María Méndez, de Prácticas en el Colegio CEU San Pablo
¿Cómo nos expresamos? ¿Cómo hacemos saber a los demás nuestro estado de ánimo? ¿Cómo podemos percibir lo que siente la gente que nos rodea? Son preguntas que todavía me hago a mis 21 años. Y también me pregunto: ¿qué mejor lugar para responder a estas preguntas que en un colegio?
Mi nombre es María, y desde hace dos meses estoy realizando mis prácticas de Educación Primaria en el Colegio CEU San Pablo de Alfara del Patriarca, en una clase de 3º de Educación Primaria. Durante mi estancia, he podido descubrir la aplicación de una metodología de trabajo desconocida para mí: las unidades de indagación. Estas unidades de indagación consisten en desgranar un tema central a través de diferentes líneas de investigación: se pregunta a los niños para conocer sus intereses e inquietudes, a través de actividades que desarrollen el tema de forma constructiva, pero, sobre todo, acciones que permitan el trabajo de todas las facetas del alumnado, desde la cognitiva pasando por la física, socioafectiva y o las habilidades de comunicación.
Este mes, el tema de la unidad de indagación es “¿Cómo nos expresamos?”, el cual se ha enfocado desde una clara vertiente artística, pero también emocional. El primer día, la tutora lanzó la primera gran pregunta al grupo: ¿qué influye en nuestras emociones? Desde acciones, palabras, hasta colores y olores, las respuestas fueron de lo más variado. Juntos descubrimos que nuestro alrededor influye en nuestro estado de ánimo más de lo que creemos. Y, lo que es más importante, que nosotros jugamos un papel muy significativo en cómo se sienten los demás.
Desde ese primer día, el corcho de la clase comenzó a llenarse poco a poco de valiosas aportaciones: experiencias de los niños en las que hubieran pasado miedo o se hubieran sentido alegres, rabiosos, tristes, etc. Cada pedazo de papel es un pedazo de historia, un niño plasmando su mundo interior en unas cuantas líneas. Otro día reflexionaron sobre el poder de la música para despertar todo un torrente de emociones: euforia, melancolía, tristeza, alegría y, por supuesto, unas ganas terribles de bailar.
Lo último que hemos trabajado es algo fundamental para su desarrollo personal en una comunidad: la empatía y la diferencia entre lo que nos apetece y lo que es correcto. Los niños se pusieron a prueba en equipos con situaciones tipo en las que puede haber conflicto de intereses: por ejemplo, cuando un amigo nos empuja a hacer algo que no queremos y que puede dañar a otra persona, cómo reaccionamos cuando encontramos un objeto que codiciamos, pero que no es nuestro, o una situación en la que eludimos por los pelos un castigo que merecemos… ¿Qué harían ellos en estos casos?
Personalmente, estoy disfrutando mucho de esta unidad de indagación: He podido ver cómo muchos alumnos descubren el mundo de las emociones con una nueva perspectiva. Además, he observado cómo son capaces de animar a otro compañero que se siente triste y de acompañar o ayudar a quien lo necesita, ya que ahora son conscientes de cómo su comportamiento puede tener un efecto positivo sobre las personas que les rodean. Es importante que no olvidemos que educar es, precisamente, ayudarles a sacar la mejor versión de sí mismos… Niños que harán lo mismo con la gente de su entorno, personas emocionales y emocionantes.
Enlaces de interés:
Web del centro: http://www.colegioceuvalencia.es/index.php
Sobre la educación por proyectos: http://www.colegioceuvalencia.es/innovacion-pedagogica/educacion-proyectos.php
Es una importante actividad, sobre todo, en mi opinión, la última: reforzar la empatía y aprender a escoger adecuadamente entre lo que a uno le apetece y lo que debe hacer. Les felicito por el gran trabajo educativo y social que llevan a cabo y agradezco que comparta sus experiencias.