Los alumnos Ana Val Montrós, Andreu Jiménez Belloque y Paula Higueras Moreno han escrito el siguiente post:
Los alimentos transgénicos no sólo afectan al medio ambiente y a las poblaciones que están alrededor, si no a los cultivos de los mismo y afectan negativamente a su economía, pues la gente prefiere ahorrarse dinero y comprar comida de grandes superficies ya que nos ofrecen más por menos que ir a los comercios locales de nuestra zona.
La escasez de información que nos ofrecen cuando compramos alimentos en el supermercado y su bajo precio, es una de las razones por las que más de la mitad de las personas consumen transgénicos sin saberlo. Detrás de todo esto se encuentran las farmacéuticas y las grandes multinacionales como Monsanto, cuyo mayor interés es que sigamos consumiendo sus productos sin darnos cuenta. Marcas conocidas, y que pueden ser de uso diario, contiene ya transgénicos entre sus ingredientes, como Kellog’s, Nestlé, Coca- Cola, Danone etc.
Además en muchas de las páginas que hemos consultado exponían como beneficio la erradicación del hambre en el mundo gracias a los alimentos transgénicos cuando no es cierto, ya que si realmente tuviesen esa finalidad, ya se estarían distribuyendo a las poblaciones más desfavorecidas. El hambre en el mundo es una cuestión política. 702 millones de personas viven en condición de extrema pobreza en el mundo, lo que representa el 9,6% de la población mundial, ‘Global Monitoring Report’, elaborado conjuntamente por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Una de las soluciones que hemos buscado ante la manipulación genética es la agricultura ecológica. Es decir, un modelo basado en una gestión sana de los recursos locales que beneficie a productores y consumidores. Alrededor de todo el mundo existen explotaciones agrícolas de agricultura ecológica que demuestran cada día que pueden proveer suficiente alimento, aumentar la seguridad alimentaria y generar mejor calidad de vida a agricultores y consumidores.
Además, existen biotecnologías alternativas a los transgénicos, más baratas y seguras, como es la Selección Asistida por Marcadores (SAM). Al contrario que la ingeniería genética, la SAM no implica la transferencia de secuencias genéticas aisladas, sino que da herramientas para seleccionar de manera dirigida.