Escrito por Lucía Gutiérrez
El Palacio de Colomina acogió el pasado 25 de noviembre el Seminario La Crisis Parlamento. Organizado por los profesores de la CEU UCH Hugo Aznar, Marta Pérez y Blanca Nicasio, contó con la presencia de Manuel Martínez Sospedra, catedrático de Derecho Constitucional de la CEU UCH y Anabel Díez, Periodista de información política de EL PAÍS y Presidenta de la Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP), y fue moderado por Joaquín Marco, Letrado en Les Corts Valencianes.
“Lo que voy a decir no es ni alegre, ni optimista. En teoría en el sistema institucional existente, el parlamento es el órgano central, pero en la práctica eso no es así”. Con estas palabras inició Sospedra su intervención, a lo largo de la cual describió las funciones que tiene el parlamento y los problemas que atraviesan cada una de ellas.
Cuatro fueron las labores que identificó el catedrático de Derecho Constitucional que deben ocupar y preocupar al poder legislativo: la regulación del sistema de elección, la configuración del sistema de partidos, las reglas de ordenación y funcionamiento del propio parlamento y los sistemas de comunicación.
Ahondó especialmente en lo relacionado a la ordenación y el funcionamiento tanto del parlamento y sus debates, como de los grupos parlamentarios. Para el catedrático, parte de la crisis que atraviesa la institución radica en el “sistema completamente absurdo” en el que nos encontramos, con turnos alternativos a favor o en contra, “hasta que se dé el tema por suficientemente debatido, o nadie pide la palabra”. Y del que culpa al reglamento del Congreso de 1982, que “favorece sin duda a los Gobiernos, cuando el parlamento debería ser el órgano fundamental de la oposición”.
En su turno, Díez coincidió con los males señalados por Sospredra, extendiéndolos también a la democracia en su conjunto. La periodista, que ha desarrollado prácticamente toda su carrera profesional en los pasillos del Congreso y del Senado, criticó duramente los niveles de polarización y crispación vividos en los plenos de las cámaras en las últimas semanas.
A su parecer, algunos diputados desde la tribuna de oradores, que merece “el máximo de los respetos”, han traspasado líneas que nada tienen que ver con la libertad de expresión. Diez aseguró que estamos en un momento en el que se hace imprescindible poner un “orden democrático, para acabar con la vejación, el insulto y la mentira”. Y señaló la responsabilidad de los partidos políticos, “tienen que poner de su parte para que estos incidentes no se repitan”.
La periodista también hizo autocrítica, “asumo que los medios de comunicación tenemos parte de culpa, pero no podemos seguir dejándonos llevar. No todas las ideas son respetables, ni se puede confundir la libertad de expresión con la vejación del contrincante”.
A su juicio el periodismo parlamentario atraviesa la misma crisis que el periodismo en general. Fruto de la polarización y extremismo político instalado en la sociedad y por la necesidad que tienen algunas empresas periodísticas de buscar tráfico “a costa de lo que sea”. En muchas ocasiones, “a costa del rigor o la verdad, con exageraciones que rozan el amarillismo”, lamentó.
No obstante, también reivindicó la labor de muchos de sus compañeros, “gracias al esfuerzo sobreviven algunas dosis de buen periodismo dentro del Congreso y el Senado. Hay que luchar contra muchos elementos, pero se puede encontrar buena información sobre lo que allí ocurre y que afecta a muchísima gente”.
Preguntada por la importancia de las asociaciones de periodistas y su poco conocimiento entre los estudiantes de periodismo, la presidenta de la APP respondió, “los periodistas nos hemos equivocados al pensar, que, a pesar de trabajar de forma individual, somos una profesión liberada, como puede serlo un arquitecto que trabaja por su cuenta. Deberíamos tener más conciencia de colectivo y de defensa de los derechos comunes. Creo que corresponde a los jóvenes, que quizá vayan a tener más problemas de los que tuvimos nosotros, empezar tomarse enserio la defensa de sus intereses y derechos dejando a un lado el individualismo. Yo confío, no solo en que las nuevas generaciones contribuyan al crecimiento del asociacionismo, sino en que se animen a estar presentes también en las cúpulas dirigentes”.
Esta actividad se enmarca en los proyectos de investigación del Grupo Delibecracia AICO/2021/212 de la Generalitat Valencia y el Proyecto de I+D+i Ética y Autorregulación de la Comunicación Social: Análisis de contenido de los Códigos Éticos de 2ª Generación y elaboración de Protocolos y Guías para su implementación (PID2021-124969NB-I00).