La moda será sostenible o no será

Es difícil hablar de las tendencias actuales en el mundo de la moda y no escuchar el concepto slow fashion. La Asociación de Moda Sostenible de España define este tipo de moda como “toda prenda o complemento que respete el medio ambiente, la salud humana y de los trabajadores, y que potencie el uso de materiales sostenibles, la reutilización de materiales existentes y la producción local”. Esta forma de concebir la industria de la moda supone una ruptura con la “fast fashion” a la que el sector nos tenía acostumbrados acostumbrados en los últimos tiempos.

El derrumbe del edificio Rana Plaza: la cara oculta del mundo de la moda

El 23 de abril de 2013 en la ciudad de Dhaka (Bangladesh), tuvo lugar el que quizá ha sido el peor accidente de la industria; el edificio  de siete plantas conocido como Rana Plaza, que albergaba un centro comercial y varias fábrcias de ropa, se derrumbó llevándose por delante la vida de más de 1.000 personas. Pese a que semanas antes del derrumbe ya se conocían las malas condiciones del edificio, los trabajadores textiles seguían acudiendo cada día por miedo a perder su empleo.

Esta catástrofe impactó en marcas como Inditex, que producen en el país algunas de sus prendas. Tras el triste suceso, se firmó un acuerdo sobre la seguridad de los edificios para proteger a los trabajadores textiles de Bangladesh y así no tener que lamentar otro hecho similar. Más allá de las mejoras conseguidas en las condiciones de trabajo, el accidente del Rana Plaza tuvo también otras consecuencias al remover las conciencias de la industria de la moda.

Slow Fashion: otra forma de concebir la moda

De este cambio de paradigma surgen nuevos movimientos como el llamado «fashion revolution«. Esta organización sin ánimo de lucro trata de promover una reforma en la industria de la moda.  Partiendo de la premisa de que la moda es una de las industrias que más contaminan el planeta,  las creadoras de Fashion Revolution apuestan por un consumo responsable fundamentado en tres proposiciones: Compra menos. Elige bien. Hazlo durar. Esta pauta de consumo de moda es conocida también como slow fashion.

Una de las campañas impulsadas por Fashion Revolution fue Who Made My Clothes. Y es que el primer paso para convertirnos en consumidores responsables de moda es preguntarse: ¿quién hace mi ropa? Las marcas, en un ejercicio de transparencia, deben poder darnos la respuesta sin miedo a ocultar nada.

La campaña invita a hacerte una foto enseñando la etiqueta tu ropa, colgarla en Redes Sociales etiquetando a la marca y lanzándole la pregunta: ¿Quién hizo mi ropa? Es una forma de ejercer presión y demandar transparencia en el sector.

Otra de las inicitativas del movimiento Fashion Revolution consiste en hacer reflexionar a los consumidores sobre su forma de concebir la moda. Con la campaña #Haulternative trataron de mostrar formas de renovar el armario sin comprar ninguna prenda nueva (rescatando una prenda olvidada, realizando algún arreglo, encontrando una prenda de segunda mano o a través de un trueque, alquilando ropa…)

Los retos de la moda sostenible

La ecofashion se enfrenta a algunos mitos como que la moda sostenible es más cara. También tendrá que promover cambios en los hábitos de un consumidor acostumbrado a encontrar ropa nueva en las tiendas cada diez días. La evolución de la industria hacia una moda más sostenible precisará de ayudas en el ámbito de la política y la educación.

Cada vez en mayor medida, al consumidor le importa el diseño y le gusta llevar prendas que sean tendencia, pero también le preocupa el impacto que puedan tener estas prendas en el medioambiente y también en los trabajadores que las producen. En este sentido, los consumidores más jóvenes, pertenecientes a la Generación Z, tienen mucha más conciencia ecológica que sus antecesores.

En el ámbito de la comunicación son muchas las marcas de moda que ya se están subiendo al carro de la slow fashion ya no solo en su forma de producir, sino también de comunicar. La campaña Sé más viejo de Adolfo Domínguez reivindica la sabiduría de la vejez (no todo lo nuevo es necesariamente mejor) y apuesta por la sostenibilidad de lo duradero frente a la filosofía consumista de usar y tirar.

La marca nos incita a tener en nuestros armarios menos prendas, pero mejores. O lo que es lo mismo, no comprar más, sino mejor.  Y es que apostando por un consumo meditado y responsable, podremos afirmar que “sostenible es comprar una falda que te dura 10 años.»

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