El día de la mujer, un gran parche para la sociedad evolucionada.

diamujer

La alumna Elena Gutiérrez ha escrito este post:

Una vez al año la sociedad hace un parón para hacer honor a todas las mujeres del mundo, y reconocer así su papel imprescindible en el mundo moderno.

¿Pero es realmente el día de las mujeres? Voy por la calle y veo carteles que anuncian tan señalado día, gente entrevistando a las señoras que pasan (seguramente para algún reportaje de televisión, o algún trabajo de clase) sobre su opinión como mujer. Bien… a mí nadie me ha preguntado, pero he aquí mi opinión de mujer.

Tengo 23 años y me enfrento a un futuro en el que el mundo me va a recordar constantemente que soy una mujer, no un ser humano. Tengo 23 años y me enfrento a un presente que me recuerda que para muchos, las mujeres siguen siendo el sexo débil. Tengo 23 años y me enfrento a un día que lejos de recordarme que todos somos iguales, me hace sentir que las mujeres estamos separadas por una barrera invisible de la sociedad, no de los hombres, de la sociedad. Porque al menos así es como veo yo el día a día. Es como en una película en la que toda la historia tiene como foco la vida de un personaje principal, y me da la sensación de que la sociedad también tiene un protagonista, al hombre.

Pero yo no hablo, ni quiero hablar, de una igualdad en la que para referirse a un conjunto haya que hacerlo por los dos sexos como quien se refiere a nosotros como “Queridos alumnos y alumnas” porque yo al menos no me siento menos persona porque me engloben en un adjetivo masculino, hablo de la auténtica igualdad. De la que supone que no haya un día de la mujer porque tampoco hay un día del hombre, ni un mundo en el que se dé más importancia al cáncer de mama que al cáncer testicular, ni en el que se valore más el trabajo de un ser humano con cromosomas XY al de uno con cromosomas XX.

Veréis, durante la semana del día de la mujer a mi clase a y a mí nos han encargado buscar diferentes artículos orientados para chico y para chica que, cumpliendo la misma función, tuvieran precios diferentes y de esta manera demostrar la conocida como Tasa Rosa (para los que no seáis muy conocedores del tema, la Tasa Rosa se conoce como un suplemento en el precio de un artículo cuando este va dirigido al público femenino)  y de hecho todos hemos encontrado ejemplos que la prueban. Así que sí, hay productos más caros para mujeres solo porque están orientados a mujeres. Pero… ¿Es que no los hay también para hombres? Pues sí, desde luego que hay ejemplos de lo contrario. Seguro que todos hemos oído a alguien quejarse de que los chicos tienen mucha menos variedad de ropa y más cara que las chicas,  o que la entrada para una fiesta es más barata si eres mujer. ¿Es esto un ejemplo de tasa azul? No porque el nombre sea más pegadizo la desigualdad es menor. De hecho en muchos casos tampoco veo tal desigualdad, sino más bien diferenciación. Pero es que somos diferentes, ya lo dijo Gregorio Marañon: “No son los dos sexos superiores o inferiores el uno al otro. Son, simplemente, distintos”. Con esto no pretendo decir que la desigualdad no exista o no nos afecte más a las mujeres que a los hombres, sino que  esta clase de denominaciones no nos igualan, nos separan aún más.
Pero señoras, no os llevéis a engaño. La igualdad no solo supone que las mujeres debemos de cobrar lo mismo que los hombres, ni que podamos acceder a los mismos puestos de trabajo con los mismo requisitos. La igualdad supone que no debemos de permitir que se nos trate como objetos, aunque eso nos pueda beneficiar en algún momento puntual como en las discotecas. La igualdad también supone que las custodias no se den de manera casi automática a las madres y no a los padres, que ser mujer no te hace una buena madre, ni ser hombre un mal padre. La igualdad supone que ambas partes debemos de hacer sacrificios en pos de un mundo más justo. En pos de un mundo mejor.

Porque es fácil quejarse desde el cómodo primer mundo y decir que soy una joven de 23 años a la que ya empiezan a gastarle bromas sobre que aún no tiene novio, pero me gustaría verme en la Republica Democrática del Congo, con 10 años menos, siendo obligada a casarme con un hombre de 40 años. La igualdad que este mundo necesita no es la que provoca que una vez al año alguien me vaya a preguntar por la calle que se siente al ser mujer, sino la que provoca que una vez al año alguien le pregunte a esa niña, que afortunadamente no soy yo, que se siente al ser mujer.

El problema no es que existan diferencias entre hombres y mujeres en el primer mundo. ¡Porque es evidente que no somos iguales así que tiene que haber diferencias! El problema es que las mujeres del primer mundo no son iguales a las de tercero, y no me refiero a la pobreza, un varón es un ser humano de pleno derecho en todos los países, independientemente de su fortuna, pero por ejemplo hasta 2011 en Arabia Saudí las mujeres no podían votar.

Por eso, y como conclusión, yo renombraría el día de la mujer como “El día de la igualdad”. Porque es un hecho que hombres y mujeres somos distintos, pero no debería de ser un hecho que por serlo se nos tratase de formas diferentes.

 

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