“Dosis de felicidad”

“DOSIS DE FELICIDAD”

Desde que comencé las prácticas en el Colegio Camarena Canet los días pasan volando y es que, sin lugar a dudas, si haces lo que amas en el lugar adecuado las horas se vuelven minutos, y los minutos se hacen segundos…

Podría describir muchas situaciones que ejemplificaran todo lo aportado hasta el momento ya que, afortunadamente, no hay ni un solo día en el que no aprenda o viva algo nuevo por lo que no puedo estar más agradecida.

Entre las muchas oportunidades brindadas por el cole, estoy teniendo contacto diario con niños de edades comprendidas entre los 3 y los 5 añitos.  Puede parecer una obviedad, pero, realmente, no sabría por cual decantarme. Cada etapa es tan única y especial, con ese encanto característico que la diferencia de las demás unidas, todas ellas, por un amor incondicional, por un desparpajo que no se puede comparar a nada, por unas “conversaciones” que se te graban a fuego en el alma, por esos detalles que se convierten en pequeñas huellas en tú corazón… porque eso es lo que consiguen los niños ¡hacerte mejor persona! al tiempo que te van introduciendo en su mundo, aquel en el que reina la ingenuidad, la bondad, las ganas de jugar, de imaginar y de crear.

De la experiencia en la clase de 3 años, me llevo el poder realizar mi primera Asamblea, que resulto mucho más fácil porque tuve una ayuda extraordinaria. No os podéis imaginar como “la prota” de aquel día manejaba la situación y a sus compañeros ¡increíble para lo pequeñita que es! Aunque, tengo que decir que, hay un niño que me tiene enamorada; no sólo por su maravillosa actitud durante las sesiones sino porque la alegría y la complicidad que radia en sus ojos al verme es una sensación tan difícil de explicar que todas las palabras se quedan cortas para describir lo que siento.

En 4 años, les encanta hablar y contarte mil y una cosas ¡la verdad que paso unos ratos muy buenos y graciosos con ellos! Pero, quizás, destacaría cuando un nene me dijo que me quería hasta Canadá, a lo que respondí que yo le quería hasta la luna. Entonces me pregunta: ¿la luna está más lejos que Canadá? Y yo le digo: ¡Claro! Acto seguido me dice: ¡Pues entonces yo hasta la luna también!

Y qué decir de una niña de 5 años que, desde el primer día, se acerca a mí sonriendo tímidamente para darme dibujos tan maravillosos como este… ¡Ya tengo toda una colección! ?

En definitiva ¡estoy feliz! Y lo estoy porque tengo la plena convicción de lo que quiero ser: MAESTRA.  Lejos de catalogarla como profesión es, sin lugar a dudas, todo un privilegio porque poder compartir el día a día con ellos es la mejor terapia que un adulto puede tener; porque cada vez que la puerta del aula se cierra, el mundo se detiene; porque es inevitable echarles de menos y que una sonrisa inunde tu cara al recordarlos; porque no sólo aprenden ellos de ti, sino tú de ellos.

Gloria Almiñana Rosalén.

Alumna de tercer curso de grado en Educación Infantil.

MAGISTERIO-CEU.

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