El pasado lunes 12 de marzo compartí una actividad con estudiantes solidarios de la Facultad de Veterinaria del CEU acompañándoles a una visita gestionada por el profesor Santiago Vega, proporcionada por el Bioparc de Valencia y coordinada por Jorge Hueso como participante en la Cátedra de Solidaridad del CEU. En esta actividad, personas con discapacidad intelectual de la Residencia y Centro de día “la Casa Nostra”-AFADI, fueron acompañadas por cuidadores y estudiantes solidarios para recorrer las instalaciones del parque y disfrutar de la experiencia de ver a los animales en el maravilloso entorno que el Bioparc proporciona.
La primera sorpresa fue ver como Mati, Conrado, Mª José, Dani, Francisca y Alicia…..entre otros, recibían a los estudiantes voluntarios Jorge, Encarni, Marta y Edgar con alegría y abrazos. Estos estudiantes solidarios, participan como voluntarios en algunas de las actividades que se realizan en la Residencia como los paseos de los fines de semana, en los que simplemente empujando una silla de ruedas y conversando a través de bromas, gestos o mímica según el caso, se establece una comunicación muy especial a pesar de la discapacidad intelectual de las personas a las que acompañan.
La Residencia y Centro de Día “La Casa Nostra”-AFADI dependiente del Ayuntamiento de Valencia, atiende a 60 personas distribuidos en 5 “casas” situadas dentro de las instalaciones, que permiten que se sientan como en su hogar. Entre los objetivos de la residencia se encuentran la defensa de la dignidad y derechos de las personas con discapacidad intelectual, el apoyo a las familias para la mejora de sus condiciones de vida y la integración familiar, social y laboral, así como también el desarrollo de estrategias solidarias para la mejora de la calidad y servicios, trabajando en coordinación con la Asociación de Familiares de Discapacitados Intelectuales AFADI.
La Residencia dispone de personal cualificado y muy motivado. Antes de empezar nuestra visita al Bioparc Nines, cuidadora y formadora del centro, nos explica algunos de los talleres y actividades que se realizan y nos muestra las instalaciones.
El entorno luminoso y alegre, las aulas, el gimnasio, la consulta de odontología, la piscina, el comedor y la cocina o el taller en el que se encuentran los ninots de la Falla que están preparando, me parecen magníficos.
Por fin, llega la hora y nos disponemos a hacer la visita. En total unas 40 personas entre residentes, cuidadores y voluntarios, ya que hay que tener en cuenta que cada persona discapacitada, requiere de ayuda específica según su situación. La excitación y la alegría aumentan cuando se pone en marcha la caravana de sillas de ruedas y de personas que pueden caminar.
Durante la visita, el bullicio se calma y los animales del Bioparc pasan a tomar el protagonismo. Cada uno tiene su animal favorito. A Dani le gustan los gatos, así que el león y la fosa, son algunos de sus preferidos. María José, muy preocupada de si está suficientemente guapa, prefiere las mangostas y sin embargo, se estremece cuando ve a los suricatas tomando el sol. El gorila causa sensación y también los lémures que dormitan en los árboles o en los rincones del itinerario de Madagascar.
Tras la visita, un descanso para beber y picar algo mientras los estudiantes voluntarios entretienen a un grupo de residentes. Las expresiones de Edgar provocan que Mati se ría durante todo el descanso y que casi se atragante con las patatas fritas que devora. Marta y Encarni bailan al son que les marca María José con gestos y mímica, mientras Jorge sonríe divertido y reparte patatas fritas.
La caravana se pone en marcha de vuelta a la residencia, para comer y descansar. Francisca se acerca y me dice le ha gustado mucho la visita. Alicia me da un beso y me dice que ha sido muy bonito y que ahora quiere comer y después hacer una siesta. Todos nos dan las gracias y se despiden alegremente de nosotros mientras desaparecen por la puerta del comedor.
Me despido de los estudiantes solidarios: Jorge, Marta, Encarni y Edgar, que ya están quedando para asistir a la Cremá de la Falla en la Residencia y me marcho con un sentimiento cálido. Sé que volveré a participar en actividades de la residencia, no creo que pueda aguantarme sin volver a ver a esas personas entrañables. Como me prometió Jorge, te dan más ellos a ti de lo que tú puedas proporcionarles.