf Loos que tanto me gusta: «El arquitecto es un albañil que ha aprendido latín». Y eso es maravilloso, pero entraña una gran responsabilidad. Porque la arquitectura empieza destruyendo. Para construir tienes que destruir: hacer agujeros, talar árboles… y no hay vuelta atrás, tienes que desmontar montañas, cambiar la topografía, y no hay vuelta atrás … si lo haces y te equivocas, no hay vuelta atrás. Así que la responsabilidad de un arquitecto es inmensa. Y claro, la responsabilidad te hace madurar. En todos los sentidos, no solo el profesional. También en el personal. Porque la madurez es ese momento en que se acaba la distancia entre lo que uno pensaba que era y lo que realmente es.

‪En estos tiempos de eslóganes y de etiquetas, donde lo que está más de moda es la ecología, la eficiencia energética, la sostenibilidad, etc., pensad que el tiempo es lo único que no es sostenible ni reciclable: aprovechadlo, porque una vez ha pasado no se recupera, no hay vuelta atrás. Defended vuestros principios con convicción y argumentos. Vivid intensamente, la arquitectura y la vida, que la vida es mucho más que arquitectura. Y que no pase lo que dice la canción, que «Me olvidé de vivir».

‪Así que nada más…

‪El mundo os está esperando ahí afuera y vosotros sois el futuro: eso me da confianza en que el futuro será mejor que el presente.

Felicidades.

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