El siguiente artículo publicado en la revista online El Farmacéutico joven está realizado por nuestro alumno Roberto Gimeno Hernández y en él nos cuenta la evolución de los tratamientos de la gota. La historia de la gota comenzó ya en la remota antigüedad, ejemplo de ello encontramos los aforismos en los cuales se detallan las manifestaciones de la gota escritos por Hipócrates en el siglo IV a.C. Un acontecimiento importante en la historia, el descubrimiento del microscopio por Anton Van Leeuwenhoek, tuvo relevancia en esta enfermedad pues se pudo ver el material calcáreo depositado en las articulaciones y causante de la dolencia, reconocidos hoy en día como cristales de ácido úrico. Avanzando en los años encontramos a Garrod, quien desarrolló una técnica para la determinación de ácido úrico en el suero, y en 1913 Folin y Denis inventaron una técnica precisa para la determinación de ácido úrico que ha pervivido hasta tiempos recientes.
Conocida la etiología de la enfermedad, el aumento de ácido úrico en sangre, se empezó a investigar que fármaco sería el más adecuado. Se empezó con la caronamida, pero debido a que un derivado de ella se puso entredicho para el tratamiento se llegó al descubrimiento del probenecid, el cual tenía un efecto más potente y su toxicidad era menor. Debido a su uso como tratamiento se observó que tras la normalización de la uricemia los tofos disminuían y los ataques dejaban de ocurrir. Si quieres saber más detalles y la historia y el mecanismo del probenecid solo debes leer el artículo completo.