Escucha, mundo: ¡Es la naturaleza!

«Shanty» es un caballo que un día cayó malherido. Su dueña lo había cuidado hasta entonces. Juntos habían participado durante años en espectáculos ecuestres en Suiza y Francia. La lesión, de forma inevitable, trajo consigo un reguero continuo de visitas a expertos veterinarios. Un proceso largo y a veces doloroso que, poco a poco, hizo cundir una duda en aquella joven: ¿cuidar o curar?

Isabelle empezó a contestarse a su propia pregunta allá en Suiza, cuando su carrera estaba aún centrada en la doma natural, la que se realiza sin silla, sin cabezada y dirigiendo al animal sólo mediante la voz o la posición del cuerpo. Hoy, aquella amazona cierra con nosotros sus estudios en Vétérinaire en apenas unos meses. Habla inglés, español, francés y alemán. Pensó en matricularse en una Escuela de Veterinaria de la parte alemana de Suiza pero lo descartó por el idioma: «Tenía mejores habilidades idiomáticas para las opciones de inglés o francés que ofrecía la CEU UCH».

Dice que le encanta tener el mar cerca –«En verano se agradece»- y reconoce que cuando llegó, aunque ya conocía algunas ciudades españolas, no había estado nunca en Valencia. Hoy, después de casi cinco años, le pedimos que la describa brevemente y lo hace así: «Es una ciudad joven, dinámica, muy histórica y también muy internacional…¡y con mar!».

¿Cuál de las experiencias vividas aquí crees que ha influido más en tu formación?

Sin dudarlo el hecho de poder trabajar en el Hospital Clínico Veterinario ha sido una de las más importantes. Allí he podido colaborar con los profesores. Son profesionales muy cercanos y eso es un plus. De ese contacto próximo han surgido proyectos fantásticos como el que me llevó al Congo para reintegrar chimpancés en su hábitat. Siguen siendo presas de cazadores furtivos y la población se está reduciendo…

Cuéntanos algo más de ese proyecto.

Fui de la mano de una profesora y de la Fundación HELP Congo. Estuvimos allí un mes. Durante las primeras semanas se trataba de familiarizarnos con los chimpancés, aprender su comportamiento, su historia en el santuario que les han habilitado. La particularidad de este santuario, formado por tres islas, es que está al aire libre, no hay jaulas. Íbamos dos veces al día con botes para alimentarlos, comprobar su estado de salud y administrar medicamentos si era necesario. Las dosis se las dábamos ocultas entre la comida.

buscaba vivir una aventura INTERNACIONAL y los estudios son una oportunidad

En plena selva del Congo ¿cómo sigues los pasos de un chimpancé?

Para ver el grado de integración con los chimpancés salvajes, a los machos les colocábamos collares que emitían radio frecuencias. De ese modo se lograban localizar cada día gracias a una antena. Caminábamos todos los días a través de la selva hasta dar con ellos. Y en varias ocasiones nos topamos con otros animales salvajes: pequeños primates, elefantes… incluso nos cruzamos con una serpiente de varios metros.

¿Qué aprendiste de ti en la selva?

Es una pregunta curiosa, pero lo mejor es que puedo contestarla. Aprendí a saber que soy capaz de vivir con lo mínimo. Mi futuro seguirá ligado a los caballos pero no quería quedarme sólo con eso. He aprendido que hay oportunidades únicas y que estoy dispuesta a aprovechar esta y las que puedan venir en el futuro.

¿Y dónde está ese futuro?

Sin duda, en Suiza. Siempre supe que quería trabajar allí, pero del mismo modo no me atraía la idea de hacer todo en mi país, estudiar y luego trabajar; buscaba vivir una aventura y creo que los estudios son una oportunidad para viajar, conocer gente, abrirte y enriquecerte de otras experiencias.

Suerte con ello, Isabelle!! Y gracias por compartir tu increíble historia con nosotros!!!

 

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