El pasado 18 de abril, la Facultad de Derecho, Empresa y CC. Políticas de la Universidad Cardenal Herrera CEU organizó una Jornada de Estudio sobre derechos fundamentales y libertades públicas para conmemorar tanto el XL aniversario de la Constitución Española (1978-2018) como el LXX aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948-2018), jornada que forma parte de un ciclo conmemorativo de la Declaración de Naciones Unidas en su 70º aniversario, que la Universidad Cardenal Herrera ha programado para este año 2018, y en cuyo marco vienen realizándose desde el mes de enero diversas actividades de reflexión, capacitación y promoción de los derechos humanos.
En esta jornada del 18 de abril, coordinada por el profesor Remigio Beneyto y centrada en los derechos fundamentales en nuestra Constitución, participaron un gran número de profesores (23 en total) de la Facultad de Derecho, Empresa y CC. Políticas de la UCH CEU, tanto del Centro de Elche como de Valencia, que presentaron 20 ponencias, dedicadas al encuadre constitucional de los derechos y deberes y sus garantías, derechos civiles y políticos, derechos económicos, derechos de la comunicación y derechos sociales.
Entre los profesores participantes estuvo una de las integrantes de nuestro grupo de investigación, Elvira Alonso, en la actualidad ayudante de investigación y profesora de Historia de las Ideas y Formas Políticas Contemporáneas, que eligió como tema de su trabajo la debatida y ya clásica cuestión de la relación entre democracia y derechos, pero a la luz de interpretaciones recientes de la cuestión de la legitimidad democrática, y que presentó bajo el título “Derechos fundamentales y legitimidad democrática”.
Efectivamente, la ponencia toma como referencia la visión que de la legitimidad democrática expone el politólogo francés Pierre Rosanvallon en La legitimidad democrática: imparcialidad, reflexividad y proximidad (2008). Rosanvallon habla de una evolución de la legitimidad democrática, en las democracias surgidas con las revoluciones liberales, desde un tipo de legitimidad inicial que llama dual – al incorporar dos criterios: elecciones y la existencia de una Administración Pública que representa el interés general –, hacia un modelo de legitimidad complejo, que suma a aquellos criterios iniciales otros nuevos, que son clasificados por Rosanvallon en tres categorías, esas a las que se refiere el título de su obra: imparcialidad, reflexividad y proximidad. Un modelo de legitimidad complejo que se va desarrollando a lo largo del siglo XX ante la crisis del primer tipo, que sitúa en la década de 1980.
La visión de Rosanvallon permite presentar la idea principal del trabajo, pues pondría de manifiesto cómo los derechos fundamentales son elemento sine qua non de la legitimidad democrática. Concretamente, los derechos forman parte de la llamada por Rosanvallon “legitimidad de reflexividad”, representada de modo principal por la justicia constitucional. Y es que la idea principal del trabajo presentado es que no se puede hablar de legitimidad democrática sin referencia a los derechos fundamentales, pues solo una concepción de la democracia que incluya la garantía de estos derechos es la que de forma más plausible se corresponde con la comprensión que de la democracia occidental contemporánea se desprende tanto de las Constituciones como de la filosofía política. Aquí se habló, por una parte, del paso del “Estado legislativo” positivista al “Estado Constitucional” a mediados del siglo XX y, por otra, de la teoría de la justicia de Rawls que, ya a finales del siglo XX sitúa a los derechos fundamentales como el factor de legitimidad de la democracia occidental contemporánea.
Pero la visión de Rosanvallon resulta también interesante para la investigadora en la medida en que se hace cargo de otros factores legitimadores de las democracias de nuestros días, que tienen que ver con transformaciones más recientes de los sistemas democráticos, como la transparencia y la participación, que formarían parte de la que Rosanvallon llama “legitimidad de proximidad”.
Creo que sin dudar se puede decir que la Jornada fue un éxito, por el nivel de las intervenciones, que resultaron interesantes para compañeros y estudiantes, y porque así nos lo han hecho saber muchos de los alumnos de Derecho y Políticas presentes en la actividad.