Volar como el viento en Chile, clase práctica

Irene Clari no quiso terminar sus estudios en Publicidad sin vivir una experiencia internacional. Entre toda la oferta de movilidades que ofrece el Vicerrectorado de Internacionalización, eligió las Becas Santander-Iberoamérica.  Quisimos saber qué han significado para ella y para su futuro estos seis meses intensos en los que ha tenido tiempo de sorprenderse por la gastronomía, el paisaje y las gentes de un país único. Con perspectiva, es el momento de hacer balance.

¿Cómo fue tu llegada al campus? ¿Qué recuerdas de los primeros días?

Al llegar al campus, como imagino que se hace en todas las universidades, nos hicieron una jornada de bienvenida donde nos conocimos todos los alumnos de intercambio.Éramos europeos y americanos mayoritariamente del norte y pocos de centro y sur, y sólo hablábamos español los de habla hispana, algo que me sorprendió.

«Viajar es vivir. Los cambios con buena predisposición siempre traen algo bueno, y lo malo TAMBIÉN te hace sacar algo bueno «

El primer día el encuentro fue en el mismo campus, para enseñarnos las instalaciones, conocer a las personas de relaciones internacionales a las que acudir en caso de cualquier problema y explicarnos también el seguimiento durante el semestre.

Día de Bienvenida
En el Parque Natural Radal Siete Tazas

 

 

 

 

 

 

El segundo día hicimos una visita a unas viñas, ya que es algo muy característico de allí y nos hicieron una ruta y para finalizar una cata. De esos dos días me quedo con haber conocido a una de las mejores amigas del intercambio. Española, por cierto.  

¿Cómo crees que puede beneficiarte el hecho de haber estado becada en el extranjero a la hora de buscar empleo?

De inicio, al recibir una beca, se supone que se trata de una alumna con buen ‘estatus académico’ y además, creo que cualquier experiencia en la que uno se aventura, sólo puede hacerle ganar experiencia como la propia palabra indica. Ya sean buenas o malas, de todo se aprende, y la vida es mucho más práctica que teórica. Y uno fuera de casa y de su ‘zona de confort’ se mueve por obligación.

¿Qué podrías contarnos del modelo académico que has encontrado allí?

Fui a terminar mis estudios de Publicidad y la verdad que me gustó el modelo  principalmente porque no tuve que hacer ninguna prueba teórica. Lo que significa que se le da mucha más importancia a la práctica, que creo que es importante en el sector, ya que al final se trata de aplicar esa teoría. También me gustó por el gran número de concursos internos y externos en los que se implica la universidad y cómo te incentivan en las clases para la participación. Y otra cosa a destacar es la especialización. Durante los dos primeros años cursan todos los alumnos de Publicidad las mismas materias, pero los dos últimos son para especializarse en alguna vertiente tales como creatividad, estrategia o negocios.

«He descubierto que me gusta y disfruto de la aventura como tal, el emprender un camino sin saber por dónde sigue ni cómo»

Y fuera de la universidad ¿qué te ha aportado personalmente esta experiencia?

La distancia en este caso fue importante, ya que debido a ello fue imposible recibir visitas de familiares o amigos. Así, se crean vínculos fuertes con la gente que compartes a diario. Creo que se está más predispuesto a conocer gente cuando se está fuera. Y el poder relacionarse con gente de diferentes partes del mundo te hace conocer, aprender y compartir diferentes cosas que día a día en mi ciudad no hubiera compartido.

Lo que me ha aportado y con lo que me quedo es con eso, con los buenos amigos con los que me quedo del tiempo pasado allí, con los lugares y personas que he descubierto y me han enseñado, y otras maravillosas sensaciones de momentos vividos.

 

 

 

 

 

¿Qué has descubierto de ti misma?

Que soy capaz de moverme a cualquier parte del mundo y desplazarme sin miedo. Que me relaciono con todo tipo de personas, de diferentes clases, edades, culturas… sin ningún prejuicio. Que cada vez soy más selectiva en los círculos en los que me muevo, prefiero de algún modo ‘calidad que cantidad’. Que me gusta y disfruto de la aventura como tal, el emprender un camino sin saber por dónde sigue ni cómo. Que la música me transmite y la disfruto muchísimo. Que aunque me apasiona conocer lugares nuevos, creo que no soportaría vivir de nuevo más de 8 meses sin ver a mi familia.

¿Por qué recomendarías la experiencia?

Salir de casa, de la ciudad, de la rutina, de los círculos cercanos, … digamos que te adentra en otro mundo, donde de repente te ves solo y tienes que estar abierto y predispuesto a todo. A relacionarte con personas diferentes, preguntar mucho, equivocarte mucho, descubrir, conocerte a ti mismo, aprender formas de vida, culturas, costumbres, … Básicamente creo que viajar es vivir. Sea para larga estancia, corta o mediana. Los cambios con buena predisposición siempre traen algo bueno, y lo malo, te hace sacar algo bueno también.

Al final sí que parece que hay un dónde y un cómo. Gracias, Irene!

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