Brexit, y el fracaso del proyecto europeo

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El viernes 19 de enero el Gobierno británico aprobó con la Comisión europea un paquete de medidas especiales para Reino Unido ante su posible salida de la Unión Europea. El primer Ministro David Cameron jugaba con grandes bazas a su favor. Por un lado, en caso de la negativa comunitaria haría campaña a favor el Brexit, salida de Reino Unido de la Unión. En caso de ser así estaría casi asegurada la salida. Pero en caso afirmativo y, el que al final se ha dado, es que se le han concedido “privilegios” a Reino Unido para que así el Primer Ministro pueda hacer campaña en favor de mantenerse en la Unión. Este acuerdo que han firmado ambos se le dan una serie de ventajas económicas, soberanas y sociales a Reino Unido para así hacerles más atractivo el proyecto común a los ciudadanos británicos. Dejando claramente a un lado de las mentiras y desvaríos de lo que es la política en general, habría de ser mirado con lupa dado que como siempre todos mienten y usted pierde. Entre estos privilegios concedidos a los ciudadanos británicos se encuentra la discriminación a los ciudadanos residentes en UK para cobrar según los estándares de vida del país procedente. Esto provoca una clara fuga de cerebros comunitarios a otro lugar donde puedan ejercerlo, Reino Unido parece que no ve los beneficios de la inmigración y quizás vuelva a ser «la enferma de Europa». También habría que repasar cómo pretender favorecer esta vez a los bancos para que gasten y gasten sin ningún control en Europa con respecto al país anglosajón, aunque tampoco variaría mucho de la situación actual.

Los euroescépticos en Reino Unido cada vez van sumando mayores adeptos y no es algo de lo que extrañarnos y está a la orden del día en los Estados europeos. La crisis europea acompañada con la crisis generalizada ha hecho que muchos ingleses, aún sin compartir muchos proyectos europeos, hacen que se cuestionen si de verdad beneficia estar en la Unión Europea. Uno de los mayores reclamos es la más que evidente burocratización y control sobre los mercados internos que están ejerciendo Bruselas sobre los países comunitarios. Políticas agrarias totalmente disfuncionales que crean verdaderos excedentes así como una enorme improductividad entre los agricultores, la política de comercio interno que, aún sin afectarles de pleno ha hecho que Reino Unido tenga algo de repulsa hacia la UE, las economías de otros países comunitarios que no se han comprometido en nada y han hecho que los contribuyentes ingleses paguen el pato. Sin embargo no todo es rosas para Reino Unido, sus políticas migratorias son muy cuestionables. Además, en este paquete de medidas que se ha aprobado autoriza a Reino Unido a dar un trato especial a los británicos sobre los inmigrantes de los países comunitarios, que no son tal, según los acuerdos de libre circulación de personas, todos son ciudadanos europeos. La postura liberal sobre este asunto es totalmente tajante. La defensa de la libre circulación ha de ser de mercancías, de capitales y de personas. Esta última es restringida enormemente por Reino Unido por lo que no podemos ignorarlo por tanto se debería atacar esta postura con rigor y dando a entender los beneficios de la inmigración.

Las consecuencias económicas del posible Grexit son muy perjudiciales, sobre todo para la Unión europea y pondrían en cuestión el llamado “proyecto común”. Por un lado, la economía británica pesa un total de 15,5% del PIB europeo. Esto provoca que sea el tercer país, aún con las políticas especiales que tiene, que más contribuye a la Unión europea. También, la “city” londinense es el principal mercado de divisas en el mundo entero, es la capital de las finanzas mundiales. Por tanto poner a Reino Unido fuera del marco de Europa supondrá una enorme cantidad de activos financieros, servicios e industria que será extraído del marco europeo. Contando con la situación de los países de la periferia europea no parece que quitarlo del marco económico sea una gran baza.

Sin embargo también tenemos una serie de problemas para Reino Unido, salir de la Unión hará que su mercado de servicios se vea enormemente gravado por los aranceles comerciales, aunque en la OCDE la industria está levemente gravada por los impuestos, no lo está así el sector primario o el de servicios. Esto último es en lo que se especializa en los últimos años Reino Unido como ya hemos indicado. También la potencia industrial de Reino Unido se vería inclinado hacia abajo debido al abandono de los socios europeos. Vemos entonces que la política económica de la Unión europea, observando la más que ténue recuperación económica vuelve a pender de un hilo. Esta posible salida de Reino Unido de Europa hará que las inversiones sobre ésta caigan en picado, además de la acompañada bajada de las bolsas en el mundo no ayudará en nada este suceso. La prima de inversión de la Unión en general se dispararía al ver que el proyecto se va resquebrajando poco a poco. Esto no ayudaría nada a países como Portugal, Grecia o Italia con primas de riesgo tan variables.

La solución para Europa pasa por replantearse las políticas económicas. El engendro burocrático que se ha convertido Bruselas ha hecho que la economía que se confeccionó para ser una economía de libre comercio entre países (el mejor remedio contra las Guerras) se ha convertido en un absurdo mecanismo ultraregulado en el que debemos achacar gran parte de las culpas de la crisis de Deuda y moneda que hemos atravesado. No es de extrañar que debido a tantas regulaciones inflacionistas y regulatoria que ha surgido en Europa y también por desgracia en EEUU aparezcan los de siempre. Aquellos que se aprovechan de la situación con consignas fáciles para tomar el poder y restringir nuestras libertades. Europa ha de ir con cuidado, una vez más, ante los diferentes partidos que surgen tanto en Norte, Sur y Oeste del Viejo Continente. No repitamos los errores del pasado. Ante esto mi recomendación es doble en lo que atañe a España: En caso de que Bruselas siga en sus trece y decida seguir interviniendo los mercados financieros y la moneda, así como las leyes de control de los sectores, la solución sería salir del proyecto político de la Unión y manteniendo los tratados de libre circulación de personas, capitales y mercancías, pero fuera de estos controles económicos a los que está sometido los países comunitarios. En caso contrario y si Bruselas consigue comprender su error y desregula la economía comunitaria el proyecto podría seguir y conseguir lo que ha ido consiguiendo estos últimos años. Una Europa libre, desregulada sin fronteras en ningún mercado. Hagan libre la circulación total de mercancías, capitales y personas.

Fuente de la imagen: http://i.telegraph.co.uk/multimedia/archive/02866/eurozone_2866349b.jpg

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