El cine y la educación siempre han ido de la mano. No solo hay películas para niños sino películas que nos hacen reflexionar a los adultos sobre la educación de los niños. Nuestra alumna Irene Arrufat Baena de 2º del Grado de Educación Primaria en el Centro de Castellón, y como parte del proyecto de Mentoring, nos ofrece una reflexión sobre una película reciente:
El Joker, película que nos muestra una historia ficticia de un hombre apodado Happy que cuida a su madre. Piensa que su destino es hacer reír a la gente y por eso trabaja de payaso.
Happy es un hombre de buen corazón con una enfermedad mental que le provoca risa en todo momento. Por este motivo es humillado y agredido por una pandilla de adolescentes en medio de la calle. En ese momento, se siente rechazado por la gente que pertenece a su misma clase social y su vida cambia.
A partir de la escena del metro todo da un giro. En dicha escena, unos borrachos le propinan una paliza y decide vengarse, hasta llegar a asesinarlos. Esto hace que Arthur se sienta poderoso, cree que tiene las riendas y nadie podrá humillarle. Decide vengarse de todos los que le han hecho daño alguna vez. Nace entonces El Joker.
Podemos describir al Joker como una persona de buen corazón, pero al haber sido humillada y vivir en un mundo de mentiras, crea su propio caparazón donde la violencia es su mejor arma.
Sin pretender nada, se convierte en un símbolo del caos, sobre todo, para la gente que busca venganza. Es en ese momento, cuando Arthur consigue alcanzar su sueño, ser aceptado por todos y ser reconocido como el señor del desorden.
Ahora bien, lo que vemos como una historia ficticia, no se encuentra muy lejos de la realidad. Concretamente este caso lo podemos trasladar al aula de un colegio. Pero atención, no es una película para niños, en cambio, sí es recomendada para maestros ya que nos ayuda a tener una visión diferente de la educación.
Como maestros, debemos ir más allá de las actitudes de los alumnos. Todo comportamiento va ligado a una causa. Un niño que se ríe de los demás o incluso es agresivo, puede ser debido a varias razones. Por ejemplo, basándonos en la película, un niño que en casa no tiene una situación de estabilidad, no se siente querido, tiene una familia desestructurada o ha sufrido algún trauma, lo manifestará en su actitud. El niño en clase intentará llamar la atención para sentirse querido o destacar en un entorno fuera de casa.
Como maestros, debemos ir más allá de las actitudes de los alumnos. Todo comportamiento va ligado a una causa
Por tanto, pasa lo mismo que en la película, una persona humillada y rechazada por los demás decide acudir a la violencia para ser respetada. Sin embargo, todos sabemos que este no es el mejor remedio.
Un niño no matará a nadie, pero su comportamiento será de superioridad ante los demás, y en el fondo, está ocultando todo lo que sufre, es decir, forma su propio caparazón.
Como maestros debemos tener en cuenta estos tipos de comportamientos y tratarlos. Seguramente, un niño en esas condiciones necesita amor y cariño, que le comprendan. Debemos proporcionarle confianza para que consiga mostrar sus sentimientos y problemas. No basta un simple castigo.
Es muy importante que ante un comportamiento que nos impacte, intentemos siempre conocer a esa persona, porque a pesar de todo, todos somos iguales ante la educación, y necesitamos cariño y respeto.
IRENE ARRUFAT BAENA