25 años diseñando

25 años, y parece que fue ayer. Suena a tópico, y quizás lo sea. Porque en realidad, cuantas cosas en estos 25 años.

25 años de trabajo, de ilusiones, de esfuerzo, de logros, de amistad, de alegrías, de tristezas, de vida, de DISEÑO….

Gracias a un pequeño grupo de personas del CEU que decidieron impulsar, potenciar y respaldar una formación no reconocida en este país, y desconocida, y por tanto, incomprensible para la gran mayoría. Gracias a ellos.

Parece que fue ayer, pero aún recuerdo ese espacio en Barón de Cárcer, dónde un grupo de 25 jóvenes decidieron estudiar Diseño Industrial. 25 jóvenes que tuvieron que explicar en casa a qué querían dedicarse…, y prometo que no era nada fácil. Y desde entonces hasta hoy.

Aún recuerdo cuando nos trasladamos de ese espacio acotado y privado, al gran Seminario, donde aparecimos como esos “raros” cargados de carpetas enormes, tubos que contenían documentos misteriosos, maderas, cartones, pinturas…y que organizaban extrañas actividades tanto en el parking como en los sótanos donde nos alojábamos. Éramos especiales, diferentes, ya por entonces.

Y de repente, nuestra Escuela, aquel edificio nos trasladó a la Bauhaus, a un espacio de experimentación y compañerismo, a un espacio de diseño y para el diseño, que respiraba actividad, que respiraba familiaridad, que respiraba ilusión y entusiasmo.

Es curioso, han pasado los años, y siento lo mismo en ese espacio. A pesar de las carencias y limitaciones que, por supuesto, también han ido aflorando.

Éramos pocos en aquel momento para aquel gran edificio, deben de ser los años, o el número de habitantes, pero ahora lo veo más pequeño.

Las escaleras también eran entonces punto de reunión y de conversación y, fundamentalmente, testigo. Testigo de vidas, historias, aprendizaje, risas y llantos; subir y bajar continuo de ilusiones y expectativas; siempre viva.

Las personas hemos cambiado, hemos ido y venido, hemos hecho bienvenidas y despedidas, algunas muy dolorosas, pero el espíritu de su creación se mantiene presente. La Escuela mantiene su entidad familiar, su proximidad, su compañerismo.

Por aquel entonces ocupábamos un pequeño número de aulas, incluso cambiábamos de una a otra para determinadas actividades, las aulas no eran de los grupos eran de los profesores, cada una de ellas acogía el saber de su ocupante. Incluso se podía fumar en clase.

Debo decir, que en esta afirmación no existe ni un ápice de nostalgia. Tan sólo es una constatación de cómo las cosas han ido transformándose, ni a mejor ni a peor, tan sólo son diferentes. Es como valorar si era mejor estudiar 5 años un título que ni siquiera era universitario, o estudiar un título de homologable en Europa. Lo dicho, ni mejor ni peor, tan sólo diferente.

Pues sí, 25 años diseñando. Y con tan sólo hacer un mínimo esfuerzo, y recordar tantos rostros, tantas vidas, tantos nombres, darnos cuenta de que en la Escuela ha nacido el Diseño, el DISEÑO en mayúsculas, que invade nuestro entorno.

De hecho, a través de esta reflexión, observo que aquellos que configuran nuestro entorno gráfico, que crean los objetos que nos rodean, que ofrecen diferentes lenguajes y propuestas, son fruto de estos 25 años.

Y reflexionando de nuevo, buscando un nombre, ese nombre que represente en esencia el valor fundamental del diseño, encuentro uno, indiscutible. La propia Escuela.

La Escuela en toda su historia, es el mejor diseñador que conozco. Ha sabido generar conceptos únicos, ha sabido generar proyectos excepcionales, los diseñadores, y como no, ha sabido convertirlos en profesionales. Hacerlos visibles, situarlos en el mapa. Y como todo buen diseñador, desde el anonimato, sin grandes título y firmas.

25 años diseñando diseñadores. Los mejores diseñadores

continuará….Libro 25 años

 

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