Nuevos retos en la prevención del acoso escolar

Esta semana celebramos en nuestra Universidad las I Jornadas Iberoamericanas sobre Violencia y Acoso Escolar. La ponencia inaugural “Nuevos retos en la prevención del acoso escolar” ha corrido a cargo de Iñaki Piñuel y Zabala, uno de los principales expertos en materia del bullying. El Dr. Piñuel nos ha acercado a la situación actual del acoso escolar y nos ha invitado a reflexionar sobre sobre la importancia capital de la prevención. A continuación os dejamos los puntos claves de su charla.

El Dr. Iñaki Piñuel durante su intervención en las I Jornadas Iberoamericanas sobre Violencia y Acoso Escolar
El Dr. Iñaki Piñuel durante su intervención en las I Jornadas Iberoamericanas sobre Violencia y Acoso Escolar

Son varios los retos a los que nos enfrentamos para prevenir el acoso escolar, según Iñaki Piñuel. Uno de ellos es la trivialización del tema. Existe la creencia de que en ocasiones habar de acoso escolar es exagerado, responde a una moda pasajera o es propio de sociedades avanzadas que “se miran mucho el ombligo”. Para avanzar, es preciso darle al bullying la importancia que le corresponde.

La actuación más efectiva sobre el acoso escolar es evitar que ocurra

Es habitual empezar a actuar sobre una situación de acoso escolar cuando se conoce su existencia y, por lo tanto, ya se ha producido. Tal y como nos ha explicado el Dr. Iñaki Piñuel, esto sería como si empezáramos a cavar un pozo cuando sentimos sed. En la mayor parte de los casos se actúa tarde y cuando la víctima sufre ya daños avanzados. La actuación más efectiva sobre el acoso escolar es evitar que ocurra. Esto se consigue identificando las fases tempranas del acoso escolar, previniéndolo. Y prevenir significa medir, puesto que medir es la única forma de poder anticiparse al problema.

Ante la pregunta de por qué no miden los centros escolares, Iñaki Piñuel tiene una respuesta clara: porque significaría darnos una mala noticia. Nos da miedo enfrentarnos a un problema frente al que no sabemos qué hacer y en el que, además, tenemos parte de responsabilidad. Según el estudio Cisneros, 1 de cada 4 estudiantes sufre acoso escolar. Esto confirma que nuestras aulas son todavía lugares de sufrimiento para una parte minoritaria, pero muy relevante, de niños que sufren en silencio.

El ser humano actúa de dos formas frente a la amenaza: se defiende o huye de ella. El colegio es un lugar inescapable para las víctimas de acoso escolar, así que huir no es una opción. Si hablamos de defensa, es probable que caigamos en el error común de creer que para defenderse del acoso escolar es bueno habilitar a la víctima de destrezas marciales.

Los motes, los insultos, el arrinconamiento social… son formas de ejercer una violencia psicológica que, al contrario que la física, permanece oculta. Quienes sufren este tipo de violencia padecen la llamada “indefensión aprendida”, sienten que tienen que “aguantar” y esperar a que pase el problema.

Nos da miedo enfrentarnos a un problema frente al que no sabemos qué hacer y en el que, además, tenemos parte de responsabilidad

Quizá por ello es tan importante desenmascarar el mito de la culpabilidad de las víctimas. La responsabilidad del acoso escolar no está en la víctima. No existe un perfil previo de víctima de bullying porque los niños que lo sufren no son diferentes. Es común tratar de identificar en la víctima rasgos que expliquen lo que le ha ocurrido. Cuando cometemos el error básico de darle a la víctima el mensaje de que él o ella es el problema, estamos favoreciendo la interiorización de la culpabilidad.

Los problemas de acoso tienen su máxima incidencia entre 5º y 6º de Primaria. El Dr. Piñuel apuesta por la evaluación temprana como herramienta nuclear en la prevención. Tal y como nos explica, si no actuamos en la prevención del acoso, cuando nos queremos dar cuenta ya estamos en fases muy avanzadas. Es propio de estas fases que el grupo crea que la víctima merece lo que le están haciendo. En esos momentos ya es muy difícil actuar y por eso se recurre a cambiar de centro escolar a las víctimas. El niño que ha padecido el acoso ya está dañado y estigmatizado y tiene más probabilidades de vivir un proceso de re- victimización en el futuro.

No existe un perfil previo de víctima de bullying porque los niños que lo sufren no son diferentes

Algunas de las soluciones en el campo de la prevención que Iñaki Piñuel ha apuntado en su charla son la aplicación periódica de cuestionarios psicométricos estadísticamente fiables que ayuden a identificar el riesgo de cada aula; validar los programas de intervención y prevención del acoso escolar para que estén basados en la evidencia y pasar, en definitiva, de una respuesta reactiva a otra proactiva.

El acoso escolar no contenido puede llegar a producir adultos anónimos con personalidades psicopáticas socialmente tóxicas. Por tanto, luchar contra el acoso y hacerlo con rigor es una obligación moral que les debemos a nuestros estudiantes y a la sociedad.

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