Oratorio

María Bosch, de Prácticas en el Colegio Diocesano Santiago Apóstol

«Dejad que los niños se acerquen a mí.» Mc 10, 14

Hasta prácticamente poco antes de la primera comunión, los niños no acuden a la Iglesia con sus padres. Se cree que lo único que harían en dicho caso es ruido o molestar y que, si resulta inevitable que tengan que acompañar a un adulto, “es mejor ponerlos por detrás”, comentario que he escuchado en más de una ocasión. Es evidente que pueden molestar o hacer ruido, puesto que son niños.

Otra de las preguntas que se plantean es: ¿Para qué llevarlos, si no entienden nada? Los niños poseen una curiosidad que les hace preguntar y, aunque no acaben de entender algo, lo acogen en su inocente y sencillo corazón, a diferencia de los adultos, que lo sometemos a nuestra razón.

Una de las actividades que más disfruto en el colegio en el que estoy haciendo mis prácticas, que es el Colegio Diocesano Santiago Apóstol, es el Oratorio, de la mano del Padre Gonzalo y de Pepa, en el que los niños, desde los tres años, destinan al menos un día a la semana para ir a la Iglesia y estar allí. No es necesario que se les intente hacer entender información complicada, simplemente que sepan estar: aprender a estar con el Señor, a hablar con Él, a contarle sus preocupaciones, lo que les inquieta, etc.

 

Si no aprenden, cuando algún día tengan que ir no sabrán estar, porque nadie les habrá dado la oportunidad de estar en la casa del Señor.María Bosch Romeu, alumna del Grado en Educación Infantil de MAGISTERIO UCH CEU

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