Tengo un perro con diabetes, ¿es grave?

La diabetes mellitus es una enfermedad endocrina que se caracteriza por el aumento de glucosa en sangre. Puede aparecer tanto en el perro como en el gato siendo más frecuente en perras a partir de los 7 años.

Tipos de diabetes

En veterinaria existen dos tipos:

Diabetes tipo I.
La primera está provocada por una deficiencia en la síntesis de Insulina secundaria a la destrucción de las células β pancreáticas.

Diabetes tipo II.

La segunda se debe a una resistencia de los tejidos a la misma; existiendo una serie de factores de riesgo: enfermedades endocrinas concomitantes (síndrome de Cushing o hipotiroidismo), infecciones bacterianas, administración de fármacos (ciclosporina, glucocorticoides…) y la obesidad. También está descrita la diabetes gestacional y la asociada al diestro.

¿Cómo se diagnostica la diabetes mellitus?

El diagnóstico se realiza mediante una buena anamnesis e historia clínica, un examen físico minucioso y la realización de pruebas complementarias.

Los perros con diabetes mellitus se caracterizan por cumplir con las “4P”:

  • polidipsia (ingieren mayor cantidad de agua)
  • poliuria (orinan más)
  • pérdida de peso
  • polifagia (apetito incrementado).

Ante la sospecha de diabetes mellitus se debe realizar una analítica de sangre completa. El hallazgo más común es un aumento de glucosa, en ayunas, por encima de los 200 mg/dl. La medición de fructosamina sérica es también muy útil pues es una proteína sérica glicosidada cuya concentración elevada indica una hiperglucemia persistente durante las 2 semanas previas al análisis. Además, es frecuente observar elevaciones del colesterol, de los triglicéridos y de las enzimas hepáticas debido a la metabolización de los lípidos en el hígado secundaria a la falta de glucosa.

La analítica de orina también ayuda al diagnóstico pues en un paciente diabético hay glucosuria (presencia de glucosa en orina). La densidad urinaria, puede estar normal (debido a la presencia de glucosa en la orina) o disminuida por la poliuria/polidipsia. Es importante realizar un estudio del sedimento y un cultivo y antibiograma de la orina pues los pacientes diabéticos tienen predisposición a infecciones urinarias.

¿Corre peligro un perro diabético?

La complicación más grave de una diabetes mellitus es la cetoacidosis. Si aparece, el animal manifiesta anorexia, vómitos, deshidratación, debilidad, hipotermia y coma. La cetoacidosis se caracteriza por la presencia de cuerpos cetónicos en sangre y es fruto de una respuesta a la falta de glucosa, ya que el organismo obtiene la energía que necesita de los cuerpos cetónicos producidos por el hígado tras la lipolisis de los ácidos grasos.

¿La diabetes canina tiene tratamiento?

En el caso de la diabetes mellitus tipo I el tratamiento consiste en administrar insulina exógena. Existen varios tipos de insulina en el mercado, siendo una de las más utilizadas la conocida con el nombre de Caninsulin®. En el tratamiento de la diabetes mellitus el papel del propietario es fundamental pues, además de administrar la insulina vía subcutánea en el domicilio, debe estar muy atento a la aparición de complicaciones asociadas a la terapia; la más importante la hipoglucemia.

Figura 1: Vial de Caninsulin® y jeringuilla para su aplicación subcutánea.

¿Puede quedarse ciego mi perro con diabetes mellitus?

Aproximadamente 8 de cada 10 perros con diabetes mellitus desarrollan cataratas (Figura 2a y2b). Estas cataratas se caracterizan por tener un desarrollo muy rápido (intumescentes) que con frecuencia se acompaña de la ruptura de la cápsula del cristalino. Este hecho da lugar a una gran inflamación intraocular (uveítis) y si no se intervienen a tiempo pueden aparecer secuelas graves que impiden la visión y que pueden provocar dolor.

El tratamiento de las cataratas, una vez se ha estabilizado el paciente de la diabetes mellitus, es quirúrgico. Consiste en realizar una facoemulsificación de la catarata y posteriormente introducir una lente artificial en el saco cristalineano.

Antes de la cirugía es imprescindible realizar un examen oftalmológico completo (Figura 3) que incluya la determinación de la lágrima, mediante el Test de Schirmer, la medición de la presión intraocular con tonometría, la realización de la tinción con fluoresceína para descartar la presencia de úlceras y la valoración del segmento anterior con la lámpara de hendidura. Con frecuencia la catarata no permite realizar correctamente el examen del fondo de ojo por lo que es necesario realizar una ecografía ocular (Figura 4) y una electrorretinografía para garantizar que la retina funciona correctamente.

Figura 4: Ecografía ocular de un paciente con cataratas. En este caso no se observa desprendimiento de retina.

DogTor presentado por : Ines Ladeuix, Laura Cantaloube, Flavie Blanchet & Hanae Lagrange.

Post supervisado por el Servicio de Oftamología del Hospital Clínico Veterinario CEU.

Bibliografía:

Behrend E., Holford A., Lathan P., Rucinsky R., Schulman R. 2018 AAHA Diabetes Management Guidelines for Dogs and Cats. J Am Anim Hosp Assoc. 2018 Jan/Feb;54(1):1-21.

Miller E.J., Brines C. M. Canine Diabetes Mellitus Associate Ocular Disease. Top Companion Anim Med. 2018 Mar; 33(1): 29-34.

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