¿Podemos?

Artículo que han escrito tres alumnos de Dirección de Empresas y Derecho sobre la política económica de Podemos. Sus efectos sobre los ahorradores, empresas y ciudadanos en general son algunos de los puntos que comentan:

¿PODEMOS?

PABLO GONZÁLEZ BENLLOCH
PEDRO GARCÍA CATALAN
PEDRO APARICI CLARAMUNT

Un nuevo fenómeno sin precedente (en verdad con precedentes por donde se mire) ha llegado a la ciudad, o en este caso a nuestro país, bajo el nombre de Podemos, y personificado en una barba, una coleta y una sonrisa carismática capaz de venderle un peine al Ministro de Hacienda. Y ha llegado para quedarse.

Al parecer, el transcurso de estos últimos meses ha puesto de manifiesto que la puesta en escena de sus propósitos no ha pasado desapercibida, incluso podría decirse que ha llegado en un momento “oportuno”. Presentando un proyecto económico sacado de cuento y disfrazado con el fundamento apropiado, de todos modos, sabiendo que poco fundamento hace falta para el que escucha lo que le apetece oír. Podemos se ha manifestado como el reflejo del desagrado del pueblo español, es más, dicho desagrado es su mayor subvención y garantía de voto.

Los dos pilares que dirigen alternadamente el destino de este país se dieron cuenta hace tiempo: es un rival a tomar en serio. Todo parte del punto de que en los últimos años, la profunda crisis en la que vivimos, el fraude, y la impaciencia por salir del agujero ha acrecentado en este país un descontento social importante, con sus políticos y sus partidos. Ahí surge Podemos blandiendo su espada de nobles proyectos en defensa del parado y de la injusticia social. Pero sólo hace falta echar un mero vistazo a su proyecto para que el más ciego de los ciegos empiece a pensar qué salida hay entre tanta promesa. No se han hecho esperar las reacciones, sobre todo por parte de los verdaderamente entendidos en materia, de un plan que esgrime desde el establecimiento de una renta básica, hasta la bajada de edad de jubilación a los 60 años, pasando por otras medidas económicas, como la recuperación de la jornada máxima de 35 horas, el impago de la deuda pública o la nacionalización de empresas.

Medidas rectificadas hace poco ante la clara evidencia de la imposibilidad, que ni ellos mismos se creían. Un dulce vistoso por fuera pero amargo por dentro. La mayoría de sus propuestas están consideradas prácticamente inviables, algunas de ellas incluso nocivas, por mucho que sea lo que muchos querrían. Simplemente intentando alcanzar la renta básica y modificando las pensiones se dispararía el gasto público de forma importante. En pocas palabras, el remedio sería peor que la enfermedad.

Aquellos que son conscientes de esto ya empiezan a planear un plan de escape por si las moscas, pensando la remota posibilidad, o no tan remota, de que Podemos llegara al poder. Los contribuyentes buscan formas de salvaguardar sus ahorros, y no sería de extrañar que el colchón de más de uno estuviera entre esas opciones con lo que piensan que se les puede venir encima.

Hace poco se supo de primera mano la intención de grandes empresas que cotizan en bolsa de buscar alternativas fuera de España donde puedan emigrar en busca de un ambiente más apropiado, o más seguro. Y está vez no habrá debate patriótico de por medio, ni una Cataluña de la que hablar, sólo habrán empresarios y accionistas pidiendo auxilio para sus intereses.

Por otro lado, una de sus grandes máximas es la de arremeter contra el fraude fiscal, gran lacra de este país, siguiendo la misma línea del buen cuentacuentos, sobre todo de los que te dan un final feliz, pintándote un cuadro donde no habrá lugar para el ladrón ni el malversador. Aquí es, tal vez, donde más mella puede hacer este programa, puesto que si de algo está cansada la gente es de que en España se realice una descomunal desinversión por parte de un conjunto de sujetos bien posicionados que no dudan meter la mano en el saco si ven oportunidad. Esto crea desconfianza, y el señor Iglesias no se libra de ella, por mucho que quiera alejarse e ir en contra de estos foros. Está demostrado que en este país se carece de la voluntad necesaria para erradicar el fraude fiscal pero, claro, hay demasiado interés de por medio y con Podemos es difícil creer que se diera la vuelta a la tortilla. Desgraciadamente hablar de una España sin fraude puede superar como utopía a todo el resto del programa de Podemos junto.

Todo esto nos hace ver que el momento por el que pasamos nos hace frágiles y en cierto modo huérfanos de algo en lo que creer, de buscar una alternativa, una posibilidad de cambio para mejor, pero no hay que dejarse engañar, en estos momentos hay que verlo todo con más claridad que nunca. Mucho humo hay que quitar antes de saber cual es el argumento real de Podemos en esta película.

No hay que dejarse llevar pensando en que es la voz del pueblo, la solución a nuestras plegarias, ni aquel que nos representa ante los dos grandes. No señores, no nos equivoquemos, ni Podemos es el Atlético, ni Pablo Iglesias es Simeone. En todo caso es el gran estratega en un juego donde las fichas están puestas y cualquier jugada será válida con tal de lograr el poder. Sólo esperemos que en caso de que consigan su objetivo, no tengamos mucho que lamentar. Pero para eso aun queda, de momento sólo hay incertidumbre. Y cuidado, quien sabe si don Pablo, una vez se halle en lo alto del pedestal, se afeite, se corte la coleta, se ponga traje y corbata, y su sonrisa no sea entonces tan carismática.

dinero

2 COMENTARIOS

  1. Esa marca de partido, cuyos principales cabezas dirigentes están formados en ciencias de la imagen y comunicación, conocen perfectamente el lenguaje visual, mediático, manejo de redes sociales y entramado de cierta casta sindical universitaria.

    Ellos apelan al sentimiento, no al razonamiento. Perciben un descontento o incomodidad general y ofrecen lo que sea que se adecué a cubrir ese descontento y las expectativas de esas personas. Si hace falta cambiar las propuestas cada día, se cambian.

    El ruido mediático de corrupción, falta de ética, falta de ejemplaridad de políticos, empresarios, mediadores, sindicalistas, banca y otros muchos entes referenciales para los que tienen el derecho a voto, les hace el trabajo de captación de adeptos, casi sin esfuerzo alguno.

    Los datos económicos son fríos y llegan poco al común de las gentes.

    Si eres capaz de revestir los datos económicos de un “forro polar” de sentimiento, tienes algo que puedes emplear contra su propaganda fácil y estulta.

    Si apelas al sentimiento, con imágenes, vídeos, material gráfico de lo que pasa en países como Venezuela, Irán, Cuba, tendrás otra herramienta más para desenmascarar la careta de cartón que se va redibujando según convenga, es lo que hacen minuto a minuto.

    Si empleas a unos cuantos Community Managers, a mover el material revestido de sentimiento en todas las redes, tendrás un contrapeso a su fuerza en las redes.

    Modulación de intensidad del mensaje para no saturar, actuación masiva en las redes, sin pausa, rebatiendo cada verborrea y falsedad.

    Apelando al sentimiento y después a los hechos que les delatan, en ese orden, no al revés como se acostumbra a hacer.

    Si se hacen números y previsiones económicas, empresariales, etc., la claridad es meridiana, hasta para el más “abdeo” de los que entienden de números, la visión y predicción de expectativas es demoledora. Pero nada de esto llega a una masa crítica suficiente de electores capaz de contrarrestar la apelación a los sentimientos de una gran cantidad de votantes descontentos de la actual estructura.

    Es nuestro país, y si la gente que puede hacer algo de lo que he mencionado para contrarrestar a estos vagos recolectores de sentimientos de infortunio, no hace nada coordinado; no nos quejemos luego de lo que venga.

    Un cordial saludo.

    Antonio Hernández López.
    Docente.

  2. Disculpen, sobra la primera «A», en la primera línea, del comentario.

    Un saludo.
    Antonio Hernández López.
    Docente.

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