La alumna María Vela comenta la conferencia impartida en nuestra universidad por Mariano Durán sobre «Retos de la abogacía»

 

Por María Vela Juan:

«Hoy nos ha visitado el abogado Mariano Durán Lalaguna para impartir una conferencia sobre los nuevos retos a los que se enfrenta la abogacía. El llamado “tsunami de la abogacía” anuncia la transformación de la profesión de la mano de las nuevas tecnologías, ante lo cual los alumnos de derecho y futuros profesionales nos preparamos para asumir las novedades desde nuestra formación universitaria.

 

Mariano Durán Lalaguna es abogado especialista en Derecho Privado. Es colegiado ejerciente del Ilustre Colegio de Abogados de Valencia desde 1984 y desarrolla su actividad laboral en la especialidad de Derecho Societario. En 1991 creó Durán Lalaguna, Abogados, y tiene despachos asociados en Bilbao, Sevilla, Madrid y París. Su despacho ha sido incluido en The Legal 500, el directorio de abogados que recoge, por selección, los mejores despachos de Europa (desde 2007 hasta la actualidad). En su trayectoria profesional ha destacado también, entre otras cosas, por haber sido Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Valencia y haber sido nombrado Best Lawyer en tres ediciones (2014, 2015 y 2016).

 

Partiendo de su experiencia como abogado, hemos podido conocer los retos a los que se enfrenta la abogacía no solo en el ámbito nacional, sino desde una perspectiva global. Para los próximos cinco años, se prevé una profunda transformación del sector conocida como el “tsunami de la abogacía”. Los nuevos desafíos giran en torno a tres impulsos: el cambio en la regulación de la profesiones jurídicas; la introducción de las nuevas tecnologías; y un escenario de competencia sin concesiones.

 

De entre las tres, el cambio de paradigma lo lideran las nuevas tecnologías. La utilización del blockchain, de los contratos estándar inteligentes y de las big data entra de lleno en el día a día de los juristas. A modo de ejemplo, los contratos inteligentes se basan en la ejecución automática, de forma que, ante un incumplimiento contractual, los propios algoritmos del contrato ejecutan automáticamente la respuesta jurídica, determinando así cuál de las dos partes debe restituir a la otra, o bien entregar la cosa o pagar el precio. Sin duda, una nueva realidad que está a punto de llegar a nuestro país tal y como anuncian ya firmas como Deloitte, PwC o KPMG.

 

Las big data, por su parte, suponen la necesidad de implementar nuevas aplicaciones informáticas y plataformas para poder adaptarse al análisis masivo de datos que cada día inunda más nuestra profesión. Se plantean así dudas respecto de la supervivencia en el mercado legal de despachos individuales o pequeños, que deben competir en un mundo que cada día exige más especialización. Nos lanzamos ahora a un mundo laboral en el que no solamente es necesario el conocimiento del derecho sustantivo, sino que cada vez resulta más importante la formación en marketing jurídico y en nuevas áreas, como la biotecnología o incluso la protección jurídica del diseño y la moda.

 

El impulso regulatorio está indudablemente influido por las nuevas herramientas tecnológicas, como Watson Analytics, una plataforma tecnológica en la nube que ayuda a la exploración y el análisis de datos, mediante un sistema avanzado de visualización y predicción analítica.

 

La automatización e incluso robotización de nuestra profesión ya es una realidad en muchos países, como Reino Unido o EEUU, en los que los servicios legales son desempeñados por personas que no han estudiado Derecho, los conocidos como “paralegals”, de forma que ahora muchas firmas buscan expertos en búsqueda de información y documentación, y no abogados o graduados en Derecho. La regulación de nuestra profesión avanza hacia la liberalización de la abogacía, lo que ya ha ocurrido en algunos países de nuestro entorno. En Reino Unido, por ejemplo, ha desaparecido el turno de oficio, y se prevé que en España vaya a ocurrir en un mismo sentido. Todo apunta a que en un futuro ya no será necesario ser miembro de un Colegio para poder ejercer la abogacía. El cambio de paradigma también está afectando a los despachos, que ahora toman forma de sociedades, captan fondos de fondos de inversión, o salen a bolsa, lo cual preocupa en la medida en que se pueda ver comprometida la independencia de nuestro oficio. Igualmente, son cada día más numerosas las empresas especializadas en soporte a la litigación.

 

¿Cómo afrontar este nuevo escenario? La especialización, la apuesta por la calidad, formación y reciclaje de abogados son clave para diferenciarse en este mercado en el que es necesario aportar valor añadido al cliente, fundamentalmente, a través de la confianza, un valor que escapa de las automatización y la robótica.

 

Finalmente, se habla de una competencia sin concesiones, una cuestión de gran actualidad desde que hemos conocido que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia ha sancionado con 1,455 millones de euros a nueve Colegios de Abogados por realizar una recomendación colectiva de precios en las demandas masivas que se dieron por la salida a Bolsa de Bankia. Hasta ahora, los despachos en España habían tendido a operar en un entorno de competencia más o menos controlada, con conocimiento de los competidores. Frente a ello, no se puede olvidar que la Ley de Defensa de la Competencia vela por la protección de la libre concurrencia y afecta a todo operador en el mercado, incluidos los abogados, que sin duda están vinculados por la obligación de competir en la dinámica del mercado sin posibilidad de llevar a cabo prácticas restrictivas de la competencia.

 

En suma, tal y como ha indicado Mariano Durán, debemos afrontar los nuevos retos de la abogacía como oportunidades. Los abogados siempre serán necesarios y, ahora más que nunca, debemos afrontar estos desafíos como ocasiones para esforzarnos por obtener una formación de calidad, así como mayor experiencia y práctica hacia la especialización y el valor añadido.»

 

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