Esta es una de las muchas familias que se ha visto obligada a abandonar su casa por la presencia de un tirano que invadió sus tierras y les forzó a desplazarse a otro poblado. La mujer estaba embarazada y dio a luz durante el trayecto.
Sólo otros pobres como ellos les ayudan.
Son habitantes de un pequeño pueblo en un remoto lugar de Oriente Próximo, del que el terror de las matanzas a niños les ha obligado a huir. Ahora, buscan refugio y un trabajo. Muchos les cerrarán sus puertas. ¿Vamos a hacerlo también nosotros? Lo haremos por el color de su piel, por su religión, por una lengua y unas costumbres que no entendemos.
Son unos más de los miles de refugiados que quieren cruzar las fronteras.
Pero me han dicho que el niño ha renunciado al resentimiento y la venganza. Incluso dice que tenemos que amar y perdonar a nuestros semejantes. Y eso que, casi seguro, algunos gobiernos, si los atrapan, procederán a la devolución en caliente.
Se llaman José, María y Jesús. Y esa historia, como en el Día de la Marmota, lleva más de 2000 años recorriendo La Tierra.
Entre todos podemos cambiar esta historia. Feliz Navidad.