Todo sucede en la clase de 5 años B, del Colegio Marni, una fría tarde de otoño. Los valores en esta etapa se trabajan a través de los cuentos, y para esa semana teníamos el libro “Crisol y su estrella”, los valores trabajados son el esfuerzo, el optimismo, la confianza en uno mismo y la autoestima.
Un pequeño resumen del cuento es “En un lugar del universo llamado Tierra Cristal, vivía un pueblo que hablaba con las estrellas. Los ancianos enseñaban a los niños desde muy pequeños a comunicarse con ellas, pero no con palabras, sino con pensamientos, porque solo los pensamientos podían llegar tan lejos. Cuando un niño de la Tierra Cristal cumplía siete años, se hacía una gran fiesta y escogía una estrella con la que tenía que aprender a comunicarse. Crisol estaba nervioso, porque esa noche celebraba su fiesta de cumpleaños y después elegiría su estrella. A Crisol le costó ponerse en conexión con su estrella, pero finalmente lo consiguió.”
Terminado del cuento, hablamos sobre él, para ver si habían llegado a entender lo que Crisol había sentido. Todos hablaban unos encima de otros intentando dar su opinión, pero la gran mayoría dijeron que ellos cuando cumplieran 7 años, intentarían alcanzar su estrella y yo melancólica tuve una reflexión en voz alta, en la cual decía:
-¡Qué pena que ya haya cumplido los 7, porque me encantaría poder pedir una estrella!
Hubo un silencio, en el cual todos parecían estar pensando mi edad, pero al final una voz sobresalió diciendo:
-No te preocupes seño Eva, yo pediré una estrella por ti también cuando yo cumpla los 7 años”.
Fue una respuesta que me enterneció al segundo, y no pude más que abrazarla y darle las gracias.
Eva Romero Garrido alumna de Grado en Educación Infantil