La enterocolitis necrotizante (ECN) es la urgencia vital gastrointestinal más frecuente en las unidades de cuidados intensivos neonatales. Se trata de una enfermedad inflamatoria aguda del intestino estrechamente ligada a la prematuridad, que aparece particularmente en aquellos recién nacidos prematuros menores a 32 semanas de edad gestacional y/o con un peso al nacer inferior a 1500g. Clínicamente, se sospecha en aquellos prematuros que presentan hinchazón abdominal y mala tolerancia al alimento por vía oral, pudiendo acompañarse de sangre en heces. Su mortalidad puede alcanzar cifras de hasta el 30% en los casos severos (Figura 1). Su tratamiento incluye reposo gastrointestinal, nutrición por vía intravenosa y antibióticos de amplio espectro.
Aunque los mecanismos conducentes a la ECN no son del todo conocidos, parece que podría deberse a alteraciones en la composición de la flora bacteriana (microbiota) del intestino inmaduro del recién nacido prematuro, originando secundariamente una reacción inflamatoria. Es por ello que el uso de probióticos (microorganismos con capacidades beneficiosas para el huésped cuando se administran en cantidades correctas por vía oral) se plantea como una opción terapéutica frente a la ECN.
Determinar la eficacia de los probióticos para la prevención de la ECN ha sido, precisamente, el tema de trabajo escogido por nuestra alumna María Concepción Corell, recién graduada en Medicine, para su trabajo final de grado (Determining the efficacy of probiotics for the prevention of necrotising enterocolitis in preterm neonates). Mediante una revisión sistemática de ensayos clínicos aleatorizados y estudios observacionales realizados en prematuros menores a 37 semanas y a 2500 gramos de peso al nacer, y publicados en los últimos 10 años en las bases de datos PubMed, Ebsco Host y Web of Science, se encontraron 11 estudios que comparaban la incidencia de NEC entre pacientes a quienes se administró probiótico frente a placebo o ningún tratamiento. Un 50% de los estudios reveló una reducción de la incidencia de NEC tras administrar probiótico en comparación con placebo o ausencia de tratamiento, lo que no descarta la posibilidad de un beneficio de los probióticos como profilaxis frente a NEC, aunque aboga por la necesidad de realizar más estudios con criterios homogéneos en cuanto a tipo de muestra y selección de probiótico. Los mayores beneficios se obtuvieron con el uso de probióticos resultantes de la combinación de diversas cepas de bacterias, y en aquellos que incluían especies del género Lactobacillus (Figura 2).