«No hay nada como una taza de café para estimular las células del cerebro».

«No hay nada como una taza de café para estimular las células del cerebro»The adventure of the three Garridebs». Relato de Sherlock Holmes escrito en 1924 por Arthur Conan Doyle.

Científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN)tras estudiar a 19.888 voluntarios graduados universitarios de toda España con un seguimiento de 10 años  han encontrado una relación lineal inversa entre el consumo de café y la mortalidad por todas las causas especialmente en personas mayores de 54 años.

La investigación recientemente publicadaAm J Clin Nutr. 2018 Nov 1;108(5):1113-1120. doi: 10.1093/ajcn/nqy198.)constató que, con paridad en factores relevantes como la edad, beber  café  a diario  se asocia significativamente a una menor mortalidad. El efecto se observó con todas las variedades de café tanto como  cafeína como  descafeinado independientemente de ser  soluble o  de máquina.

La ingesta de dicha bebida se valoró mediante un cuestionario semi-cuantitativo de frecuencia de consumo de alimentos validado.  Muy interesante es el hecho que los beneficios parecen incluso aumentar  en consumos que podrían considerarse elevados entre 4-6 tazas de café al día .

La pregunta clave sería cual es el componente que puede otorgarle estas propiedades. Para los expertos, los beneficios no dependen probablemente de  un solo componente, ya que el café “es una mezcla compleja de sustancias y entre ellas muchas tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias y parece lógico pensar que actúen en sinergia”.

Grandes personajes de la historia han sido amantes y grandes consumidores de café como  Honoré de Balzac,Marcel Proust,Voltaire y Kierkegaart. E incluso esta bebida estimulante ha  inspirado a músicos como Johan Sebastian Bach que en 1723 compuso «la cantata del café«.

También encontramos escenas inolvidables de películas o libros entorno al café .

«El coronel destapó el tarro del café y comprobó que no había más de una cucharadita. Retiró la olla del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra, y con un cuchillo raspó el interior del tarro sobre la olla hasta cuando se desprendieron las últimas raspaduras del polvo de café revueltas con óxido de lata». «El coronel no tiene quien le escriba» (1961) Gabriel García Márquez.

«El café no terminó de hacerse: se salió de los bordes, salpicó a todo el mundo, estropeó la valiosa alfombra y manchó el vestido de la baronesa, pero cumplió su objetivo: armar alboroto y suscitar risas».«Anna Karénina» (1875), León Tolstói.

 Les  recomiendo siguiendo el ejemplo de estos brillantes personajes incluir esta magnifica bebida entre los pequeños placeres de cada día.

 

 

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