Se abre una nueva vía de tratamiento para el Síndrome de Marfan. Este síndrome que causa problemas cardiovasculares debido a que este afecta al tejido conjuntivo.

Tradicionalmente, ha sido comúnmente tratado siempre con Atenolol, un fármaco empleado en el uso de enfermedades cardiovasculares al tratarse de un betabloqueante. Sin embargo, un ensayo clínico reciente del 2018 publicado en la revista “Journal of the American College of Cardiology” revela que otro medicamento, el Losartan, cuyo efecto es el antagonismo de los receptores de angiotensina, es igualmente efectivo para el tratamiento de la patología. En concreto ambos fármacos buscan servir de tratamiento de la dilatación aortica, principal amenaza de los pacientes que sufren el citado síndrome.
Pero… y ¿Cúales son las pros y contras de tratarnos con uno u otro medicamento?
Atendiendo a los datos facilitados por la AEMPS, podemos encontrar las siguientes diferencias:
- Ambos fármacos describen un número reducido de efectos secundarios, pero dentro de los mismos observamos como el Losartan es notablemente mas seguro, destacando como más frecuentes la anemia o la hipotensión. En cambio, el atenolol presenta una elevada incidencia en trastornos gastrointestinales, dolor de manos, bradicardia y elevado cansancio.
- Respecto a la dosis necesaria, esta dependerá de cada paso, pero lo más habitual en ambos casos es un tratamiento con 50-100mg diarios.
- Referido al coste del fármaco, el Atenolol es más económico ya que 30 comprimidos de 50mg tienen un precio de 2.5€, frente a los 8.34€ que supone la dispensación de 28 comprimidos de 100mg de Losartan.

En conclusión, respecto a que tratamiento es más adecuado y por ende debería ser el estándar, encontramos como ambos son igual de validos atendiendo a los datos ofrecidos por el estudio, en el que se afirma ser igual de efectivos frente a los efectos del Síndrome de Marfan y tras el análisis de las ventajas y desventajas citadas con anterioridad, no se puede definir ningún patrón a seguir. Es por esto que el tratamiento deberá ser escogido por el facultativo atendiendo a las necesidades específicas de cada paciente según él crea que va a resultar en un mayor beneficio.
Autores: Javier Valero Ochando, Rocio Mormeneo Oliveros