«Quiero ser el tipo que esté ahí, en el primer escalón de una emergencia»

La de Martin – estudiante de Dinamarca en el primer curso de Medicine– es la historia de una promesa del piano que quiere «ensuciarse las manos» y la de un accidente de tráfico que lo cambió todo. De origen survietnamita y con un sentido del humor exquisito, trabajó como voluntario de la Cruz Roja en su país durante dos años. La experiencia confirmó en él aquella decisión tomada en un instante de tiempo que, aún hoy y años después, puede situarse sobre el plano de su vida con la precisión que da saber el lugar, la hora y el minuto exacto en que sucedió.

Nos encontramos con muchos alumnos que nos cuentan cómo se fue abriendo paso su vocación médica, por tradición familiar, por inquietudes…en tu caso, esa vocación tiene fecha de nacimiento.

Mi futuro estaba ligado a la música, era pianista y aspiraba a convertirme en profesional. Interpretaba piezas de Chopin, Debussy, componía arreglos y participaba en concursos. Un día mi padre y yo sufrimos un accidente. Fue grave. Él tuvo un colapso pulmonar y de hecho estuvo cerca de morir. Después de llamar a la ambulancia, mientras esperábamos, me di cuenta de que no podía hacer nada por él y me sentí muy mal.

En medio de una situación tan dura, ¿recuerdas lo que pasaba por tu mente? 

Perfectamente. Recuerdo que pensé: «No quiero ser el tipo que no puede hacer nada, quiero ser el que puede hacer algo por salvar una vida». Mi visión del futuro cambió por completo; no tengo familiares en el mundo de la medicina pero decidí abrirme camino para ser el tipo que esté ahí en momentos parecidos al que yo viví. Estar para ayudar, para salvar a la gente.

«Tengo muchas ganas de utilizar el área de simulación y los laboratorios. ¡Son unas instalaciones fantásticas!»

Vas a darle un uso muy distinto a las mismas manos que antes se paseaban por el teclado de tu piano.

Es verdad que quizás me falte algo de pulso para ser cirujano, pero con mis manos puedo ayudar a gente que esté en un situación de emergencia. Mi sueño es trabajar en emergencias, estar ahí donde te necesitan en un momento crítico y difícil. Quiero pisar la calle y ensuciarme las manos, estar en primera linea de acción, ayudar en ese primer paso de la atención a un herido.

Las prácticas serán un primer test de actividad que esperarás ansioso, ¿no es así?

La verdad es que no veo el momento en que lleguen. Será después de Navidad cuando empecemos y ya durante todo el siguiente trimestre. Tengo muchas ganas de utilizar el área de simulación hospitalaria y los laboratorios. ¡Son unas instalaciones fantásticas!

¿Qué te parece en general el sistema de formación, la atención de los profesores y la dinámica de las clases?

Lo que más destacaría es la proximidad. En mi país, los alumnos están tomando notas durante toda la clase, copiando apuntes, sólo al final pueden hacer preguntas. Aquí puedes solventar las dudas durante la propia clase y es algo muy enriquecedor. Los profesores muestran una atención que es especial para cada uno y, al mismo tiempo, para todos. También ayuda el hecho de que sean clases reducidas, con pocos alumnos, nada que ver con los grandes auditorios de algunas facultades de Dinamarca.

Conocías España como turista, pero lanzarse a vivir una aventura vital como esta es algo radicalmente distinto, ¿Cómo te ha ayudado la universidad en ese proceso?

Nunca sentí miedo a vivir esta experiencia personal y formativa. Es cierto que el papeleo puede llegar a hacerse pesado, pero el trabajo de International Student Services es magnífico. Contar con un intermediario que te ayude en ese papeleo, que ponga facilidades en los primeros días a tu llegada con servicios como la recogida en el aeropuerto o la tarjeta de transporte, facilita mucho las cosas.

Estás como alumno en el curso gratuito de español que ofrece la universidad,¿progresando en tus habilidades en nuestro idioma?

Poco a poco, todavía nivel A. Es extraño, porque cuando estuve aquí como turista no vi mucha gente hablando inglés, sin embargo al empezar con las clases fue un alivio comprobar que podía hablar en inglés con todo el mundo, con compañeros alemanes, españoles y americanos…¡podía hacer amigos de nuevo! Y además, algún día podré hacer un «tour de casas» realmente interesante por distintos países.

¿Qué composición sonaría al piano como banda sonora de esta experiencia en nuestra universidad?

Elegiría la pieza que toqué en el último concurso en el que participé: un Nocturno de Chopin Op. 27 No.1. Es una pieza romántica que se inicia con un ritmo muy lento, es simple; ese arranque más pausado sería el que coincide con la llegada a un nuevo país, a una nueva universidad; a mitad de la pieza el ritmo crece y se hace mucho más vivo, sería la parte en la que conoces gente nueva, haces cosas con amigos…el final quizás es más depresivo: ¡es cuando te enteras de que ya están ahí los exámenes finales!


¡Gracias por compartir tu experiencia y tus sueños con nosotros, Martín!

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