La motivación durante el proceso de aprendizaje

¿Un niño puede ser feliz aprendiendo y disfrutar del aprendizaje?

Isabel Alarcó en el Colegio Madre Sacramento FASTA de Torrent

Pues tengo que decir que sí, y lo dicen sus reacciones, lo dicen sus gestos y sus ganas de seguir intentándolo una y otra vez. Como también lo dicen sus rostros llenos de emoción al ver que aquello que no podían hacer y que, ahora, ya son capaces de hacerlo. Porque no tengo duda, que motivar a un alumno durante el proceso de aprendizaje mejora entre otras cosas, su autoconcepto y con ello, su autoestima.

De entre muchas anécdotas que ocurren a lo largo del día, voy a contar una, que me sucedió en el aula del centro en el que realizo mis prácticas del grado en Educación Infantil. Se trata del Centro Educativo FASTA Madre Sacramento

Un día en el aula de Infantil de 3 años, trabajando por rincones la psicomotricidad fina, observé a un alumno que tenía cierta dificultad. Pero en él, podía ver, su cara de frustración, seguramente, después de muchos intentos fallidos.

Durante la actividad, me quedé alrededor de su mesa y me quedé observando, disimuladamente, a lo que el alumno me dijo: «No puedo señorita»; a lo que yo le contesté: «Sí que puedes, solo tienes que volver a intentarlo.»

Me quedé a su lado e hice la actividad yo misma, aprovechando así para resolver cualquier duda que pudiese tener otro alumno, y acompañé la explicación con indicaciones claras y directas. El alumno lo intentó, ¡Le faltó muy poco!, lo volvió a intentar, ¡Le faltó muy poco! Hasta que… ¡Lo consiguió!

Mi actitud durante sus intentos fallidos, eran de motivación y de apoyo, en la que, sobre todo, resaltaba y potenciaba sus habilidades positivas.

¡Vamos!, ¡que ya lo tienes casi!, ¡Te falta muy poco! ¡Ya lo tienes!! ¡Te falta solo…! ¡Qué bien lo estás haciendo!, ¡Vamos que tú puedes!

Cuando de repente… ¡Señorita he podido!, ¡Lo he conseguido! Su cara lo decía todo, estaba emocionado, estaba eufórico, porque se había dado cuenta que intento tras intento, fallo tras fallo, y, sobre todo, confiando en él mismo y en sus posibilidades, había conseguido aquello que no podía hacer y que le causaba tanta frustración.

¡Un niño motivado es mucho más feliz y por eso aprende más! Me he dado cuenta de que si alguna misión tenemos con estos niños pequeños es, sobre todo, ofrecerles toda nuestra confianza y apoyo.

Isabel Alarcón, alumna del grado en Educación Infantil de MAGISTERIO CEU, sede de Valencia.

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