El pasado mes de junio tuvimos una visita muy especial en nuestro hospital. Se trataba de Ebonjii, una hembra adulta de babuino procedente del Bioparc de Valencia que acudía a nosotros por una fractura de fémur. No estamos acostumbrados a este tipo de animales, pues la mayoría de lo que tratamos son perros y gatos, así que imaginaros cuán era la expectación cuando nos dieron el aviso.
Los babuinos son primates de tamaño medio a grande, cuadrúpedos, de hábitos terrestres y dieta omnívora. Tienen una cabeza larga y fina, mandíbula con largos caninos y manos con pulgar oponible y gran maniobrabilidad. La sensación de cogerle la manita peluda, casi humana, no se puede describir con palabras.
Lo más importante cuando tratamos con este tipo de animales es el manejo, ya que aunque vivan en estado de cautividad suelen mostrar bastante agresividad, y más si se trata de una situación estresante, como es la de sacarlos de su entorno.
Así pues, primero procedimos a una sedación profunda dentro de su transportín. Una vez dormida, le realizamos las radiografías pertinentes para caracterizar la fractura y terminamos de anestesiarla para poder operarle y resolver la fractura mediante la colocación de una placa. El manejo anestésico y quirúrgico es parecido al que hacemos con perros y gatos, con el hándicap de que la dosificación de fármacos debe ser más cuidadosa debido a la falta de estudios en esta especie. En el facebook de la Sociedad Española de Anestesia y Analgesia Veterinaria SEAAV, explicamos con más detalles el proceso de la anestesia. La cirugía transcurrió sin incidentes y dos horas después, Ebonjii estaba camino de vuelta al Bioparc. Pero todavía no estaba todo hecho, pues aún quedaba el postoperatorio.
Este tipo de fracturas, resueltas mediante la colocación de una placa, requieren de un reposo absoluto los primeros días después de la operación para evitar complicaciones, lo que os podéis figurar, es bastante complicado en este tipo de animales salvajes. Por desgracia, la placa se rompió y nuestra mona tuvo que ser reintervenida para la colocación de una nueva placa. Esta vez sí, todo fue bien y actualmente desarrolla su vida con total normalidad.
Aunque estos casos son raros, Ebonjii no es la única sorpresa que nos ha dado el Bioparc en este último año, pues antes de ella hemos podido tratar a un zorro orejudo, un lémur y un oricteropo (os seguiremos informando…). Quisiera resaltar desde aquí la excelente labor que realizan los veterinarios y cuidadores del Bioparc y agradecerles la oportunidad que nos han brindado de colaborar con ellos y poder tratar con animales tan excepcionales como éstos.