Hay dos factores esenciales que se suelen descuidar a la hora de prepararnos para los exámenes: la alimentación y el sueño. Una mala gestión de estos elementos puede afectar negativamente a nuestro rendimiento intelectual.

La alimentación

Dado que nuestro cerebro consume una gran cantidad de energía, procedente principalmente de la glucosa, generalmente caemos en la tentación de que debemos comer más en período de exámenes. No es cuestión de comer más sino de comer mejor de manera el que nuestro metabolismo no se vea alterado. Para ello debes tener en cuenta varios factores:

1. Desayuno. Generalmente desayunamos poco y mal. Debemos hacer un buen acopio de energía al comenzar la jornada. Su composición debe ser variada y si es posible que aporte proteínas, vitaminas, hidratos de carbono y bastante líquido.
2. Número de comidas. Es preferible hacer más comidas pero menos copiosas. Si hemos desayunado bien podemos hacer una pequeña ingesta de nutrientes a mitad de mañana y así hacer la comida del mediodía más ligera, sobre todo si tenemos los exámenes por la tarde. Evitaremos digestiones pesadas y somnolencias.
3. Calidad de las comidas. Deben ser variadas. No abuses de hidratos de carbono e incrementa la ingesta de proteínas. Nunca debes saciarte en exceso, es preferible que te quedes con algo de apetito. Si aumentas los aportes de fibra te sentirás saciado antes. Tenemos un modelo ideal a seguir: la dieta mediterránea.
4. Hidratación. Es muy importante aportar a nuestro cuerpo  una gran cantidad de líquidos (no es preciso que sea solo agua pero cuidado con aportar demasiado azúcar extra con los refrescos).
5. Cafeína y bebidas energéticas. Estas sustancias te pueden dar una sensación de euforia y energía extra pero después del pico de subida pueden producir bajadas bruscas de capacidad física e intelectual.

Si detectas que tu alimentación no es la más adecuada aprovecha este tiempo para reconducirla y mejorarla todo el año, no solo en período de exámenes. Te puede ayudar el siguiente vídeo de CEU MEDIA

Un consejo: Aprovecha los momentos de comida para desconectar, hablar con los amigos, comentar la última película que viste o fantasear sobre tus próximas vacaciones. De esta manera la comida será también un momento de descanso físico y mental.

El descanso

Para que nuestro cuerpo esté en condiciones de prestar atención en una prueba intelectual necesita estar descansado y libre de tensión. El período de exámenes es ya de por sí una causa para que nos cueste conciliar el sueño. Si a esto añadimos la sensación de que dormir nos quita horas de estudio, estamos en peligro de no descansar lo suficiente pudiendo caer en una verdadera crisis por agotamiento.

Lo primero que debes  hacer para poder dormir bien es organizar tus tiempos: de estudio, trabajo, desplazamiento, comida y también de sueño.  Recuerda que las horas de estudio en tiempo de sueño no son tan efectivas pudiendo llegar a a ser contraproducentes.

Lo ideal es dormir 8 horas (nunca menos de 6). Si te cuesta dormir no recurras a la química. Es preferible dedicar algún momento del día a hacer deporte de manera que nos acostemos cansados físicamente y no solo mentalmente. Pero nunca hagas ejercicio justo antes de acostarte, podría tener el efecto contrario y la inquietud no te dejaría conciliar el sueño.

Por último no olvides que estos dos factores, comida y descanso, están íntimamente relacionados y pueden alterarse mutuamente si no los cuidamos. Las digestiones pesadas pueden provocar tiempos de somnolencia que afectarán a nuestra capacidad de atención en una prueba y, en sentido contrario, la falta de sueño puede alterar nuestro apetito de manera que nos veamos incapaces de comer todos los nutrientes que necesitamos para estar en condiciones de hacer un buen examen.

Para saber más:

• Sagrario Martín-Aragón: «Nutrición en época de exámenes«