EPO: historia de la citoquina de alta competición

Miquel Salazar Sedó nos cuenta la historia de la eritropoyetina (EPO) desde la primera transfusión de sangre para tratar la anemia de un paciente realizada en 1667, por el médico francés Jean-Baptiste Denis, en colaboración con el cirujano Paul Emmerez, realizada usándose sangre de cordero.

Se considera el verdadero descubridor de la EPO al médico danés Allan Jacob Erslev  que publica en 1953 diversos artículos científicos demostrando la capacidad de la EPO de aumentar la producción de glóbulos rojos y el hematocrito.

A pesar de la importante aplicación terapéutica de la EPO en pacientes anémicos debido a una enfermedad renal, esta citoquina es aún más conocida en el ámbito del deporte de alta competición por haber sido utilizada en los últimos años como sustancia dopante con fines fraudulentos. Ya en las Olimpiadas de la Antigua Grecia, durante los siglos VIII-IV a.C., los atletas consumían dietas especiales y fórmulas estimulantes para aumentar su potencia. A finales del siglo XIX muchos ciclistas y otros atletas de deportes de resistencia usaban sustancias como la estricnina, cafeína, cocaína y alcohol con fines dopantes.

En 1928 la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) se convierte en la primera federación deportiva en prohibir el doping. En 1966 la Unión Ciclista Internacional (UCI) y la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) introducen los test antidopaje en sus campeonatos mundiales y un año después, en 1967, se instituye la Comisión Médica del Comité Olímpico Internacional (COI), que publica la primera lista de sustancias prohibidas. Los primeros test antidopaje en unos Juegos Olímpicos se aplicaron en 1968 en México y en los de invierno de Grenoble.

En 1986 el COI prohibe el doping sanguíneo y en 1990, en pleno apogeo de la EPO, la Comisión Médica del COI añade la rhEPO a la lista de sustancias prohibidas en el deporte. Sin embargo, el dopaje con esta sustancia aún quedó impune unos 10 años más hasta que el primer test antidopaje de detección de la EPO es aprobado por la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) e implementado por primera vez en los Juegos Olímpicos de Sydney del año 2000. Este test utiliza una muestra de sangre para hacer un screening o cribado y una muestra de orina para confirmar la presencia de EPO, aunque en 2003 un estudio independiente demuestra que el test de orina es el único método directo científicamente validado para la detección de la rhEPO.

Si queréis saber más sobre la EPO y el dopaje no dejéis de leer las historias de los medicamentos que están escribiendo nuestros alumnos de farmacia en la revista digital el farmacéutico joven

 

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