El virus del Ébola causa en el ser humano la enfermedad homónima (antes conocida como fiebre hemorrágica del Ébola). Es una enfermedad con una tasa de mortalidad muy alta que oscila entre un 59% hasta un 90%.
La detección temprana y la confirmación de los brotes de fiebre hemorrágica viral con frecuencia se ven obstaculizados por la dificultad en la obtención de muestras clínicas en los pacientes donde se sospecha la presencia del virus del Ébola y el transporte de las muestras obtenidas. En muchas zonas de África los requisitos para la obtención de las muestras de sangre o suero a menudo generan importantes retrasos en establecer el correcto diagnóstico debido a la falta de equipos disponibles de recogida de muestras, las deficiencias en la infraestructura de comunicación y transporte, la ausencia de personal sanitario debidamente capacitado y la objeción cultural a la extracción de sangre u otro tipo de extracción invasiva. Por todo ello la búsqueda de una forma de detección del virus a través de técnicas no invasivas como es la recogida de fluidos orales como es la saliva.
En un estudio realizado por investigadores suizos algunos de ellos miembros del departamento de Vigilancia y Responsabilidad de Enfermedades Contagiosas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (Formenty y cols., 2006) se pudo comprobar que a través de los fluidos orales como la saliva se puede detectar de forma fácil y temprana la presencia del virus del Ébola. Pero para que la detección sea fiable se deben realizar unas determinadas pruebas específicas como es la reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-RCP) ya que la detección de los anticuerpos no es muy efectiva en este tipo de muestra y a la de la detección del antígen tiene una fiabilidad baja pero es capaz de detectar la enfermedad.
Como una de las vías del contagio de la enfermedad es el contacto con los fluidos orales será una de las vías más fáciles y menos invasiva para la detección precoz de este virus en países con escasos recursos económicos, de los cuales siempre se origina la epidemia. Teniendo en cuenta que la detección de este virus que provoca una enfermedad con un alto índice de mortalidad es primordial, la importancia de la búsqueda de nuevas vías de detección rápida y fácil es alta.
La saliva y la boca una vez más ayudan a diagnosticar enfermedades sea con la aparición de lesiones orales, como en otras enfermedades virales (SIDA…), o a través de la detección del virus mediante análisis específicos.
