Hola a todos, mi nombre es Patricio y estudio cuarto en el Grado de Fisioterapia de la CEU-UCH y nunca he vivido fuera de Valencia. Decidí irme fuera de España 4 meses con los objetivos de mejorar el inglés, conocer a gente de todo el mundo, ver cómo funciona la fisioterapia en otros países y saber que puedo vivir independiente.
Buscando destinos con mi coordinador surgió la idea de irme a la capital de Lituania, Vilnius, y no me costó mucho decidirme. Era el primero en ir al Vilnius College, quien me asignó tres destinos de prácticas, dos de ellos muy importantes en el país. El sistema de estudio es diferente al español, ellos tienen en el caso de fisioterapia, la posibilidad de estudiar en el College donde son tres años de carrera con más horas prácticas que teóricas o en la Universidad, donde son cuatro años con más teoría que prácticas.
Mi primer destino fue en una pequeña ciudad repleta de balnearios, Birstonas. Aquí tuve la suerte de estar en el “Egles Sanatorija”, donde me ofrecieron una habitación en el propio balneario e incluso me dejaron ir por las tardes a disfrutar de las instalaciones. La ciudad era muy tranquila a la orilla del río Nemunas, un ambiente perfecto para ir de relax.
Los fines de semana de iba con un amigo a Kaunas, que estaba a unos kilómetros y podía disfrutar con mucha más gente del ambiente nocturno de la ciudad con otros españoles, franceses, italianos, turcos y lituanos. Nunca voy a olvidar esos findes, ni siquiera a las estudiantes de medicina que vinieron un día a hacerme una visita a Birstonas. Se quedaron con ganas de más, porque a las 16:30 ya estaba prácticamente de noche y no pude enseñarles todo.
«Vilnius no tiene desperdicio, es acogedora y te sorprende lo bonita que es.»
Mis mañanas en el balneario se resumían en hacer tratamientos en el gimnasio con diferentes pacientes (paraplejía, Párkinson, contractura en el Aquiles, patologías de hombro…), luego iba a piscina a hacer trabajo con pacientes sanos tipo aquagym para que hicieran deporte en agua y luego me iba a la sala de electroterapia donde había un amplio repertorio de máquinas. De vez en cuando me iba a otras salas con máquinas innovadoras, pero la que más me llamó la atención fue una que te analizaba la fuerza de la musculatura abdominal y lumbar.
Allí pasé muy buenos ratos con los compañeros jugando al pin-pon después de comer y celebrando fiestas por diversos motivos, la cosa era estar todos y divertirnos juntos. Fueron muy atentos conmigo y estaré eternamente agradecido con ellos. En mi último día les cociné un par de platos de tortilla de patatas y ellos me sorprendieron con la presencia de todos y con unos regalos para que yo tampoco les olvidara. Mi estancia aquí, aunque relajante entre semana y bastante activa en los findes, no pudo ser mejor.
Mi segundo destino ya estaba en la capital. Empecé el 5 de noviembre y tuve la gran fortuna de conocer a mi gran compañero de prácticas con el que compartí las mejores experiencias que estaban por llegar. Se llama Andrew y es de Malta, habla tanto el inglés como el maltés nativo, por lo tanto, me vino genial estar con él para mejorar mi inglés. Allí era mi máximo apoyo y juntos visitamos Vilnius, Riga, Tallín, Trakai, Klaipeda, Kiev y Chernobil, y nos quedaron otros destinos por visitar, si no fuera porque el tiempo no daba a más.
«he cumplido mis objetivos: mejorar mi inglés y hacer amigos de medio mundo»
El sitio estaba en medio de un bosque y al lado de un río, lo que hacía un ambiente fabuloso. Andrew y yo conocimos a otros estudiantes de prácticas en este sitio llamado Valakipiu. Con estas personas nos lo pasábamos genial en los descansos e incluso algún día nos fuimos a esquiar juntos. Hablábamos todos los días con ellos y llegamos a formar muy buena amistad.
Por las mañanas cada uno tenía a sus pacientes en la clínica, en mi caso tenía prótesis de rodilla, de cadera, amputaciones y patologías de hombro, e incluso iba a piscina con los pacientes. Todos no evolucionaban igual de bien, pero gracias a la ayuda del resto de profesionales estas personas, o la mayoría, volvían a su vida diaria con normalidad. Las tardes ya eras diferentes, las solía pasar con Andrew y de vez en cuando íbamos también con dos de Jaén o incluso uno de Benetúser. Íbamos a nuestro pub favorito, Mr. Pub, a jugar a juegos de mesa y a hablar, otras veces hacíamos turismo por la ciudad, nos íbamos a algún centro comercial, a patinar sobre hielo, actividades en grupo con otros erasmus, entre otras. Vilnius no tiene desperdicio, es acogedora y te sorprende lo bonita que es.
En Valakupiu estuvimos poco más de un mes y ya nos tocaba marchar a nuestro último rotatorio. Éste era un hospital pediátrico, Vaiku Ligonine. Es una pasada, es un complejo de hospitales que todos en conjunto eran más grandes que el nuevo hospital La Fe. No sabía cómo iba a ir pediatría, pero me lo pasé genial. Tuve pacientes menores de edad de todas las edades, con los que disfrutaba durante el tratamiento, o como prefiero decirlo, disfrutaba jugando con ellos. Incluso jugábamos en piscina aprendiendo a ser físicamente activos desde bien pequeños.
Nuestra supervisora Vaiva era muy atenta, nos explicaba qué tenían los niños, los tratamientos que suelen hacerles, los objetivos de cada uno y si tenía alguna duda me lo explicaba las veces que hiciera falta. Por las tardes seguía yendo con Andrew y con quien se uniera sin importar el país de procedencia. Recuerdo un día que Andrew se fue a Kaunas a ver un partido de baloncesto del Zargiris Kaunas contra el Vilnius Rytas y a la semana siguiente nos fuimos con el chico de Benetúser a ver un partido del Rytas en Eurocup. Fue un gran espectáculo, aunque no fuera el Zalgiris.
Andrew y yo formamos una muy grande amistad, llegó a conocer a mis padres y a mi novia, así que es parte de la familia. El único problema que le vimos a la estancia es que uno de los dos terminaba antes que el otro, pero la ventaja de todo es que aún tenemos muchos viajes pendientes, como mínimo a mí me queda Malta y a él Valencia.
Yo no estuve en la residencia con otros estudiantes, sino que me fui a un piso. La situación no es exactamente la misma pero siempre conoces a muy buena gente estés donde estés y sales con la misma gente, eso ya depende de cómo quieras vivir.
El erasmus me ha brindado la gran oportunidad de cumplir mis objetivos, he conocido a muchísimas personas de muchos países, he aprendido, he reído y por seguro que aún me quedan muchos viajes por hacer con la gente que conocí en este período. Hasta ahora ha sido lo mejor que he podido hacer y se lo recomiendo a todos los estudiantes.
Eres un crack Patricio. Estas experiencias serán inolvidables para tí y son de un valor incalculable. Me alegro que lo hayas disfrutado a lo grande.
Un abrazo