Antieméticos para estimular la lactancia

Isabel Llorach García, Estudiante 4º Grado Farmacia de la Universidad CEU Cardenal Herrera ha publicado en el farmacéutico joven la historia del antiemético metoclopramida.

La metoclopramida es un fármaco que es patentado el 6 de abril de 1982. La molécula la obtiene Michel Thominet a partir de las ortopramidas; deriva del núcleo de la procaína y es muy próxima a la procainamida y a la cloroprocaína (antiarrítmicos), pero tiene acciones farmacodinámicas diferentes.

La metoclopramida ha despertado la curiosidad de muchos investigadores, ya que nos sorprende con acciones totalmente opuestas. Puede provocar tanto hiperkinesia como relajación; es decir, comparte un efecto parasimpaticolítico y otro morfínico.

La acción que está mejor establecida es la antiemética. El área de acción se encuentra en el suelo del cuarto ventrículo en la zona quimiosensible, en la trigger zone, que es una zona quimiorreceptora cuya activación inducida por sustancias de naturaleza química muy diversa provoca vómito. El área postrema carece de barrera hematoencefálica, por lo que sus estructuras nerviosas son fácilmente accesibles a muchos compuestos químicos que no difundirían a través de barreras lipídicas.

Hay medicamentos que ayudan a iniciar y mantener una adecuada producción láctea, los llamados galactogogos, la mayoría ejerce sus efectos farmacológicos mediante interacciones con los receptores de dopamina aumentando de esta manera el aporte de leche. Dentro de estos, la metoclopramida es el medicamento tradicionalmente recomendado por su eficacia y seguridad, con varias publicaciones que respaldan su indicación en la inducción y aumento de la producción de leche. Es un fármaco que es transferido a la leche, pero de momento las investigaciones no han señalado efectos secundarios en los lactantes cuyas madres utilizan este fármaco, ya que parece no modificar la composición de la leche materna de manera significativa. La metoclopramida colabora en el espesamiento de la leche y ayuda a reducir los síntomas del reflujo gastroesofágico en niños menores de dos años, aunque siempre se tienen que tener en cuenta los efectos secundarios.

El mayor inconveniente durante la utilización de la metoclopramida es el riesgo de trastornos extrapiramidales (síntomas parkinsonianos), sobre todo en los niños y adultos jóvenes, y posiblemente también en ancianos, en los que los efectos pueden ser mal diagnosticados como enfermedad de Parkinson. Por este motivo la AEMPS informa a los profesionales sanitarios sobre las nuevas condiciones de autorización de metoclopramida: Su uso se contraindica en niños menores de 1 año y no no se recomienda en niños y adolescentes entre 1 y 18 años.

Una recomendación más reciente es la del uso de domperidona en virtud de que no pasa la barrera hematoencefálica, se excreta menos en la leche y tiene menos efectos secundarios que la metoclopramida.

Podéis leer la historia completa en el Farmacéutico Joven y espero vuestros comentarios!!

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