Empieza el 2015, y con él un año repleto de superproducciones de Hollywood que se proyectarán en 3D: Jurassic World, Star Wars VII, Inside out, Los Vengadores 2, Tomorrowland o el final de “Los juegos del hambre” son los títulos más llamativos de una extensa lista de estrenos que nos invitarán a ponernos las gafas para disfrutar de un espectáculo aún más extraordinario. No en vano, de manera consecutiva desde 2009 hasta hoy, la película más taquillera de cada año a nivel mundial ha sido un estreno en 3D. Sin embargo, no todo el mundo puede disfrutar de esta increíble tecnología al no alcanzar una visión binocular perfecta.
Recordemos que la visión binocular se produce cuando los dos ojos, separados entre ellos unos centímetros, miran a un objeto desde dos ángulos diferentes, de modo que obtendremos dos visiones similares de él. El cerebro se encarga de integrar las imágenes para dotarlas de profundidad. La ilusión tridimensional en el cine consiste en crear ante una imagen plana una percepción de profundidad que puede simularse mostrando dos fotogramas que representen dos perspectivas de la misma escena con una mínima desviación entre sí, la necesaria para adecuarla a la perspectiva natural que recibiríamos con nuestros ojos. En el cine actual, las gafas están polarizadas de tal manera que filtran determinadas imágenes de la proyección para cada ojo, simulando así el efecto de profundidad.
Se estima que unos 6 millones de españoles, aproximadamente el 13% de la población, podrían tener algún problema en la visión binocular que le impedirían disfrutar de una proyección 3D, siendo el estrabismo la más común de las causas. En el estrabismo, encontramos un ojo que está desviado en relación al otro, con su consiguiente dificultad para enfocar objetos y obtener una correcta sensación de la distancia a la que se encuentran. Este defecto es relativamente fácil de corregir durante la infancia mediante parches, prismas, incluso cirugía para ajustar los músculos extrínsecos del ojo. En el adulto, su corrección es más difícil.
No sólo es un problema de estrabismo. Basta con algo tan simple como una diferente agudeza visual en uno de los ojos para que el efecto 3D no se aprecie. También existen trastornos menores de la disparidad de fijación que son corregibles. La correcta graduación de las gafas de vista, la terapia visual o incluso una correcta colocación frente a la pantalla pueden hacer que estos espectadores recuperen el efecto tridimensional.
Por eso, si al ver una película 3D no consigue ver la profundidad, o siente mareos, fatiga o visión doble, es recomendable la visita a un óptico u oftalmólogo para intentar corregir la causa. Percibirá una mejora en su vida diaria debido a una mejor percepción de la profundidad, y le permitirá disfrutar de los espectaculares estrenos que tendrán lugar en 2015.
Felicidades por la manera de resaltar los problemas de visión en la población. Un modo inteligente de recordarnos la importancia de cuidar nuestros ojos, incluso si nuestra visión ya ha sufrido algún deterioro. Además de ser el lugar inicial de procesado de la visión, nuestra retina tiene una muy importante misión reguladora de los ritmos circadianos (vigilia-sueño; horarios de comida y secreciones; etc), incluso en las personas ciegas.
Los oftalmológicos tradicionales no saben que se puede corregir la ambliopía, para eso hay que buscar oftalmológicos que SEPAN de la existencia del método Bates (del Dr. William Bates)